la palabra del día

* The preview only display some random pages of manuals. You can download full content via the form below.

The preview is being generated... Please wait a moment!
  • Submitted by:
  • File size: 1019.4 KB
  • File type: application/pdf
  • Words: 39,378
  • Pages: 86
Report / DMCA this file Add to bookmark

Description

Bibliografía de «La palabra del día» 

Academia Nacional de Letras del Uruguay Mil palabras del español del Uruguay



Ayto, John Dictionary of Word Origins (Arcade)



Brandão, Junio Dicionário Mítico-Etimológico Ed. Vozes - Rio de Janeiro (en portugués)



Bueno, Marcio A origem curiosa das palavras José Olympio Editora - 2003



Buitrago, Alberto – Torijano, J. Agustín Diccionario del origen de las palabras Espasa Calpe, 1998



G.S. Cansdale Animales y hombres (Aymá, Barcelona 1954)



Chantrell, Glynnis The Oxford Dictionary of Word Histories Oxford University Press



Corominas, Joan Breve diccionario etimológico de la lengua castellana.



Corominas, Joan y Pascual, José Antonio Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico



Core Dale Inventing English



Corripio, Fernando Diccionario de ideas afines



Da Cunha, Antonio Geraldo Dicionário etimológico da língua portuguesa.



Da Silva, Deonísio De onde vêm as palavras. Mandarim, Rio de Janeiro



De Lucio, Felipe Origen de las palabras y las frases. DE S.R.L - Lima, 1983



Diccionario Latino-Español Español-Latino Vox



Encyclopaedia Britannica



Enciclopédia Mirador Río de Janeiro



Enciclopedia Encarta en Español Microsoft



Frago Gracia, Juan Antonio Historia del español de América Microsoft



Funk, James Earl 2107 Curious Word Origins, Sayings & Expressions Galahad Books



Funk, Wilfred Word Origins - An Exploration and History of Words and Language Wings Books



Gobello, José Nuevo diccionario lunfardo



Tresidder, Jack O Grande Livro dos Símbolos - Ediouro - Río de Janeiro, 2003



Grimal, Pierre Dicionário da Mitologia Grega e Romana E. Bertrand Brasil - Rio de Janeiro (en portugués)



Lapesa, Rafael Historia del idioma español Gredos



Lázaro Carreter, Fernando El dardo en la palabra



Lion, H.R. Dicionário da Idade Média



Moliner, María Diccionario del español actual Gredos



Navarro, Fernando Parentescos insólitos del lenguaje Ediciones del Prado 2001



Navarro, Fernando Parentescos insólitos del lenguaje Ediciones del Prado 2001



Partridge, Eric Origins. A short etymological Dictionary of Modern English. Greenwich House, Nueva York, 1983



Real Academia Española Diccionario de la lengua española



Real Academia Española Esbozo de una nueva gramática de la lengua española



Rónai, Paulo Dicionário universal de citações



Rónai, Paulo Não perca seu latim



Room, Adrian The fascinating origin of everyday words NTC Pub. Group 1991



Sánchez Doncel, Gregorio Diccionario de latinismos y frases latinas Ed. Noesis, Sevilla, 2003



Seco, Manuel Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española Madrid, 1998



Thames, Hudson The Middle Age - A concise Encyclopedia Traducción brasileña de 1990.



Tresidder, Jack O grande livro dos símbolos Ediouro



Vega, Vicente Diccionario de rarezas e inverosimilitudes. (Barcelona 1962)



Weatherford, Jack McIver A História do dinheiro Negocio Editora - Sao Paulo 1999



Zimmerman, Héctor Tres mil historias de frases y palabras. Buenos Aires 1999

http://www.elcastellano.org/libro.html ----------------------------------------------------------------------------------LA PALABRA DEL DÍA *** rueda *** El nombre de la rueda es probablemente tan antiguo como la propia invención que representó un avance importantísimo en la historia del hombre, aunque obviamente no con su grafía actual en español. En efecto, rueda proviene de la antigua raíz indoeuropea *ret-*, que dio lugar al latín *rota*, voz a partir de la cual se formó el vocablo castellano. La voz latina *rota* también dio lugar a una vasta familia de palabras, algunas un tanto alejadas de la denotación original, tales como ‘rotundo’ del latín *rotundo* (redondo); ‘arrodillarse’ –de *rotella* (rueda pequeña, de donde salió

‘rodilla’), y otras como ‘control’ y probablemente, ‘esdrújulo’, tratados en entradas específicas. *** gringo *** Muchas historias interesantes se han creado sobre el origen de esta palabra. Una de ellas cuenta que *gringo* habría surgido del sistema de señales de los trenes ingleses, cuando éstos fueron instalados en México, en particular, de la luz verde, que indicaba que el paso estaba abierto: **green go** (verde, ir). Sin embargo, *gringo* es una antigua palabra española. Veamos cómo la define el diccionario académico (1884): Gringo - Voz usada familiarmente. Vale tanto como griego en esta frase: hablar en gringo. Hacerlo en un lenguaje ininteligible. Antiguamente existía la costumbre de mencionar las locuciones latinas junto con su forma en griego, hasta que en cierta época la Iglesia católica determinó que la comprensión del griego no era necesaria para la erudición católica. A partir de ese momento, fue considerado un idioma extraño y, como tal, se convirtió en símbolo de cualquier habla incomprensible. En el diccionario de Esteban de Terreros (1765-83) se explica que «gringos llaman en Málaga a los extranjeros, que tienen cierta especie de acento, que los priva de una locución fácil y natural castellana, y en Madrid dan el mismo nombre con particularidad a los irlandeses». En América el vocablo se popularizó con variantes: en México es usado casi exclusivamente para referirse a los estadounidenses; en la Argentina se aplicó en la primera mitad del siglo xx a los italianos, aunque actualmente se tiende a usarlo para denominar también a los norteamericanos. Según Corominas, la alteración fonética de ‘griego’ a ‘gringo’ se habría procesado en dos tiempos: primero, de *griego* a *grigo*, una reducción normal en castellano y más tarde, de *grigo* a *gringo*. *** Babia, estar en *** Babia es el nombre de una comarca agrícola poco conocida, situada en las montañas de la actual provincia española de León, dotada de importantes obras de irrigación y alejada de las grandes ciudades. León fue uno de los reinos más antiguos de la Península, anterior incluso al de de Castilla que sólo se independizó de León en el siglo XI, por lo que en el himno leonés se afirma que el reino “tuvo 24 reyes antes que Castilla leyes”. Sin embargo, dos siglos más tarde, durante el reinado de Fernando III de León, ambos reinos se unieron nuevamente bajo la denominación de Castilla y León. En la Edad Media, Babia era una comarca de caza abundante, de modo que los reyes la eligieron como lugar de descanso donde solían refugiarse para verse libres de las intrigas palaciegas. Por esa razón, solía ocurrir con cierta frecuencia que los monarcas fueran buscados por algún súbdito para resolver algún problema urgente y la respuesta fuera invariablemente: “el rey está en Babia”. La expresión *estar en Babia* se tornó popular y se incorporó al patrimonio de

la lengua para denominar una actitud desentendida, distraída o de falta de interés ante algún problema apremiante. *** milonga *** Es sabido que la música popular rioplatense suele expresar quejas, lamentos, sufrimientos, penas de amor y de nostalgia. Tal vez esto pueda explicar el nombre de la *milonga*, uno de los ritmos típicos rioplatenses, que fue tomado del vocablo africano *milonga*, que en la lengua quimbundo, traída a América por los esclavos, significaba ‘queja’, ‘lamento’, ‘calumnia’ o ‘demanda’. Se cree que la milonga, como el tango, se deriva en última instancia de ritmos africanos que llegaron a América en boca de los esclavos. *** lechuga *** ¿Alguna vez se le ocurrió que la palabra *lechuga* pudiera tener algo que ver con *leche*? ¿No? Sin embargo, algunos tipos de lechuga segregan un líquido blanco, lechoso, que es el que dio nombre a esta planta en latín: *lactuca*. Este nombre pasó al francés como *laitue* y al inglés, inicialmente como *letuse* y luego en la forma actual *lettuce*. La palabra se registra en español como *lechuga* desde 1400. El fragmento siguiente fue extraído de un Tratado de agricultura del año 1504, firmado por Gabriel Alonso de Herrera: ...aquella pelotilla con más estiércol de aquello y la ponen en tierra bien estercolada y la simiente del rábano cresce hacia baxo como suele y la lechuga hacia riba y terná en sí algo del sabor de las otras plantas o simientes. *** músculo *** Observando el movimiento de los músculos de la parte superior de la pierna al contraerse y distenderse, los antiguos romanos lo compararon con un ratoncito que va y viene, y adoptaron para denominarlo la palabra *musculus*, diminutivo en latín de *mus* (ratón), que llegó al castellano como *músculo*. Con el tiempo, el uso de este vocablo se fue extendiendo para denominar a todos los músculos del cuerpo, mientras que para los de la parte superior de la pierna se fue reservando la palabra *muslo*, derivada del anterior. *** veredicto *** A pesar de no ser una lengua latina, el inglés incluye en su léxico incontables voces de ese origen, que fueron dejadas allí por los romanos. Y a veces ocurre que esas palabras latinas vertidas al inglés son relatinizadas y pasan a formar parte de las lenguas romances. Es el caso de *veredicto*, un vocablo formado a partir de la españolización de la palabra inglesa *verdict* (dicho verdadero). Sin embargo, es fácil percibir que el latín no estaba ausente de esa palabra inglesa, que fue tomada en la Edad

Media del francés normando *veir dit*, con el mismo significado. El *veredicto* es el fallo de un jurado, que proclama a un reo ‘inocente’ o ‘culpable’, y no debe ser confundido con la *sentencia*, que es la decisión de un juez o de un tribunal. *** penacho *** Algunas aves exhiben en la parte superior de la cabeza un vistoso conjunto de plumas, que en español se conoce como *penacho*. Por extensión se ha dado este nombre también a las plumas que sobresalen del tocado de las mujeres o de los caballos engalanados para solemnidades. La palabra llegó al español a mediados del siglo XVI, procedente del italiano *pennacchio*, que a su vez proviene del latín *penna* (pluma). En sentido figurado, se usa también para referirse al comportamiento altanero o soberbio. *** geranio *** Algunas flores de la familia de los geranios tienen un pistilo largo y delgado que parece el pico de un pájaro. Los griegos se impresionaban con esta semejanza, que en algunos casos hacía que la flor les pareciera la cabeza de una grulla, por lo que llamaron a la flor *geranion*, que era el diminutivo de *geranos* (grulla). Sin embargo, no debemos buscar esta semejanza en todos los geranios: apenas una entre las 650 variedades parece, con algo de imaginación, la cabeza de una grulla. *** ogro *** El ogro es un personaje aterrador que aparece con frecuencia en los cuentos infantiles, encarnando los miedos de los niños y estimulando su rica fantasía. No se conoce con certeza el origen de las leyendas sobre ogros, pero se cree que provienen al menos en parte de creencias nórdicas sobre seres temibles y monstruosos que se alimentaban de carne humana. El nombre del ogro llegó al castellano a través del francés *ogre*, con el mismo significado, cuando este mito adquirió fama con los cuentos de Charles Perrault. Sin embargo, *ogre* había sido usado ya en el siglo XII por el poeta y trovador Chrétien de Troyes con el significado de ‘monstruo pagano’, para adquirir su sentido actual apenas en el siglo XIV, probablemente por influjo del antiguo vocablo francés *orc*, derivado de *Orcus*, el dios latino de la Muerte. En los cuentos de Perrault, el ogro aparece en francés con el femenino *ogresse* y, en otros autores posteriores, como *ogrine*. *** brecha *** Palabra oriunda de la raíz indoeuropea *bhreg-*, de la cual se derivó *brake*,

en la lengua germánica de los francos, con el sentido de ‘rotura’ o ‘hendidura’ (en un muro). Este vocablo dio lugar al francés *brèche* y está vinculado con el verbo alemán *brechen* (romper) y con el neerlandés medieval *breke*, con el mismo significado. Además, llegó al inglés como *break* (romper), verbo del cual se derivó *broken* (fallido, insolvente, en quiebra). La forma española brecha se registra en español desde el siglo XVII, inicialmente como término militar, que habla de destruir fortificaciones, como en este trecho de La vida de Estebanillo González publicada en 1616, de autor anónonimo: «Díjole al alcalde que para el castillo y hacerle brecha había menester media docena de cañones». *** vernáculo *** Este adjetivo se aplica a la lengua o idioma de una país, en particular, del país de donde esa lengua es oriunda. Nuestro idioma sería pues la lengua vernácula de España, aunque el vocablo se puede aplicar a todos los países hispanohablantes. En la antigua Roma, los esclavos que habían nacido en la casa (*verna*) de sus amos tenían algunos privilegios que los distinguían de los demás. Eran los esclavos *verna*, en el sentido de nativos o ‘de la casa’. Vernáculo aparece registrada por primera vez en nuestra lengua en el siglo XIX y Corominas la califica como palabra ‘muy culta y poco usada’. Sin embargo, *vernacular* ya aparecía en inglés en 1601, con el mismo significado, de lengua oriunda de un país. *** brújula *** Fue una de las grandes invenciones cuya llegada a Europa al final de la Edad Media hizo posible el descubrimiento del Nuevo Mundo, así como otras hazañas de los grandes navegantes que a partir del siglo xv partieron en busca de los límites del planeta. La brújula, un instrumente consistente en una aguja imantada que se vuelve siempre hacia el Norte magnético, había sido inventada por los chinos hacia el siglo x de nuestra era y fue llevada al Viejo Continente por navegantes italianos, presumiblemente venecianos. El nombre chino del aparato se ha perdido, pues al llegar a Italia hacia el siglo XIII el sorprendente instrumento fue llamado *bùssola*, palabra tomada del latín vulgar *buxida* (cajita hecha de madera de boj), procedente a su vez del griego *pyxis, -idos*, del mismo significado. En España, la palabra italiana se deformó por influjo del castellano antiguo *buxeta* (cajita) y tomó una *r* después de la b inicial. La Real Academia registra también el verbo ‘brujulear’, cuyo signficado principal es ‘Descubrir por indicios y conjeturas algún suceso o negocio que se está tratando’.

gesto Según la primera acepción del Diccionario, gesto es un “movimiento del rostro, de las manos o de otras partes del cuerpo con que se expresan diversos afectos del ánimo”. La palabra proviene del latín gestus, participio pasivo de gerere, verbo que tenía varios significados, tales como llevar, traer, hacer, administrar. El verbo gerere dio lugar a numerosas palabras de nuestra lengua con los significados más variados. Cuando la sangre concurre en gran volumen hacia una vaso o hacia un órgano, se aplica a gerere el prefijo latino con- (juntos) y se forma la voz latina congestio, que dio lugar a congestión, palabra que hoy utilizamos también para referirnos a la concurrencia de un gran número de vehículos hacia un punto de la ciudad. Cuando llevamos los alimentos o bebidas hacia dentro del organismo, nos valemos del prefijo inpara formar ingestio, que dio lugar en nuestra lengua a ingestión. Cuando los alimentos que hemos ingerido son distribuidos hacia varias partes del organismo, aplicamos el prefijo di(s)- para formar digestio, que daría lugar en nuestra lengua a digestión. En ciertas ocasiones, podemos inducir a alguien a hacer algo; pero si no podemos o no queremos ordenar que lo haga, tal vez nos limitemos a sugerir. En este caso, aplicamos el prefijo sub- para indicar que no estamos ‘llevando’ a esa persona a hacer algo, sino apenas intentando convencerla de que lo haga. El gerundio de gerere es gerens, gerentis (el que hace, el que ejecuta), que dio lugar en castellano a gerente.

*** ruiseñor *** La avecilla canora que conocemos como ‘ruiseñor’ es una de las 304 clases de tordos que se han clasificado en el mundo, y era conocida por los latinos como *luscinius*, cuyo diminutivo era *luscíniulus*. Fue a partir de este diminutivo que se formó en la antigua lengua provenzal (occitana o lengua de Oc, hablada en el sur de Francia) el nombre *rossinhol*, para llegar al cual la 'l' inicial fue cambiada por 'r'. Al pasar al castellano, la palabra provenzal fue alterada por el pueblo, que interpretó *rossinhol* como si fuera Ruy señor (Señor Rodrigo). *** coqueluche *** Esta palabra de origen francés fue incluida en algunas ediciones del Diccionario de la Real Academia (1927, 1950, 1983, 1989), siempre marcada como galicismo, como sinónimo de tos ferina. La palabra francesa se formó a partir del bajo latín *cuculuccia*, derivado del latín *cucullus* (capucha). Antiguamente en Francia las personas enfermas de tos ferina eran obligadas a cubrirse la cabeza con una *capucha* o *caperuza*, que dio lugar al nombre francés de la enfermedad, *coqueluche*, así adoptado durante algún tiempo por el

español. Se cree que la palabra francesa haya recibido asimismo la influencia de *coq* (gallo), ya que la tos ferina era conocida también como *chant du coq* (canto del gallo) *** animal *** Del latín *animal, -alis* (que tiene alma, aire, aliento), proveniente de *anima* (alma). Fue la manera que encontraron los latinos de expresar el hecho de que los animales son seres vivos, animados. El adjetivo ‘animado’, formado a partir del participio pasivo del verbo latino *animare*, significaba, como hoy, ‘que tiene vida’. *** galio *** El galio es el metal de color gris azulado en estado sólido y plateado en estado líquido. Fue descubierto espectroscópicamente en 1875 por el químico francés Paul Lecoq de Boisbaudran, quien sólo un año más tarde logró aislarlo en estado sólido. Aunque muchos creen que Lecoq bautizó su hallazgo con ese nombre por espíritu patriótico, en homenaje al país de los galos, en realidad el descubridor quiso perpetuar su propio nombre (Lecoq significa en francés ‘el gallo’) y lo tradujo al latín *gallium*. *** peregrino *** Aparece por primera vez en nuestra lengua en los poemas de Berceo, en la primera mitad del siglo XIII para denominar a los cristianos que viajaban a Roma o a Palestina a visitar los lugares sagrados, a veces como castigo autoimpuesto para pagar determinados pecados, y otras veces para cumplir penas canónicas. De estos peregrinos surgiría posteriormente la idea de las Cruzadas, enviadas para “reconquistar” los lugares que los cristianos consideraban sagrados, y que estaban en poder de pueblos de otras religiones. El vocablo se originó en el latín, mediante la contracción de *per-* (a través) y *ager* (tierra, campo), que dieron lugar al adjetivo *pereger* (viajero) y al adverbio *peregre* (en el extranjero), que a su vez dio lugar a *peregrinus* (extranjero) y *peregrinatio* (viaje al exterior). Al mismo tiempo que se incorporaba al español como *peregrino*, *peregrinus* pasó al francés como *peligrim*, que evolucionó hacia el moderno *pélerin* y al inglés, primero como *pilegrim* y actualmente *pilgrim*. *** bagatela *** Palabra registrada por primera vez en nuestra lengua en 1615, *bagatela* proviene del italiano *bagattella* (habilidad de titiritero), derivada del bajo latín *bagatire* (decir cosas sin importancia). Algunos etimólogos creen que el origen de *bagattella* está vinculado asimismo al nombre de una antigua moneda veneciana de escaso valor que se llamó *bagattino*.

*** enfermo *** *Enfermo* es, etimológicamente, ‘aquel que no está firme’, que ‘no tiene firmeza’. En efecto, la palabra proviene del latín *infirmus*, compuesta por el prefijo privativo *in-* y el adjetivo *firmus*, o sea, ‘falta de firmeza’. *** control *** Cuando los mercaderes venecianos crearon el sistema de contabilidad por partida doble --que perdura hasta hoy-- con sus registros de debe y haber, pérdidas y ganancias, y activo y pasivo, solían utilizar dos rollos de papel: el deudor, que en el latín vulgar de la época llamaban *rotulus* (rollo de papel o de papiro) y el deudor, que llamaban *contrarotulus* (rollo de verificación). Este último nombre pasó al francés como *contrerôlle*, que más tarde daría lugar a *contrôle*, con el sentido actual de ‘inspeccionar’, ‘fiscalizar’ o ‘dominar’. *** cadmio *** El *cadmio* sólo existe en la naturaleza como componente del sulfuro de cadmio, también llamado greenockita, que es muy raro. Casi todo el cadmio industrial es obtenido como subproducto en el refinado del cinc. Los griegos ya lo conocían como mineral asociado al cinc y lo extraían de una mina situada cerca de Tebas. Por esa razón, los antiguos le dieron el nombre de kadmeia, en homenaje a Kadmos, el fundador de Tebas. Reyes Magos Primera celebración tradicional cristiana del año, la noche de Reyes es para millones de niños una ocasión de ensueño y fantasía, una noche de la que esperan despertar cubiertos de regalos, disfrutando los juguetes que anhelaron durante el año entero. En muchos países, los niños dejan por la noche sus zapatos llenos de pasto que recogieron durante el día para alimentar a los camellos en los que viajan los Reyes Magos, los mismos que hace veinte siglos llevaron oro, incienso y mirra al recién nacido niño Jesús, el hijo de María y de José, el carpintero. En Italia y en algunas regiones de Alemania es un hada o bruja buena la que en esta fecha ofrece regalos no sólo a los niños sino también a los creyentes adultos. En algunas regiones de España, unos "reyes" ataviados como los Magos de Oriente llegan a los pueblos de las regiones rurales donde son agasajados por el alcalde y el párroco y se organizan desfiles y cabalgatas que tienen lugar en medio de enorme algarabía infantil. En los ritos católico, anglicano y ortodoxo, esta fiesta se llama Epifanía y es 148 años más antigua que la propia Navidad, pues se celebró por primera vez en el año 194 de nuestra era. Además de la visita de los Magos, en esta jornada se celebra también el bautismo de Cristo por Juan el Bautista y las bodas de Caná, en las que Jesús hizo su primer milagro, según el Evangelio.

En el siglo XXI, en plena era de los shopping-centers y del intenso estímulo al consumo por parte de las empresas y los medios de comunicación, el 6 de enero se ha convertido también en un acicate a las ventas, que para buena parte del comercio funciona como una prolongación de la actividad navideña. ¿Quiénes eran estos míticos magos que hoy forman parte inseparable de la tradición cristiana? Según el evangelio de San Mateo, se trata de peregrinos orientales dotados de profundos conocimientos astronómicos que, siguiendo una estrella, llegaron hasta Judea con la intención de rendir homenaje a Jesús recién nacido. Le trajeron oro, que es un regalo que se hace a los príncipes y reyes; incienso, una sustancia usada en los altares de varias religiones; y mirra, un compuesto que se utiliza para preparar los cadáveres que van a ser embalsamados. Según las tradiciones orientales, los magos no eran apenas tres sino doce, pero acabaron por prevalecer los relatos occidentales en los que se habla de tres, posiblemente para corresponder mejor a los tres regalos traídos a Jesús. Se cree que esta tradición debe haber surgido de los relatos sobre una casta de sacerdotes persas, seguidores del profeta Zoroastro, quienes eran llamados magos, y que fueron desarrollando una religión que incluía elementos de gran prestigio en la antigüedad, como la astrología y la magia, por lo que eran reconocidos como hombres sabios, capaces de prever el futuro. En tradiciones posteriores al Evangelio, los tres magos se conviertieron en otros tantes reyes de Oriente, pero la majestad no les hizo perder sus poderes mágicos, por lo que fueron llamados Reyes Magos desde los primeros años de la Edad Media. La transformación en reyes puede haber ocurrido para cumplir la profecía que está estampada en Salmos 72,11: "Todos los reyes se postrarán ante Él". En la mayoría de los países de tradición cristiana, la llegada de los Reyes Magos señala el día en que se retiran los adornos navideños y se dan por terminadas las celebraciones iniciadas en la Navidad. En los países sajones antiguamente la fecha era ocasión de grandes celebraciones para marcar el fin de la Navidad y se horneaba una torta especial en la que se escondía un frijol, que luego sería afanosamente buscado por los comensales. El que lo hallara en su plato era nombrado "rey de los judíos" y quedaba encargado de dirigir los festejos de aquel día, que frecuentemente incluían alguna obra de teatro. Se sabe que William Shakespeare escribió su Noche de Reyes para las celebraciones del 6 de enero de 1601, por encargo de un grupo de abogados de la Corte de Londres, y que la obra fue representada en el palacio de Whitehall en presencia de la reina Isabel I. Rey proviene del latín rex, regis, del mismo significado, que también dio lugar a regio, real y a una vasta familia de palabras, así como al italiano re, al portugués rei y al francés roi. Mago procede del latín magus (mago, hechicero) y éste del griego magos. En español aparece por primera vez en los poemas de Berceo, en referencia, precisamente, a los Reyes Magos.

amnistía En la mitología griega, Mnemosine, hija de Urano y Gea, era la diosa de la memoria y madre de las nueve musas, las diosas protectoras de las artes y ciencias, puesto que los antiguos griegos consideraban la memoria como la fuente principal de la inspiración de escritores, artistas y hombres de ciencia o filósofos. El nombre de esta diosa dio lugar al surgimiento de vocablos como

‘mnemónico’ (relativo a la memoria), ‘mnemotécnico’ (técnica para facilitar la memorización) y ‘amnesia’ (olvido de todo). Pero veamos cómo Mnemosine inspiró también la palabra amnistía. Una amnistía consiste en el olvido por parte de la autoridad de los delitos cometidos, como si nunca hubieran ocurrido, de tal forma que la responsabilidad de los autores se extingue. Es una figura jurídica que modernamente se aplica con más frecuencia a los delitos políticos, como reflejo del hecho de que a veces, con los cambios de gobierno, algunos delitos dejan de ser tales y el castigo pierde sentido. La palabra griega amnestía, de la cual se derivó nuestra amnistía, se formó con el prefijo privativo a- y la raíz griega mne- derivada del indoeuropeo men- (mente, memoria, pensar, recordar). La etimología de amnistía, por tanto, es la misma de amnesia, con la diferencia semántica de que esta última palabra denota un ‘olvido generalizado’ y la amnistía, sólo el ‘olvido de los delitos cometidos’.

emancipar Esta palabra, procedente del latín emancipare, significa hoy ‘liberarse un menor de edad de la tutela de sus padres o tutores’, ‘liberarse un esclavo de la subordinación a un amo’ o ‘independizarse una colonia del yugo de una metrópoli’. En latín, mancipare era ‘entregar’, ‘pasar a otras manos’, ‘vender’, ‘deshacerse de una propiedad’. Pero también fue usado con el sentido de ‘entregarse a la embriaguez’ o ‘ser entregado a las manos del verdugo’. El vocablo cargaba consigo el matiz de ‘quedar sometido’, ‘estar en manos de otro’. Con el prefijo ex-, que antes de m pierde la x, se formó emancipare, que tiene el sentido exactamente opuesto, de ‘librarse de ataduras’. En el origen de todas estas palabras está manus (mano), que es por donde se sujeta al esclavo. Así, manumitir (liberar un esclavo), derivada de manumittere, se forma con manus y mittere (enviar lejos del amo).

*** cosaco *** Los cosacos eran pobladores nómadas de las estepas del Mar Negro y de las montañas del Cáucaso, de origen ruso o ucraniano. Algunos autores afirman que en su origen fueron siervos que en los siglos XIV y XV d. de C. que huyeron de sus amos en Moscú y fundaron comunidades rurales en las cuencas del Dniéper, del Don y del Ural. Estos grupos poseían tierras comunitarias y se gobernaban mediante asambleas populares, que eran presididas por los más ancianos. La palabra *cosaco* proviene del turco *kazak*, que significa ‘hombre o mujer libre’. *** bucólico *** bucólico Esta palabra suscita reminiscencias poéticas, debido a un género literario de poesías campestres y pastoriles fundado en el siglo I antes de nuestra era por Virgilio, y cuyo exponente más destacado en castellano es Garcilaso de la Vega.

Etimológicamente, *bucólico* significa ‘cuidador de bueyes’ o ‘pastor’. En efecto, la palabra griega *boukolikós* se formó con los sustantivos *bous* (pastor) y el verbo *kolein* (cuidar). Actualmente este vocablo es usado, además de su significado literario, para denotar todo aquello que evoca en una forma idealizada la vida campestre o pastoril. *** égida *** Los jefes guerreros de la antigua Grecia solían cubrir su cuerpo con una coraza hecha de pieles de animales con la que cubrían el pecho y los brazos, además de intimidar a sus enemigos. Con el tiempo, esta coraza se fue convirtiendo en un símbolo de poder y de autoridad, además de talismán invencible según las creencias de esa época. La mitología griega cuenta que los dioses más poderosos del Olimpo –Zeus, Apolo, Hera y Atenas– usaron este escudo. El escudo de Zeus fue confeccionado con la piel de la cabra sagrada Amaltea. Por esa razón fue llamado *aigís*, *aigidos*, palabra derivada de *aix*, *aigós* (cabra) y llegó a nosotros como *égida*, registrado por primera vez en el Diccionario de la Academia desde su edición de 1822, como escudo, protección, defensa, como vemos en este trecho de la educadora Leonor Serrano: «Vuestras hijas y discípulas deben tener, bajo la égida de la República, un porvenir más esplendoroso que el pasado y el presente del que habéis gozado o sufrido vosotras. La niña actual, la mujer de mañana, se educará, trabajará, ganará y vivirá más intensamente que vosotras». bucólico Esta palabra suscita reminiscencias poéticas debido a un género literario de poesías campestres y pastoriles iniciado en el siglo i antes de nuestra era por Virgilio, cuyo exponente más destacado en castellano es Garcilaso de la Vega. Etimológicamente, bucólico significa 'cuidador de bueyes' o 'boyero'. En efecto, la palabra griega boukolikós se derivó de boukólos, vocablo compuesto formado con bous (buey) y el verbo kolein (cuidar). Actualmente este término es usado no sólo con su significado literario, sino también para denotar todo aquello que evoca en una forma idealizada la vida campestre o pastoril.

macadán El ingeniero escocés John L McAdam concibió en la primera mitad del siglo xix un sistema para la construcción de caminos con piedra machacada y luego comprimida con un pesado rodillo. McAdam sostenía que si la tierra estaba bien drenada podría soportar carga sin límites. Este sistema se impuso en toda Europa y sólo mostró cierta debilidad cuando la tierra que estaba debajo de las carreteras de macadán no soportó los tanques y camiones pesados que recorrieron el Viejo Continente durante la I Guerra Mundial.

El sistema es utilizado hasta hoy en muchos lugares, con el nombre macadam, que llegó al español como macadán. hito Un hito es un mojón en el camino, algo que está fijado en la tierra, proviene del latín vulgar fictus, ficta, fictum (fijo). jeroglífico La escritura primitiva de los egipcios consistía en signos representativos de objetos concretos de la vida cotidiana y símbolos de sonido o ‘fonogramas’. Los ideogramas representan no solamente el objeto dibujado sino también ideas, concretas o abstractas, afines a él, mientras que el fonograma, más vinculado a la escritura actual, representa apenas un sonido. Este sistema de escritura, llamado jeroglífico, constituyó un misterio para los arqueólogos hasta que en 1799 un soldado del ejército de Napoleón descubrió una piedra con inscripción en griego y en egipcio. En 1821, el egiptólogo francés Jean-François Champollion descifró las inscripciones, abriendo así la clave para descifrar los jeroglíficos. El nombre de esta escritura, en griego hieroglyphikós, se basó en hierós (sagrado) y glyptein (grabar), o sea, ‘escritura sagrada’, porque eran los sacerdotes egipcios quienes se servían de este sistema para grabar sus textos. *** franela *** Los pueblos indoeuropeos que llegaron a Europa y la India hace 35 ó 40 siglos no conocían la escritura, pero sí la lana, que llamaron *wlan*,palabra que en Gales dio origen a *gwlan* y a *gwlanen* (paño de lana). En Inglaterra en el siglo XV este paño se llamó *flannen* y más tarde *flannel*, palabra que hacia 1650 encontramos en francés como *flanelle* y sólo en el siglo XIX en español como *franela*. A pesar del origen del vocablo, basado en la lana, la franela es un ‘tejido fino de lana o algodón, ligeramente cardeado en uno de sus lados’. comodoro Palabra de origen francés, aparece en nuestra lengua a partir del siglo xviii, siempre referida a comandantes británicos o estadounidenses, como en este texto de 1886 hallado en Bilis, de Bernard Bonafoux.

Y el Pelayo, que se evaporó ante la amenaza del comodoro Watson, precipitándose al puerto de Barcelona para servir de Montjuich a los presos. Comodoro –que fue incluida en el Diccionario académico por primera vez en 1884– proviene de la palabra francesa commandeur (comandante), que llegó al castellano a través del vocablo inglés commodore. Era un título que en la marina de guerra del algunos países se daba al capitán de navío que tuviera a su mando más de tres buques. profeta En la antigüedad clásica, los profetas eran los intérpretes de las pitonisas: sabían descifrar el sentido de sus gritos y gemidos, que expresaban en versos que contenían las profecías, expresadas en un lenguaje enigmático y ambiguo. Para los musulmanes, la palabra profeta es el epíteto que acompaña siempre el nombre de Mahoma. profeta En la antigüedad clásica, los profetas eran los intérpretes de las pitonisas: sabían descifrar el sentido de sus gritos y gemidos, que expresaban en versos que contenían las profecías, expresadas en un lenguaje enigmático y ambiguo. Para los musulmanes, la palabra *profeta* es el epíteto que acompaña siempre el nombre de Mahoma. Para ellos, al igual que para los judíos y cristianos, es el portador de un mensaje de Dios a los hombres y, como tal, tiene cosas a revelar que pueden pertenecer al futuro. Los profetas fueron desapareciendo del cristianismo hacia el siglo II de nuestra era, cuando empezó a tomar cuerpo la estructura jerárquica de la Iglesia, cerrando el camino a las expresiones individuales. La palabra proviene del latín *propheta*, tomada del griego *prophétes*, que a su vez se derivó de *prophanai* (el que habla antes, que pronostica), formada con el prefijo *pro-* (que está antes en el tiempo o en el espacio) y *phanai* (hablar, decir), proveniente del indoeuropeo *bha-* (hablar).

parangón Los alquimistas fracasaron en su investigación en pos de una fórmula que les permitiera trasmutar en oro todos los metales. Sin embargo, su trabajo permitió al hombre avanzar en el conocimiento de las sustancias preparando el terreno para el advenimiento de la Química, que llegaría en el Renacimiento. Descubrieron, por ejemplo, el secreto de la ‘piedra de toque’, utilizado hasta hoy por los joyeros. Se trata de una cierta variedad de cuarzo llamada ‘lidita’que, al ser frotada contra un objeto de oro queda con una ligera marca sobre la cual se aplican reactivos. De esta manera, el profesional logra saber si el objeto es realmente de oro y cuál es su grado de pureza. La lidita o jaspe de Egipto es usada desde muy antiguo, pero los alquimistas preferían llamarla ‘piedra de toque’ o paragón, palabra tomada del italiano ‘paragonare’ (someter el oro a la prueba de la piedra de toque). La palabra

italiana provenía del griego parakonein (aguzar, afilar, sacar punta), derivado de akoné (piedra de afilar, piedra pómez). La palabra paragón, registrada en nuestra lengua desde el siglo xvi, con el sentido de ‘comparación’, pero muy pronto el uso la fue convirtiendo en parangón, aunque el Diccionario de la Real Academia reconoce hasta hoy ambas formas incunable Se trata de un concepto acuñado por los bibliófilos para referirse a los libros impresos desde la invención de la imprenta por Gutenberg —alrededor de 1450— hasta el último día del año 1500. El primer incunable español del que hay noticia fue impreso en 1472 bajo el título Sinodal y contiene las actas de un sínodo religioso celebrado en Segovia. El Sinodal tiene 48 páginas impresas con un tipo romano y no tiene colofón. Se ha dicho de este libro que su historia es la de la Iglesia española de la Baja Edad Media. Entre los más importantes incunables de esa época se suele mencionar una Biblia, impresa en Valencia en 1478, pero no se puede ignorar la Gramática castellana (1495), de Antonio de Nebrija. Hay quien considera “incunables americanos” los libros impresos desde la aparición de la prensa en México, en 1534, hasta el último día de 1600. El nombre incunable proviene del latín clásico incunabula, que significa ‘cuna’, pero también, en sentido figurado, ‘comienzo’, ‘principio’.

paranoico La paranoia es una enfermedad mental caracterizada por delirios de persecución. Según el punto de vista del psicoanálisis, el paranoico cree ser perseguido porque atribuye a los demás ¯proyecta en ellos¯ su propia agresividad. En la esquizofrenia paranoide, el paciente suele vivir delirios en los que se ve a sí mismo como algún gran personaje histórico o recibe mensajes de alguno de esos personajes. Este delirio se llama ‘megalomanía’ o ‘manía de grandeza’. Los griegos llamaban a los enfermos mentales en general paranous, palabra formada por pará (fuera de) y nous (mente), pero en español es voz del siglo xx, utilizada con precisión para un grupo específico de dolencias mentales, con las características descritas en el párrafo anterior. La definición del Diccionario de la Academia parece, por tanto, demasiado limitada: Perturbación mental fijada en una idea o en un orden de ideas.

Veamos el siguiente texto del diario madrileño El Mundo sobre el cineasta británico Mike Leigh: Se ofende también con gran facilidad y puede llegar a mostrarse muy abrasivo sin un motivo que lo justifique. Se muestra paranoico con respecto a la prensa británica, tras haber sido atacado por varios periodistas (mujeres casi siempre), que consideran que en su obra retrata a

las mujeres de forma muy poco comprensiva, si bien es mucho más cariñoso con los periodistas extranjeros.

El texto anterior muestra la denotación más común de paranoico en el lenguaje cotidiano: alguien que se siente perseguido o atacado sin causa que lo justifique. profesor Los primeros cristianos fueron también los primeros profesores de la historia, porque ‘profesaban’ es decir, declaraban públicamente su fe, aunque pudiera costarles la vida. La palabra se formó a partir del latín profiteri del mismo significado, formada por fateri (confesar), con el prefijo pro- (delante, con el sentido de ‘delante de todos, a la vista’). A partir de cierta época, un profesor pasó a ser aquel que ‘profesaba’, o sea que declaraba públicamente que poseía conocimientos en determinada área del saber y que podía trasmitirlos.

En el diccionario de Covarrubias (1611) encontramos: Professar algun arte o ciencia, latine profiteri. Professor della, el que la sigue y professa. Pero poco más de un siglo más tarde, en el Diccionario de la Real Academia, el vocablo professor era definido como ‘El que exerce o enseña publicamente alguna facultad, arte ù doctrina’.

jardín A pesar de que no procede del latín, esta palabra ya estaba incluida en el Diccionario latino español (1495) de Antonio de Nebrija, con el significado de ‘huerta’. Jardín llegó al español en el siglo xv, como calco del francés jardin, diminutivo del francés antiguo jart (huerto), y ésta del franco gart (cercado, espacio limitado por una cerca). El vocablo alemán garten también se derivó directamente del franco, que era una lengua germánica, sin pasar por el francés que, no obstante, dio origen no sólo a nuestro jardín sino también al italiano giardino. El descubridor Cristóbal Colón, al tropezar en uno de sus viajes con un pequeño grupo de islas las bautizó como "jardín de la reina", como cuenta en este trecho de sus memorias: Determiné de seguir adelante y navegué ansí entre estas canales entre estas islas, las cuales heran más ásperas que en el jardín de la Reina, y ansí llenas de árboles verdes y hermosos, y de aves. pléyade Proviene del griego pleiás, pleiadós (navegante), proveniente de pleo (navegar). Este nombre, ‘las Pléyades’ se aplicó en español a la constelación estelar conocida también ‘las siete cabritas’, en la región del Toro en la eclíptica.

En castellano se aplicó a esa constelación desde el siglo XVI, pero en ese siglo los cenáculos literarios de Madrid recibieron la influencia de la Pléiade francesa, un conjunto de literatos brillantes encabezado por Ronsard. Desde enconces, esta metáfora se aplicó a grupos de personas que brillan, especialmente en el campo de la literatura. carnaval Es el nombre del período de tres a cinco días que, para los católicos, preceden al comienzo de la Cuaresma y, principalmente, el de la fiesta popular que se celebra en tales días, que consiste en bailes de máscaras, disfraces, comparsas y otros regocijos bulliciosos. Algunos antropólogos han dicho que el Carnaval es una fiesta de inversión social, en la que los pobres se sienten ricos y los poderosos trabajan al servicio de los habitantes de los barrios más pobres. De acuerdo con esta tesis, la inversión social funciona como una válvula de escape que alivia tensiones sociales y permite el mantenimiento del statu quo. Esto es particularmente verdadero en el Carnaval de Río de Janeiro, donde no es raro ver un empresario o un diplomático empujando un carro alegórico, desde lo alto del cual un favelado saluda majestuosamente al público, vestido de emperador romano o de dios griego. El origen de la fiesta se remonta por lo menos a las celebraciones orgiásticas del Imperio Romano en honor de Baco y de Saturno, conocidas respectivamente como bacanales y saturnalias, pero aquí nos limitamos al origen de la palabra Carnaval, que se sitúa en la Edad Media en Italia, principalmente en Roma, Venecia, Florencia, Turín y Nápoles. En español, Carnaval aparece ya en el Diccionario de Nebrija, en 1495, en el cual se define «Carnaval o carnes tollendas: carnis priuium» (privación de la carne). En cuanto al origen de la palabra, los autores coinciden en señalar la palabra italiana carnevale, que proviene del antiguo carne levare (quitar la carne) porque después del Carnaval los católicos inician el período de Cuaresma, 40 días durante los cuales no se come carne. Confirma este origen el sinónimo español carnestolendas¸ del latín tollere (abandonar). Actualmente ha quedado descartada la seudoetimología fundada en el otro sentido de la palabra levare (confortar, consolar) con base en la cual se había afirmado durante mucho tiempo que carnevale o carne levare significaba ‘confortar al cuerpo para prepararlo para la austeridad de la Cuaresma’. magnolia Es el nombre de una familia de plantas leñosas con flor, compuesta formada por unos doce géneros. Estas especies son nativas de las tres Américas, del Himalaya y del este de Asia.

Las magnolias son muy valoradas por sus colores brillantes y se las usa como plantas ornamentales en jardines y decoraciones. El nombre de la planta (y de la flor) es un homenaje al médico y botánico francés Pierre Magnol (1638-1715), que la introdujo en Europa. ojalá Esta interjección, con la que ese expresa el deseo de que ocurra algo, se expresó durante algún tiempo con la forma oxalá (la x pronunciada como la ch francesa o la sh inglesa), como vemos en este texto de 1510 de La lozana andaluza, de Francisco Delicado. .-¡Ay, pecadora de mí! ¿Quién son estos? Aquí me ternán dos horas, ya los conozco. Oxalá me muriera cuando ellos me conoçieron! ¡Beata la muerte cuando viene después de bien vivir! Aparece registrada por primera vez en nuestra lengua en el Diccionario español latino (1495) de Nebrija. Proviene del árabe wa sha Alá, que significa ‘que Dios lo quiera’. Wa es una partícula que se usa en juramentos, sha es voz del verbo ‘querer’ y Alá, como se sabe, es el nombre de Dios en árabe. Bahamas Archipiélago situado a 80 kilómetros de la costa del estado norteamericano de Florida, descubierto en el primer viaje de Cristóbal Colón. Conquistadas por los ingleses en el siglo XVII, las Bahamas se tornaron independientes en 1973. Las Islas Bahamas son conocidas como paraíso fiscal donde buscan guarida capitales fantasmas oriundos de la corrupción, de la evasión de impuestos y a veces de cosas peores, pero no son muchos los que saben que una de estas islas algún día se llamó Guanahaní, más precisamente hasta el 12 de octubre de 1492, cuando Cristóbal Colón la rebautizó como San Salvador tras desembarcar en ella poniendo el pie por primera vez en el Nuevo Mundo. A la llegada del Descubridor, las Bahamas se llamaban Lucayas, debido a la tribu de pacíficos indígenas que las habitaban, los lucayos. Según los relatos del Descubrimiento, uno de los elementos que más llamó la atención del navegante genovés en su primer viaje fue la escasa profundidad de las aguas, por lo que bautizó a las Lucayas como Islas de la Bajamar. Ambos nombres coexistieron durante casi un siglo y medio, mientras el archipiélago permaneció en manos de la Corona española, pero los ingleses codiciaban las islas, a las que querían convertir en enclave estratégico para proteger a sus colonias en la América del Norte. Finalmente, en la primera mitad del siglo XVII, los súbditos de Carlos I se apoderaron de las Islas de la Bajamar y adaptaron el nombre del archipiélago a su lengua, llamándolas Bahamas Islands. Más tarde, nosotros, los hispanohablantes, ignorando el origen del nombre lo retradujimos y hoy las llamamos Islas Bahamas. anfitrión Anfitrión fue un personaje de la mitología griega, hijo de Alceo y de Astidamia, que se casó con su prima Alcmena, hija del rey Electrión, de Micenas. Habiendo matado por error a su suegro, fue expulsado de la ciudad y, antes de consumar el matrimonio, se fue

con su esposa a Tebas, donde fue purificado por Creonte. Su esposa se negó a hacer el amor con él mientras Anfitrión no hubiera vengado a sus ocho hermanos, que habían sido asesinados por los hijos del rey de la isla de Tafos. Una vez que nuestro héroe hubo partido hacia la guerra contra Tafos, Zeus se presentó ante Alcmena asumiendo la forma del marido ausente y ordenó al sol que detuviera su curso por setenta y dos horas para permitirse una larga noche de amor con ella, quien a su vez creía estar amando a su marido. A su regreso, al enterarse de lo ocurrido por el adivino Tiresias, Anfitrión intentó quemar viva a su mujer, pero Zeus no lo permitió y el marido engañado optó por una alternativa más sosegada: vivir su postergada luna de miel con Alcmena. De tantas noches de amor, Alcmena engendró dos hijos: Herakles (o Hércules), hijo de Zeus, e Íficles, hijo de Anfitrión. El dramaturgo Plauto, en el siglo ii antes de nuestra era, y Molière, en 1668, escribieron sendas comedias en las que mostraron a Anfitrión guerreando contra sus enemigos mientras Zeus hacía el amor con su mujer. Desde entonces, se llama anfitrión a aquel que recibe invitados en su casa, aunque no necesariamente de la manera como Zeus fue recibido en la casa de nuestro personaje. El nombre de Anfitrión se compone de amphi (alrededor, en torno de) y trýein (agotar, fatigar maltratar), por lo que algunos etimólogos afirman que su nombre significa ‘el que todo destruye a su alrededor’. asesino Un fanático musulmán del siglo XI ˜hoy diríamos «integrista»˜ conocido como  «el Viejo de la Montaña», capitaneaba en Siria un pequeño ejército que utilizaba  para ejecutar cruentas venganzas políticas y someter así por terror a la región.  Para estimular aún más la crueldad de sus hombres, los obligaba a consumir  hachís ˜la droga extraída del cáñamo de la India (en árabe, hassís)˜ antes de salir  de correrías, con lo que los guerreros se tornaban más crueles y despiadados  aún. Por esa razón, los secuaces del «Viejo de la Montaña» eran llamados  hassasí, que en árabe significa «consumidor de hachís», pero la palabra no tardó  en ser usada también para designar a los matadores. El anciano líder tuvo  sucesores que continuaro! n con los mismos sangrientos métodos de  dominación, hasta que el último de ellos fue capturado y ejecutado  sumariamente por Gengis Khan. La palabra aparece usada por primera vez en  español hacia 1300, pero su escritura varió muchas veces hasta el siglo XVIII,  cuando el Diccionario de la Lengua Española le dio su forma definitiva.  Durante los cuatro siglos anteriores, se habían registrado variantes: anxixín,  assesino, asesigno, acecino, assasino y assesino. Este vocablo, que fue traído del  Cercano Oriente por los Cruzados, llegó también al francés, assassin, y al  italiano y portugués¸ assassino.  alevosía Se refiere a las precauciones especiales que toma un delincuente para cometer un delito contra otras personas sin correr riesgos. En derecho penal, la alevosía es una circunstancia agravante.

La palabra proviene del árabe hispánico al’áyb, y éste del árabe clásico áyb, que significa ‘defecto, tacha o nota de infamia’. En español se utilizó inicialmente el adjetivo aleve, pero alevoso ya figuraba en el Cantar de Mío Cid (1140), mientras que alevosía apareció en los poemas de Berceo (1230-1250). Veamos alevoso en el Cid: Martín Antolínez en pie se levantava: «¡Cala, alevoso boca sin verdat! Lo del león non se te deve olbidar; saliste por la puerta, metístete al coral, (...)». lustro Hoy llamamos así a cualquier período de cinco años, sin detenernos a pensar que no hay nada en esta palabra que parezca sugerir el número cinco. Sin embargo, en la antigua organización militar de los romanos, lustro era el intervalo de cinco años entre dos censos en los ejércitos del Imperio. Originariamente lustrum era el nombre que se daba en latín a cierto sacrificio de purificación, derivado de lustrare (iluminar, dar brillo y, por extensión, purificar). Las purificaciones rituales tenían lugar cada cinco años y, a partir de cierta época, se aplicó a los intervalos de los momentos en que el ejército ‘se purificaba’ -en el sentido de que se iluminaba con información- mediante el censo. apelmazar Significa ‘tornar una cosa más dura o más compacta’ y se usa más comúnmente con referencia al suelo y al cabello. Proviene de pelmazo, un vocablo usado principalmente en sentido figurado, aplicado a una ‘persona molesta, fastidiosa o inoportuna’. En sentido directo ha caído en desuso, denota ‘una cosa apretada o aplastada más de lo conveniente’. Pelmazo proviene del griego pegma, pegmatos, que significaba ‘materia congelada o coagulada’, derivado del verbo pegnymein (clavar, fijar, coagular) o, más probablemente, de su diminutivo pegmation. proviene del griego que significaba ‘materia congelada o coagulada’, derivado del verbo (clavar, fijar, coagular) o, más probablemente, de su diminutivo emancipar Esta palabra, procedente del latín emancipare, significa hoy ‘liberarse un menor de edad de la tutela de sus padres o tutores’, ‘liberarse un esclavo de la subordinación a un amo’ o ‘independizarse una colonia del yugo de una metrópoli’. En latín, mancipare era ‘entregar’, ‘pasar a otras manos’, ‘vender’, ‘deshacerse de una propiedad’. Pero también fue usado con el sentido de ‘entregarse a la embriaguez’ o ‘ser entregado a las manos del verdugo’. El vocablo cargaba consigo el matiz de ‘quedar sometido’, ‘estar en manos de otro’. Con el prefijo ex-, que antes de m pierde la x, se formó emancipare, que tiene el sentido exactamente opuesto, de ‘librarse de ataduras’.

En el origen de todas estas palabras está manus (mano), que es por donde se sujeta al esclavo. Así, manumitir (liberar un esclavo), derivada de manumittere, se forma con manus y mittere (enviar lejos del amo). cerveza cerveza ­ Bebida alcohólica hecha con granos germinados de cebada u otros  cereales fermentados en agua, y aromatizada con lúpulo, boj, casia, etc.  Documentos sumerios datados 4.000 años antes de Cristo muestran  referencias a la bebida fermentada de cereales en Mesopotamia. En  Babilonia, el consumo de cerveza era tan grande que obligó al rey Hamurabí  a reglamentarlo. El código de Hamurabí tendía a proteger a los bebedores  contra las maniobras de los taberneros deshonestos, lo que lo convirtió en la  primera ley de defensa del consumidor de la Historia. Entre los caldeos, la  cerveza era ofrecida en tributo a los dioses. Según narraciones de algunos  cronistas de esa época, cuando Nabucodonosor se aburría de sus concubinas,  solía matarlas ahogándolas en cerveza. Ya en el Imperio Romano, Plinio  relata que los galos llamaban cervesia a la bebida y brasce, al grano usado  para fabricarla. Brasce dio origen en francés a brasseur, (fabricante de  cerveza) y a brasserie (cervecería). Durante la Edad Media, los monjes  fabricaban las mejores cervezas, conocidas en bajo latín como cerevisiae  monacorum y elaboradas hasta hoy en algunos países europeos bajo el  nombre de «cervezas de abadía». De la cervesia de los galos derivó cervoise, como se llamó la bebida durante  varios siglos en idioma francés. Las primeras referencias en español datan de  los siglos XV, como cervesa y XVI, ya con la forma actual. El francés bière, el italiano birra, el inglés beer y el alemán Bier provienen del  latín bibere (beber).  mucama En numerosos países hispanoamericanos, mucama designa a una criada del servicio doméstico o, en algunos casos, a las personas encargadas de la limpieza de un hotel u hospital. A pesar de que el Diccionario de la Academia marca este vocablo como ‘brasileño de origen incierto’, llama la atención el hecho de que mucama aparezca también en Cuba, país que prácticamente no ha recibido influencia lingüística de Brasil. Ocurre que esta palabra proviene de mukama, voz de la lengua africana quimbundo, con el significado de ‘esclava que es amante de su señor’. Como el quimbundo es hablado en Angola, de donde provino buena parte de los esclavos traídos desde África, tanto a Brasil como a Cuba, es probable que

mukama haya ingresado directamente desde el continente negro hacia esos países y sufrido en ambos el mismo cambio de significado erótico Proviene del latín eroticus y éste, del griego erotikós, que se refería al amor sensual y a la poesía amatoria. La palabra griega se deriva del nombre de Eros, el dios del amor, Cupido para los romanos, que con sus flechas unía corazones. La Academia admite hoy también el significado adicional de ‘atracción muy intensa, semejante a la sexual, que siente hacia el dinero, el poder o la fama’ Silueta Cuidar la silueta suele ser una preocupación muy frecuente en las mujeres que temen aumentar de peso y perder elegancia. Algunos vestidos son diseñados en forma de realzar la belleza de la silueta femenina, entendida como los contornos del cuerpo. De un modo más genérico, silueta es un dibujo de la sombra de un objeto, o sea, de su contorno, sin tener en cuenta los detalles de ese objeto. La palabra proviene del francés silhouette, y fue tomado del nombre de un austero ministro de Hacienda de Francia del gobierno de Luis XV, Étienne de Silhouette (1709-1767), quien llegó al cargo en marzo de 1759 por recomendación de Madame Pompadour y que tenía la afición de recortar en papel retratos de siluetas. Silhouette se granjeó al mismo tiempo la animadversión de la nobleza y de la pequeña burguesía, perjudicadas por sus medidas, con lo que su impopularidad muy pronto se generalizó en toda Francia al punto en que en noviembre del mismo año se vio obligado a renunciar. Pero la afición del ministro de recortar dibujos de contornos, que los cortesanos llamaban con desprecio portraits à la Silhouette ("retratos al estilo Silhouette"), se había hecho famosa y contaba con una popularidad mucho mayor que la del alto funcionario nombrado por la favorita del rey. En 1788, silhouette ya aparecía en francés para designar dibujos de contornos y en 1835 la palabra era admitida por la Academia Francesa. Pero fue Chateaubriand quien en 1841 usó por primera vez silhouette para referirse específicamente a los contornos de cuerpos humanos. Silueta apareció por primera vez en el Diccionario de la Real Academia en su edición de 1869, y ya en 1864 era usada por el poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), en Desde mi celda: Absorto en estos pensamientos, doblo el periódico y me dirijo a mi habitación.

Cruzo la sombría calle de árboles y llego a la primera cerca del monasterio, cuya dentellada silueta destaca por oscuro sobre el cielo, en un todo semejante a la de un castillo feudal. esgrimir Esta palabra, registrada en el castellano desde el siglo XIII con la grafía esgremir, proviene de la antigua lengua provenzal de Oc, en la cual escremir significaba ‘jugar con un arma blanca para defenderse o para atacar’. No obstante, esgrimir ya tenía su forma actual en el siglo XVI, como vemos en este trecho del Espistolario de Juan Ginés de Sepúlveda, escrito en 1532: Me desagrada profundamente el que, como me dices en tu carta, haya tipos tan desaprensivos que no duden en esgrimir contra ti las armas de la envidia y la calumnia. La palabra provenzal provenía de skermjan en la lengua de los francos –los bárbaros germánicos que conquistaron la Galia– y está vinculada con el alemán antiguo schirmen. sílfide

Las sílfides son personajes de la mitología gala, que habitan el aire y las aguas. El nombre sílfide proviene del francés sylphide, palabra acuñada hacia 1670 por el académico francés Bernard de Montfaucon, pero el vocablo original que proviene de una creencia prerromana en estos seres etéreos era sylphe, término que fue retomado y divulgado en el siglo xvi por Paracelso. Desde el siglo xix, la palabra es usada para referirse a la mujer esbelta y delgada, probablemente a partir del atuendo típico de las bailarinas de balé, cuyo uso se hizo general desde 1832, cuando la bailarina María Taglione lo estrenó en el balé La sílfide. Sobre balé y ballet Con relación al reciente envío de sílfide, hemos recibido algunas amables críticas sobre el uso de la palabra balé que, se nos dice, «no aparece en los diccionarios». Se sugiere usar el galicismo ballet, ese sí consagrado por el Diccionario de la Real Academia. Sin embargo -más allá del hecho de que las palabras no brotan de los diccionarios, como se suele creer- la "docta Casa" tiene sus contradicciones. El Diccionario panhispánico de dudas, editado con el sello de las veintidós academias, sugiere que ballet «puede adaptarse fácilmente al español en la forma balé (pl. balés)». Y ofrece incluso una cita de Guillermo Cabrera Infante: «Di clases de balé». Al menos en este "error", no estamos en tan en mala compañía.

Hasta mañana. mecenas Hoy llamamos con este nombre a filántropos que patrocinan a artistas o investigadores y, desde las últimas décadas del siglo pasado, a quienes sostienen organizaciones no gubernamentales con fines benéficos. La palabra tuvo origen en el nombre de Cayo Mecenas, un hombre muy rico, descendiente de los reyes etruscos, que nació en el año 70 antes de Cristo y vivió hasta los 62 años en Roma, donde llegó a ser consejero de Octaviano, a quien ayudó con sus consejos y su habilidad diplomática a convertirse en el emperador Octavio Augusto. Cuando éste llegó al poder, Mecenas aprovechó su relación con el nuevo emperador para beneficiar las artes y las letras patrocinando, entre otros, a Virgilio y Horacio, quienes le dedicaron, respectivamente, las Geórgicas y las Odas. Mecenas siempre respetó la independencia de los poetas, una actitud que no era común entre los hombres ricos de su tiempo. Legó sus bienes al emperador Augusto. Quince siglos más tarde, en medio de la ostentación y el triunfalismo que caracterizaron a la Iglesia renacentista, el mecenazgo (término sinónimo de patrocinio) de Roma renació, en particular durante el papado de Sixto IV, quien dio fuerte impulso al desarrollo de las artes en esa época, cuando despuntaron artistas como Pinturicchio, Botticelli y Rafael. Un poco más adelante, en el papado de Julio II, el mecenazgo de la Iglesia apoyó el surgimiento de Miguel Ángel Buonarrotti, quien concluyó la decoración de la Capilla Sixtina y de la Basílica del Vaticano. pabellón La historia de esta palabra evoca imágenes multicolores de tiendas de campaña sacudidas por el sol como las alas de las mariposas. Hacia fines del siglo xv, un pabellón era en castellano una tienda de campaña, significado que más tarde dio lugar al de ‘glorieta’ y al de ‘edificio aislado’ de un conjunto.Pabellón proviene del francés antiguo paveillon (tienda de campaña), actualmente pavillon, palabra formada a partir del latín papilio (mariposa), por alusión a las alas del insecto, que se mueven como tiendas de campaña agitadas por el viento. En francés, papillon significa hoy ‘mariposa’ . Pabellón proviene del francés antiguo paveillon (tienda de campaña), actualmente palabra formada a partir del latín papilio (mariposa), por alusión a las alas del insecto, que se mueven como tiendas de campaña agitadas por el viento. En francés, papillon significa hoy ‘mariposa’. De tienda de campaña, pabellón pasó a ser también el ‘dosel que cubre un trono’ y, más tarde, una ‘bandera con las armas de la Corona’, según aparece registrado en la primera edición del Diccionario de la Academia y actualmente, también, la bandera nacional de un país.

espinaca Este vegetal de la familia de las quenopodiáceas, de hojas comestibles, cuya denominación botánica es Spinacia oleracea, es de origen persa y fue introducido en Europa hacia el siglo xii. Su uso se expandió ampliamente a partir de la década de 1920, cuando se conoció su rico contenido de hierro y de las vitaminas A y B2. Con base en esta información médica, el dibujante estadounidense Segar desarrolló la fantástica historia del marinero Popeye, quien adquiría una fuerza sobrehumana al ingerir un bocado de espinaca. En el Diccionario español-latino (1495) de Nebrija, aparece apenas la siguiente mención de la planta: Espinaca, ierva conocida. Spinanca El nombre original de la espinaca en lengua persa era aspanakh y pasó al árabe como isfinaj, que fue adoptado por el latín vulgar como spinachia. macadán El ingeniero escocés John L McAdam concibió en la primera mitad del sigloo xix un sistema para la construcción de caminos con piedra machacada y luego comprimida con un pesado rodillo. McAdam sostenía que si la tierra estaba bien drenada podría soportar carga sin límites. Este sistema se impuso en toda Europa y sólo mostró cierta debilidad cuando la tierra que estaba debajo de las carreteras de macadán no soportó los tanques y camiones pesados que recorrieron el Viejo Continente durante la I Guerra Mundial. El sistema es utilizado hasta hoy en muchos lugares, con el nombre macadam, que llegó al español como macadán. macadamia Así como el ingeniero escocés John L. McAdam inventó un sistema de construcción de caminos que lleva su nombre, un casi homónimo suyo, el médico australiano nacido en Escocia John Macadam vinculó su nombre para siempre a un árbol de la región del Pacífico muy apreciado por las semillas comestibles que produce, que se llaman en castellano ‘nueces de macadamia’. Se trata de nueve especies nativas de Australia y el este de Malasia. Una de ellas es muy apreciada en Hawaii, debido, precisamente, a las nueces. Esta especie se llama Macadamia ternifolia. duque En el ocaso del Imperio Romano, el dux era un jefe de provincia con potestades civiles y militares. La palabra, que provenía del latín ducere (conducir, dirigir) se mantuvo durante la Edad Media para designar a los nobles

que ejercían su poder sobre un territorio determinado, pero adoptó en francés la forma duc, que llegaría luego al castellano como duque. En inglés se adoptó durante algún tiempo el término earl, pero finalmente se impuso duke, con su femenino duchess. En el siglo xx, con el advenimiento del fascismo, el dictador italiano Benito Mussolini adoptó el título de duce, buscando vincular su cargo con la antigua Roma, aunque fuera en tiempos de la decadencia del Imperio de los césares. pascua

Fiesta la más solemne de los hebreos, que celebraban a la mitad de la luna de marzo la libertad del cautiverio de Egipto. En la Iglesia católica, es la fiesta solemne de la resurrección de Cristo, que se celebra el domingo siguiente al primer plenilunio posterior al 20 de marzo. Oscila entre el 21 de marzo y el 25 de abril. Pascua es una de las palabras más antiguas que han llegado hasta nosotros. Nacida como pesah en el antiguo pueblo de Israel, pasó al griego como paska, por cruce con el latín pascuum (lugar de pastura, en alusión al fin del ayuno). La voz griega pasó al latín como pascha, que en latín vulgar se convirtió en pascua, como llegó al español. es una de las palabras más antiguas que han llegado hasta nosotros. Nacida como en el antiguo pueblo de Israel, pasó al griego como , por cruce con el latín (lugar de pastura, en alusión al fin del ayuno). La voz griega pasó al latín como que en latín vulgar se convirtió en como llegó al español. La fiesta hebrea del Pesah celebra la liberación del pueblo judío, que estaba cautivo en Egipto, y esa tradición fue seguida por los cristianos para festejar celebrar la resurrección de Jesucristo, tres días después de su muerte en la cruz. En lengua hebrea, pesah significa ‘salida’ o ‘tránsito’, en referencia a la salida de los judíos de Egipto. La primera documentación del uso de esta palabra en nuestro idioma data de 1090. En tiempos modernos, se ha usado también para designar en español a la Navidad, aunque este uso no se repite en otras lenguas romances, ni siquiera peninsulares, excepto en el italiano pasqua minore. paranoico La paranoia es una enfermedad mental caracterizada por delirios de persecución. Según el punto de vista del psicoanálisis, el paranoico cree ser perseguido porque atribuye a los demás -proyecta en ellos- su propia agresividad. En la esquizofrenia paranoide, el paciente suele vivir delirios en los que se ve a sí mismo como algún gran personaje histórico o recibe mensajes de alguno de esos personajes. Este delirio se llama ‘megalomanía’ o ‘manía de grandeza’.

Los griegos llamaban a los enfermos mentales en general paranous, palabra formada por pará (fuera de) y nous (mente), pero en español es voz del siglo xx, utilizada con precisión para un grupo específico de dolencias mentales, con las características descritas en el párrafo anterior. La definición del Diccionario de la Academia parece, por tanto, demasiado limitada: Perturbación mental fijada en una idea o en un orden de ideas.

Veamos el siguiente texto del diario madrileño El Mundo sobre el cineasta británico Mike Leigh: Se ofende también con gran facilidad y puede llegar a mostrarse muy abrasivo sin un motivo que lo justifique. Se muestra paranoico con respecto a la prensa británica, tras haber sido atacado por varios periodistas (mujeres casi siempre), que consideran que en su obra retrata a las mujeres de forma muy poco comprensiva, si bien es mucho más cariñoso con los periodistas extranjeros.

El texto anterior muestra la denotación más común de paranoico en el lenguaje cotidiano: alguien que se siente perseguido o atacado sin causa que lo justifique. página Para los romanos, página significó inicialmente ‘cuatro hileras de vides unidas por un rectángulo’. La palabra se derivaba del verbo pangere (clavar, hincar). Sin embargo, en poco tiempo escritores romanos como Cicerón, Juvenal y Plinio la adoptaron con el significado de ‘lámina de papiro’, ‘hoja’ y también ‘obra literaria’. Varios siglos más tarde, con la invención de la imprenta por Gutenberg, se fijó definitivamente la denotación actual: ‘cada una de las hojas de un libro o cuaderno’. Pascua Una de las fiestas más solemnes de los hebreos, que celebraban a la mitad de la luna de marzo la libertad del cautiverio de Egipto. En la Iglesia católica, es la fiesta solemne de la resurrección de Cristo, que se celebra el domingo siguiente al primer plenilunio posterior al 20 de marzo. Oscila entre el 21 de marzo y el 25 de abril. Pascua es una de las palabras más antiguas que han llegado hasta nosotros. Nacida como pesah en el antiguo pueblo de Israel, pasó al griego como paska, por cruce con el latín pascuum (lugar de pastura, en alusión al fin del ayuno). La voz griega pasó al latín como pascha, que en latín vulgar se convirtió en pascua, como llegó al español. La fiesta hebrea del Pesah celebra la liberación del pueblo judío, que estaba cautivo en Egipto, y esa tradición fue seguida por los cristianos para festejar la resurrección de Jesucristo, tres días después de su muerte en la cruz. En lengua hebrea, pesah significa ‘saltear’ o ‘pasar por alto’, en referencia al hecho de que el ángel exterminador enviado por Jehová salteó las casas de los judíos, cuyas puertas habían sido marcadas por orden divina. La primera documentación del uso de esta palabra en nuestro idioma data de 1090. En tiempos modernos, se ha usado también para designar en español a la Navidad, aunque este uso no se repite en otras lenguas romances, ni siquiera peninsulares, excepto en el italiano pasqua minore.

panacea

Asclepio, el hijo de Apolo que se tornara dios de la Medicina, Esculapio para los latinos, tuvo dos hijas a las que enseñó su arte: Higia (Ver higiene) y Panacea. El nombre de esta última de formó con la partícula compositiva pan(todo) y akos (remedio), en alusión al hecho de que Panacea era capaz de curar todas las enfermedades. La tradición médica hizo que el nombre de Panacea, su hermana, su padre y su abuelo Apolo figurasen en el juramento de Hipócrates, que era formulado hasta hace pocos años por los médicos en el momento de su graduación: "Juro por Apolo médico y por Asclepio y por Higía y por Panacea y todos los dioses y diosas, poniéndoles por testigos, que cumpliré, según mi capacidad y mi criterio, este juramento (...)". Este juramento, que data del siglo v antes de Cristo, empezó a ser dejado de lado hacia mediados del siglo xx, porque muchos médicos consideraron que no tenía sentido formular un juramento en el que se evoca a los dioses griegos. En un Congreso de la Asociación Médica Mundial, en 1948, se estableció un juramento alternativo, conocido como Declaración de Ginebra, que viene siendo adoptado por un número creciente de países. oleoducto Es el nombre de una tubería destinada a conducir petróleo a larga distancia, con frecuencias a países diferentes. La palabra se formó mediante el vocablo latino para el aceite de oliva oleum, tomado del griego elaion, con el mismo significado. Como es obvio, en tiempos de los griegos y latinos la existencia del petróleo no se conocía y muchos siglos después de ellos el hombre logró elaborar aceites comestibles a partir de frutos diferentes de las aceitunas, pero el nombre en español ‘aceite’ se mantuvo para todos ellos, incluso para los minerales, derivados del petróleo. El nombre ‘óleo’ es menos usado en español; raramente se lo usa para los aceites comestibles pues su uso se limita en la práctica al sacramento llamado ‘santos óleos’ y a la pintura al aceite usada en el arte. No ocurrió lo mismo en portugués, lengua en la cual el aceite de oliva es el único que es mencionado con la palabra azeite. Sin embargo, ‘oleo’ fue preferida a ‘aceite’ para formar oleducto, probablemente por razones de eufonía. Ducto, por su parte, era el participio pasivo del verbo ducere (conducir), como en aquaeductus (acueducto). parangón Los alquimistas fracasaron en su investigación en pos de una fórmula que les permitiera trasmutar en oro todos los metales. Sin embargo, su trabajo permitió al hombre avanzar en el conocimiento de las sustancias preparando el terreno para el advenimiento de la Química, que llegaría en el Renacimiento.

Descubrieron, por ejemplo, el secreto de la ‘piedra de toque’, utilizado hasta hoy por los joyeros. Se trata de una cierta variedad de cuarzo llamada ‘lidita’que, al ser frotada contra un objeto de oro queda con una ligera marca sobre la cual se aplican reactivos. De esta manera, el profesional logra saber si el objeto es realmente de oro y cuál es su grado de pureza. La lidita o jaspe de Egipto es usada desde muy antiguo, pero los alquimistas preferían llamarla ‘piedra de toque’ o paragón, palabra tomada del italiano ‘paragonare’ (someter el oro a la prueba de la piedra de toque). La palabra italiana provenía del griego parakonein (aguzar, afilar, sacar punta), derivado de akoné (piedra de afilar, piedra pómez). La palabra paragón, registrada en nuestra lengua desde el siglo XVI, con el sentido de ‘comparación’, pero muy pronto el uso la fue convirtiendo en parangón, aunque el Diccionario de la Real Academia reconoce hasta hoy ambas formas. carácter Los griegos llamaban kharakttein al acto de imprimir una marca, kharakter, con un hierro candente en el ganado. La palabra griega provenía del indoeuropeo gher- (marcar, rayar) Kharakter se llamó también el propio hierro de marcar. La palabra pasó al latín como character, -eris con el mismo significado, pero Cicerón le dio además el sentido de ‘estilo literario’, ‘modo de composición’ y los gramáticos Servio y Diomedes la usaron para denotar ‘la forma de un poema’. Con la invención de la imprenta, se dio el nombre de caracteres a las marcas impresas en el papel por los ‘tipos’ (Ver tomo I). En la evolución histórica de la palabra en nuestra lengua, este significado se mantuvo en el nombre de las letras que estampan las modernas impresoras, mientras que el ‘estilo literario’ de Cicerón se convirtió, según el Diccionario, en ‘conjunto de cualidades o circunstancias propias de una cosa, de una persona o de una colectividad, que las distingue, por su modo de ser u obrar, de las demás’. hito Un hito es un mojón en el camino, algo que está fijado en la tierra, proviene del latín vulgar fictus, ficta, fictum (fijo). De esa idea de fijeza proviene la expresión ‘mirar de hito en hito’, que Cervantes utiliza varias veces en el Quijote y que ha sobrevivido hasta nuestros días:

Oyendo esto Sancho, se arrimó sobre el espaldar de la silla y miró de hito en hito al talmédico, y con voz grave le preguntó cómo se llamaba y dónde había estudiado. Con el significado de ‘mojón’, hito se usa generalmente en sentido figurado, como en este texto de Sara Karlik: En todo caso, no me es posible, ni pretendo, dejar de lado esa división por ser un hito que marca épocas, una anterioridad que forma historias personales, únicas. La palabra se ha mantenido en el portugués actual en el verbo fitar, del mismo origen, que significa ‘mirar fijamente’. propina El verbo griego pinó significaba ‘beber’ y, con el prefijo pro- se se formaba propinó, que expresaba la idea de extender amistosamente el brazo (y el vaso) hacia otra persona para ofrecerle bebida. Este verbo griego pasó al latín como propinare, con el mismo significado, pero en el bajo latín de la Edad Media se derivaría de ese verbo grecolatino el sustantivo propina, que inicialmente tendría el sentido de ‘regalo’ o ‘dádiva’ y, más adelante, denotaría ‘pequeña gratificación por encima de lo convenido para el pago de un servicio’. tabloide Esta palabra designa un formato de periódico surgido a mediados del siglo XX, en el que cada página mide aproximadamente la mitad del tamaño de un periódico convencional, las noticias suelen ser tratadas con menor extensión y el número de ilustraciones suele ser mayor que el de los diarios de formato tradicional. Sin embargo, la prensa española ha desarrollado tabloides como El País, El Mundo y La Vanguardia, entre otros, que lograron equilibrar el tamaño reducido con una cobertura profunda y extensa. El nombre de este formato proviene del inglés tabloid, puesto que fue en Londres donde se desarrollaron los primeros periódicos de ese tipo, pero el origen de esa palabra es un poco más antiguo. En 1884, el laboratorio farmacéutico británico Burroughs, Wellcome and Company, actualmente fusionado con GlaxoSmithKline registró la palabra tabloid para un formato de medicinas condensadas, a partir de la palabra francesa tablette,diminutivo de table (mesa), que se usaba como nombre de una pieza plana de losa o una tabla de mármol que era usada antiguamente para escribir. Hacia el siglo XVI, la palabra tablette ya había sido empleada en francés como nombre de pequeñas piezas de remedios, jabón o alimentos, con la idea de que se trataba de dosis reducidas de cualquiera de las tres cosas. Este vocablo francés ingresó al español como ‘tableta’ para designar el formato del medicamento.

A comienzos del siglo XX ya se hablaba, en inglés, de tabloid journalism para designar inicialmente no un formato sino la idea de publicar noticias en versiones condensadas, algo así como ‘periodismo en tabletas’. tangerina Esta variedad de naranja fue producida inicialmente en el norte de África, desde donde era exportada hacia Europa a partir del puerto marroquí de Tánger. Por esa razón, fue conocida inicialmente como ‘naranja tangerina’, hasta que ‘naranja’ fue dejado de lado y se la denominó apenas con el gentilicio. Lo mismo ocurrió en inglés, idioma en el cual la fruta fue conocida inicialmente como Tangerine orange y más tarde simplemente como tangerine. tiquismiquis Cabe imaginar que los monjes medievales, encerrados en sus monasterios con el pensamiento limitado por los muros de la filosofía escolástica, mantuvieran entre sí conversaciones triviales, limitadas a la vida cotidiana. La expresión ‘discusión bizantina’ o ‘bizantinismo’ alude a las controversias vacías que eran comunes en la Iglesia en los tiempos del Imperio Romano de Oriente. Se hizo común en esas discusiones la expresión tichi michi (para ti, para mí) en latín vulgar, formada a partir del latín clásico tibi, mihi. Hacia mediados del siglo XVII surgió en español el vocablo tiquismiquis para referirse a ‘reparos o escrúpulos por motivos de ínfima importancia’ o a ‘modos corteses ridículamente afectados’. pacto En su Origen y etimología de la lengua castellana (1601), Francisco del Rosal menciona empatar con el sentido de "hacer el mismo número de bazas los dos adversarios" de un juego de naipes. El verbo proviene de ‘hacer pata’, con el mismo sentido de ‘igualar’, que nada tiene que ver con las patas de los animales. En los dialectos de algunas regiones de España, hacia el siglo xv, o tal vez antes, se usaba ‘pata’ o ‘hacer pata’ para expresar la situación de igualdad. Esta palabra fue tomada del italiano impattare, del mismo significado, que se formó a partir de la locución far patta (literalmente, ‘hacer pacto’, o sea, quedar en paz, sin vencidos ni vencedores), donde patta se deriva del latín pactum (pacto). LA PALABRA DEL DÍA El primer hincha de fútbol de la historia vivió en Montevideo a comienzos del siglo XX y trabajaba en el Club Nacional de Fútbol, el segundo club uruguayo

por antigüedad. No se recuerda su nombre de pila, pero se sabe que su apellido era Reyes y que era un talabartero que estaba encargado de inflar (hinchar, del latín inflare, soplar) los balones del Parque Central, la sede del Nacional. Reyes era un partidario fanático del club montevideano y sus gritos estentóreos "¡arriba Nacional!" eran famosos a principios del siglo pasado en las canchas donde jugaba su club. Y es fácil imaginar cómo resonarían los gritos del talabartero si se tiene en cuenta que inflaba las pelotas apenas con la fuerza de sus pulmones. Durante los partidos, otros aficionados solían comentar ante las ruidosas demostraciones de Reyes: "Mirá cómo grita el hincha". Y poco a poco la palabra se fue aplicando a los partidarios del Nacional que más gritaban en los partidos; más tarde se extendió a los demás y finalmente a los partidarios de todos los clubes. trabajo Si el trabajo es para usted una tortura, sepa que se trata de un concepto tan antiguo como el origen de la palabra, que no proviene del latín labor, que nos dio labor, laborable y laboratorio, sino de tripalium, que era el nombre de un temible instrumento de tortura. Tripalium (tres palos) es un vocablo del bajo latín del siglo vi de nuestra era, época en la cual los reos eran atados al tripalium, una especie de cepo formado por tres maderos cruzados donde quedaban inmovilizados mientras se les azotaba. (tres palos) es un vocablo del bajo latín del siglo vi de nuestra era, época en la cual los reos eran atados al una especie de cepo formado por tres maderos cruzados donde quedaban inmovilizados mientras se les azotaba. De tripalium derivó inicialmente tripaliare (torturar) y posteriormente trebajo (esfuerzo, sufrimiento, sacrificio). Trebajo evolucionó posteriormente hacia trabajo, vinculándose poco a poco con la idea de ‘labor’. Lo mismo ocurrió en francés, lengua en la cual tripalium derivó en travail (trabajo), vocablo al cual los ingleses dieron la forma travel y un nuevo significado, asociándola inicialmente a la idea de ‘viaje cansador’ y, más tarde, simplemente viaje. evolucionó posteriormente hacia , vinculándose poco a poco con la idea de ‘labor’. Lo mismo ocurrió en francés, lengua en la cual derivó en (trabajo), vocablo al cual los ingleses dieron la forma y un nuevo significado, asociándola inicialmente a la idea de ‘viaje cansador’ y, más tarde, simplemente viaje. cheque

Un cheque es una ‘orden de pago expedida contra un banco sobre fondos depositados en la cuenta del librador’. En la Edad Media, era común que los señores depositasen su oro en el único lugar que tenía instalaciones de seguridad apropiadas: el taller del orfebre. Con el tiempo, estos artesanos empezaron a emitir papeles que representaban partes fijas del oro que guardaban, obligándose a cambiar esos documentos por el valor en metal precioso que cada uno de ellos representaba. Hacia fines de la Edad Media, muchos orfebres, y más tarde agentes financieros y los primeros bancos que fueron surgiendo, comenzaron a emitir certificados con valores fijos en oro: eran los primeros billetes de banco. En el siglo XIV, con el surgimiento de la clase burguesa y el auge del comercio, que movilizó en Europa bienes y valores en una escala nunca antes imaginada, estos documentos con valores fijos con frecuencia eran insuficientes para las necesidades del capitalismo naciente, por lo que surgieron otros nuevos documentos que podían ser escritos por el depositante con el valor deseado, siempre que éste estuviera cubierto por sus depósitos. Eran letras de cambio a la vista, aceptadas inicialmente por el banco de los Médici y muy pronto por otros, que pueden ser consideradas como los primeros cheques, aunque todavía no llevaran ese nombre. Esta costumbre se extendió a las Islas Británicas con la creación, en 1605, del Banco de Inglaterra, que asumió la función de albergar el oro del reino y emitir papeles que lo representasen, con su valor equivalente expresado en libras esterlinas. Surgieron así los primeros billetes de banco emitidos por un Estado. Con la creación del Banco de Inglaterra, las letras de cambio adquirieron nuevo auge y tanto ése como otros bancos empezaron a dar a sus clientes libretas en blanco de esas letras, que los depositantes llenaban de acuerdo con el monto del retiro que quisieran hacer. Al igual que los cheques de hoy, cada hoja de estas libretas tenía un talón, en el que se anotaban los datos del retiro y que luego serviría para verificación. Pero volvamos un poco atrás para indagar la milenaria historia de la palabra check (en inglés antiguo, chek), una historia que se inició hace tres mil años en el reino de Persia, en cuya lengua, el pelvi, la palabra para rey era shah, procedente del antiguo persa khshayathiya. De shah nos llegó también, a través del árabe sah, la palabra jaque (check en inglés y échec en francés), un lance del juego de ajedrez en el cual el rey se ve amenazado. A partir de los ajedrecistas de habla inglesa, la palabra medieval chek y la moderna check fueron adquiriendo significados tales como detener, rodear, comprobar y verificar; primero con relación al rey del ajedrez, y más tarde con respecto a otros tipos de verificaciones, hasta que el propio talón de las libretas de letras de cambio fue llamado check. Posteriormente, el nombre del talón se extendió al documento entero y la letra de cambio pasó a llamarse cheque en Inglaterra y check en los Estados Unidos.

Hacia fines del siglo XIX, la palabra llegó a nuestra lengua en su forma británica y en 1899 fue incorporada al Diccionario de la Real Academia. taberna, contubernio En tiempos de Horacio, una taberna, palabra de origen etrusco, era en latín una cabaña construida con tablas, pero más tarde fue también un comercio, una tienda. En Cicerón, taberna aparece con el sentido de 'palco del Coliseo', mientras que para el poeta Sexto Propercio, algunas décadas más joven, designaba un prostíbulo. En castellano, la palabra aparece registrada desde comienzos del siglo XIII, en los poemas piadosos de Berceo. En Don Quijote, cuatro siglos más tarde, aunque aparece una única vez, ya tenía el sentido de mesón, posada o almacén de venta al público: –Lo mejor es que no corran –respondió otro–, porque el flaco no se muela con el peso, ni el gordo se descarne; y échese la mitad de la apuesta en vino, y llevemos estos señores a la taberna de lo caro, y sobre mí la capa cuando llueva. Sin embargo, el significado original de taberna, como ‘choza’, dejó un rastro en español en contubernio, que inicialmente significó ‘convivencia en una misma choza’. En su primera edición, en 1729, el Diccionario de la Academia define contubernio como ‘convivencia con otro o con otra persona amistosamente’, pero enseguida precisa que ‘se toma regularmente por cohabitación ilícita o amancebamiento’. Hoy esta palabra se usa más en política, con el sentido de ‘alianza indebida o vituperable’. oropel Palabra poco usada en el lenguaje corriente, oropel designa una ‘lámina de latón, muy batida y adelgazada, que imita al oro’. Por extensión, se aplica a los objetos de poco valor y mucha apariencia. La palabra llegó a nuestra lengua procedente del francés oripel, que también fue usado en forma despectiva como oripeau. El origen de oripel es la expresión latina aurea pellis, ‘piel (de animal) de oro o dorada’, usada por Séneca en su Medea. En el Diccionario latino español (1495) oropel ya figuraba como aurea pellis, mientras que en el de Sobrino, (16) era definido como oripeau, léton batu en feuille (hoja de latón martillada). En el Diccionario de la Academia de 1727 se explicaba que la lámina de latón martillada se llamaba así ‘por quedar con un color que parece oro y estirada como piel’.

bolsa Existen dos palabras bolsa con diferente origen y significado. La primera de ellas tuvo inicialmente el significado de ‘odre de cuero’, y se emplea hoy con la denotación de ‘saco’ o ‘talego’. Este vocablo proviene del latín bursa, y éste del griego byrsa. Corominas observa que el cambio de r por l se debe a que el grupo rs era muy raro en el castellano primitivo. La otra palabra bolsa, como casa de negociación, se tomó hacia 1646 del italiano borsa, formada a partir del apellido de la familia flamenca Van der Burse, de la ciudad de Brujas (situada en la actual Bélgica), en cuya casa solían reunirse para hacer sus negocios los mercaderes venecianos. La r del latín reaparece en castellano en el adjetivo ‘bursátil’ (relativo a la bolsa de valores) y en el sustantivo ‘bursitis’ (inflamación de las bolsas sinoviales de las articulaciones). lupanar

Registrada por primera vez en español en el Diccionario de  Autoridades (1734), esta palabra proviene del latín lupanar, que  designaba la casa de la prostituta, mujer que en latín vulgar era  llamada lupa (loba), aunque los clásicos prefirieran usar el más  refinado meretrix (la que se gana la vida por sí misma). En el español  actual, como también en portugués, lupanar significa prostíbulo. Curiosamente, el nombre del Louvre, uno de los museos más famosos  del mundo, tiene un origen semejante, pues proviene del latín lupara  (lobera, albergue para lobos). En efecto, el edificio donde está  emplazado el célebre museo parisién fue originalmente una  fortificación construida en una margen del Sena, que en su tiempo fue  comparada con una guarida de lobos. sicofante o sicofanta En la antigua ciudad griega, la organización del Estado y la formulación del Derecho eran muy diferentes de lo que hoy conocemos. Por ejemplo, no existían los fiscales, de manera que cualquier ciudadano podía acusar a otro ante la asamblea del pueblo, la Eklesía (que dio origen a la palabra ‘iglesia’) aunque, como ocurre aun hoy, a muchos les gustaba la función más que a otros y la ejercían regularmente y con cierto deleite. Eran los sicofantes, que hoy llamaríamos, según los casos, acusadores, delatores o soplones. Los sicofantes cumplían ciertamente una función social en la sociedad griega, aunque la moderna institución de la fiscalía los haya tornado hoy seres despreciables en ciertas circunstancias. Fueron sicofantes los que acusaron a Sócrates de no creer en los dioses del Olimpo, acusación que lo llevó a ser condenado a muerte mediante la ingestión de cicuta, el veneno extraído de la planta del mismo nombre. Etimológicamente los sicofantes son mostradores de higos (o de vulvas). ¿Suena confuso? Antiguamente la palabra griega sykon (higo) se usaba para referirse metafóricamente al órgano

genital externo femenino y también al gesto, considerado por entonces indecente, de ponerse el pulgar dentro de la boca, lo que solían hacer los sicofantes para indicar la culpabilidad de un delincuente. Esto en cuanto a la primera parte de la palabra; la segunda, fantes, proviene del griego phantes (el que muestra), que también está en el origen de fantasma. Pero ésa ya es otra palabra...

episodio Proviene del griego epeisódion, que en el teatro helénico era el nombre de todo el recitado que ocurría entre dos entradas sucesivas del coro. Formada por ep(además), éis (que entra) y hodós (camino). Esta palabra, que está registrada en español desde el siglo XVI, ha incorporado, además, el significado de ‘Incidente, suceso enlazado con otros que forman un todo o conjunto’. Bahamas Archipiélago situado a 80 kilómetros de la costa del estado norteamericano de Florida, descubierto en el primer viaje de Cristóbal Colón. Conquistadas por los ingleses en el siglo XVII, las Bahamas se tornaron independientes en 1973. Las Islas Bahamas son conocidas como paraíso fiscal adonde recurren muchos inversionistas, pero también donde buscan guarida capitales fantasmas oriundos de la corrupción, de la evasión de impuestos y a veces de cosas peores. No son muchos los que saben que una de estas islas algún día se llamó Guanahaní, más precisamente hasta el 12 de octubre de 1492, cuando Cristóbal Colón la rebautizó como San Salvador tras desembarcar en ella poniendo el pie por primera vez en el Nuevo Mundo. A la llegada del Descubridor, las Bahamas se llamaban Lucayas, debido a la tribu de pacíficos indígenas que las habitaban, los lucayos. Según los relatos del Descubrimiento, uno de los elementos que más llamó la atención del navegante genovés en su primer viaje fue la escasa profundidad de las aguas, por lo que bautizó a las Lucayas como Islas de la Bajamar. Ambos nombres coexistieron durante casi un siglo y medio, mientras el archipiélago permaneció en manos de la Corona española, pero los ingleses codiciaban las islas, a las que querían convertir en enclave estratégico para proteger a sus colonias en la América del Norte. Finalmente, en la primera mitad del siglo XVII, los súbditos de Carlos I se apoderaron de las Islas de la Bajamar y adaptaron el nombre del archipiélago a su lengua, llamándolas Bahamas Islands. Más tarde, nuestros antepasados hispanohablantes, tal vez ignorando el origen del nombre, lo retradujeron (o calcaron) como Islas Bahamas. pasquín El gladiador romano Pasquino era uno de los ídolos del pueblo que presenciaba las lides del Coliseo. Muchos de sus rivales cayeron para siempre bajo las estocadas de su puñal certero y la furia de sus armas invencibles, pero se trataba de una gloria efímera que no debería resistir el paso de unos pocos años después de su muerte, de modo que el gladiador seguramente jamás llegó a soñar que su nombre perduraría a través de milenios y civilizaciones. Ocurrió, sin embargo, que a la muerte de Pasquino, el gobierno imperial erigió una estatua en su homenaje, estatua que ciertamente habría quedado olvidada en poco tiempo de no haber mediado una circunstancia inesperada. En efecto, por

alguna razón que no llegó hasta nosotros, por aquella época se hizo costumbre en fijar libelos o escritos satíricos en el pedestal de la estatua de Pasquino. Con el paso de los años, el nombre de nuestro implacable gladiador se convirtió, en italiano, en sinónimo de las sátiras al poder establecido. Con el desarrollo de la prensa en la época contemporánea, la palabra italiana pasquino, que llegó al español como pasquín, pasó a designar a los diarios sensacionalistas o calumniosos. genuino La base prehistórica indoeuropea genu-, que significaba ‘rodilla’ no entró en nuestra lengua como nombre de esa parte de la pierna, pero sí está presente en la forma como llamamos al acto de arrodillarse: ‘genuflexión’, del latín genu flexio, literalmente, ‘doblar la rodilla’. En francés, en cambio, se formó la palaabra genou (rodilla). En nuestra lengua, otra de las palabras derivadas de genu- es genuino: proviene de una antigua costumbre de los etruscos, heredada por los romanos, por la cual un padre ponía a su hijo recién nacido sobre la rodilla, como manera de expresar que lo reconocía como suyo, o sea, declararlo genuino o legítimo. dicha El vocablo dicha, proveniente del verbo decir, significa ‘las cosas que se dijeron’, pero también ‘felicidad’, ‘buena suerte’. ¿Cuál es la relación del verbo ‘decir’ con este último significado? Los romanos creían que la felicidad de cada uno dependía de algunas palabras que los dioses o las Parcas pronunciaban en el momento del nacimiento de una criatura, de tal manera que el destino quedaba trazado en la dicta (la cosa dicha). Esta antigua creencia romana está también en el origen de la palabra hado (destino), que proviene de factum, participio pasivo de fari (hablar, decir). bicoca "Lo habían estado explotando por años y años pagándome una bicoca, que a mí de bruto me parecía un sol", comentaba un personaje de la novela Setenta veces siete, del autor mexicano Ricardo Elizondo. Bicoca es palabra usada en la mayor parte de los países hispanohablantes, si no en todos, pero pocos conocen su origen. Del italiano bicocca (‘castillo en una roca’), procedente del bajo latín de Italia y de origen incierto, llegó a España como bicoca, documentada desde 1609 con los significados de ‘fortificación insignificante’ y ‘cosa de poco valor’. En el siglo XVI, bajo el reinado de Carlos V, en cuyo reino "jamás se ponía el sol", España dominaba parte de Italia, pero los franceses, gobernados por Francisco I, quisieron arrebatar estas tierras a los invasores ibéricos y contrataron con tal fin a unos 15.000 soldados suizos, esguízaros, los más famosos mercenarios de la época. Estos guerreros llegaron a Italia armados con picas al mando del mariscal Lautrec y combatieron contra unos 4.000 soldados españoles comandados por el general Colonna y el marqués de Pescara, armados unos con picas y los más con arcabuces.

La batalla se libró el 27 de abril de 1522 en la localidad de La Bicocca, población cercana a Monza, en el antiguo condado de Milán, donde el ejército franco-helvético fue diezmado casi sin ocasionar bajas a los españoles. Como resultado de este triunfo, aparentemente fácil, rápido y de gran importancia, se desmoronó la fama de los piqueros suizos y se afianzó la supremacía de los españoles en la zona. Otra consecuencia de la victoria de los españoles fue la incorporación al idioma de la palabra bicoca, para referirse a un bien muy deseado, que se obtiene de manera rápida y fácil.

burgués De ‘burgo’, ‘habitante de los burgos’. ‘Burgo’ deriva del bajo latín burgus, y éste a su vez del germánico burgs, que designa a la ciudad pequeña y amurallada. Muchas ciudades fortificadas en varios países europeos, de diversas lenguas, incorporaron burgo a sus nombres, como ocurrió con Gotemburgo (Suecia), Hamburgo (Alemania) y Estrasburgo (Francia). La palabra ‘burgo’ ingresó al castellano a fines del siglo XI, con el significado de 'suburbio o arrabal'. Dos siglos más tarde, los habitantes de las ciudades amuralladas ya eran llamados burgeses y, más tarde, burgueses. Pero, todavía eran burgueses pobres y no soñaban con enriquecerse ni, mucho menos, con tomar el poder. Despreciados por los nobles y por los artesanos, estos burgueses eran herederos de la clase medieval de los villanos y, por falta de alternativas, se dedicaron al comercio, dando inicio así a la acumulación de riquezas que algunos siglos más tarde serviría de base para el surgimiento del capitalismo. Con la aparición de la doctrina marxista, a partir del siglo XIX la burguesía pasó a ser identificada como la clase dominante del modo de producción capitalista y, como tal, se le atribuyeron los méritos del progreso tecnológico pero también se la responsabilizó por los males de la sociedad contemporánea. Los marxistas acuñaron también el concepto de ‘pequeña burguesía’, como llamaron a un sector de las capas medias de la sociedad actual regido por los valores y aspiraciones de la burguesía. Fe de erratas: En el reciente envío de la palabra dicha, se afirmó erróneamente que el participio pasado de fari es factum y no fatum, como corresponde. Google Los creadores del popular sitio de búsqueda de la internet fueron a buscar un nombre para su creación en la historia reciente de la Matemática y lo hallaron en la palabra googol que fue creada en 1930 para designar un número formado por un 1 seguido de cien ceros. El matemático estadounidense Edward Kasner consideró que era bueno contar con un nombre para un número tan grande y le pidió a su sobrino de nueve años que lo inventara, prometiéndole que mucha gente lo usaría. El niño propuso googol, que desde enconces fue ampliamente usado por los matemáticos en todas las lenguas. Kasner contó posteriormente que su sobrino le propuso después un nombre para un número inimaginablemente más grande: un 1 seguido de un googol de ceros, que se llamaría googleplex.

La empresa Google confirma que su nombre se inspira en la palabra inventada hace casi ocho décadas y precisa que el término «refleja la misión de la compañía de organizar la inmensa cantidad de información disponible en la web y en el mundo». sufragio Sufragio y sufragar son sinónimos de ‘voto’ y ‘votar’ y llegaron al castellano procedentes del verbo latino suffragare. En las ciudades griegas organizadas de acuerdo con el sistema democrático de Atenas, los ciudadanos tenían derecho al sufragio, pero es preciso tener en cuenta que en esa democracia (V. T. I) sólo el diez por ciento de la población era de ciudadanos; el resto estaba formado por esclavos o extranjeros sin derechos cívicos (metecos). En Roma, los plebeyos tenían el derecho de votar para elegir tribunos que los defendieran de los abusos. A pesar de contar con una historia tan antigua, en las sociedades que sucedieron a Grecia y Roma el sufragio no se impuso hasta el siglo xviii, cuando lo hizo a lomos de las ideas de la Revolución Francesa. En algunas sociedades de la antigüedad, el voto era emitido con pedazos de vasijas rotas, aunque esto supusiera el riesgo de que alguno de esos pedazos se quebrara, duplicando el sufragio. Eso explica que suffragare se formara mediante el prefijo sub- (que antepuesto a una f se convierte en suf) y la raíz prehistórica bhreg -, que también llegó a nosotros en palabras como ‘fragmento’ o ‘frágil’. No obstante, algunos etimólogos creen que la participación de la raíz bhreg- en la formación de suffragare se debe a una antigua costumbre de los guerreros de expresar su voluntad, su sufragio, golpeando las lanzas unas con otras, como para romperlas. sílfide Las sílfides son personajes de la mitología gala, que habitan el aire y las aguas. El nombre sílfide proviene del francés sylphide, palabra acuñada hacia 1670 por el académico francés Bernard de Montfaucon, pero el vocablo original que proviene de una creencia prerromana en estos seres etéreos era sylphe, término que fue retomado y divulgado en el siglo xvi por Paracelso. Desde el siglo xix, la palabra es usada para referirse a la mujer esbelta y delgada, probablemente a partir del atuendo típico de las bailarinas de balé, cuyo uso se hizo general desde 1832, cuando la bailarina María Taglione lo estrenó en el balé La sílfide. testigo Proviene del latín testis (testigo), que a su vez procede de la raíz tris de la lengua prehistórica indoeuropea, la misma raíz donde se origina también la voz inglesa tree (árbol). La idea subyacente hace referencia a un tercero que está al margen de un convenio entre dos personas, como si fuera un árbol, de modo que está en condiciones

de actuar como testigo imparcial. Desde los tiempos más remotos, la principal función de los testigos era asegurar la legitimidad de un testamento: la voluntad expresada ante testigos por una persona para después de su muerte. El uso de testamento para designar el Antiguo y el Nuevo Testamento proviene de un error de los traductores latinos de la versión griega de la Biblia, quienes tradujeron como testamentum la palabra griega diatheké que significa tanto ‘deseo’ o ‘voluntad’ como ‘acuerdo’ o ‘convenio’. En realidad, el nombre en griego de la Biblia se refiere al antiguo y al nuevo ‘convenio’ de Dios con los hombres y no a un testamento. De 'testis' proviene también ‘testículo’, el órgano que atestigua la virilidad de un hombre. Y, ‘detestar’, que originalmente significaba ‘expulsar a alguien mediante imprecaciones, poniendo a los dioses por testigos’. recalcitrante Hoy llamamos recalcitrante a aquel que es terco, obstinado o que reincide en alguna conducta negativa o inconveniente, pero antiguamente se aplicó ese adjetivo a las bestias que coceaban. En efecto, del latín calx, calcis, talón (V. T.I, ‘calzado’), se formó calcitrare (patear) y, mediante aposición del prefijo re-, recalcitrare (patear hacia atrás, cocear). En la primera mitad del siglo xviii, recalcitrar significaba ‘retroceder, volver los pies hacia atrás’, como vemos en la primera edición del diccionario de la Academia (Diccionario de Autoridades) y sólo en 1780 se agrega la acepción ‘resistir, no obedecer a quien se debe’. erótico

Proviene del latín eroticus y éste, del griego erotikós, que se refería al amor sensual y a la poesía amatoria. La palabra griega se deriva del nombre de Eros, el dios del amor, Cupido para los romanos, que con sus flechas unía corazones. La Academia admite hoy también el significado adicional de ‘atracción muy intensa, semejante a la sexual, que siente hacia el dinero, el poder o la fama’. nefelibata

Se dice de la persona soñadora, que vive en las nubes.   El poeta nicaragüense Rubén Darío usó esta palabra en su poema  'Epístola', que escribió en homenaje a la esposa de Leopoldo Lugones:  

«[...]  Que ando, nefelibata, por las nubes... Entiendo. Que no soy hombre práctico en la vida... ¡Estupendo!  [...]».   Y volvió a usarla en 'Mar Latino':   «[...]  Nefelibata contento, creo interpretar las confidencias del viento  la tierra y el mar...  [...]».   Se trata de un cultismo (voz de creación culta, no nacida en el habla  popular) que se formó con las palabras griegas 'nephéle' (nube) y  'bates' (el que anda). No conocemos ninguna referencia sobre su uso  antes de Darío, que vivió entre 1867 y 1916. *Nefelibata* nunca había  aparecido en ningún diccionario cuando fue incluida por primera vez  en el Diccionario de la Real Academia, en 1984. En portugués, *nefelibata* se registra con el mismo origen y  significado a partir de 1899. fútbol Se ha dicho que el fútbol reemplaza en el mundo moderno las rudas competencias de los caballeros medievales. Este deporte, nacido en la Inglaterra del siglo XIX y rápidamente difundido en el mundo entero, tomó su

nombre de las palabras inglesas foot (pie) y ball (pelota), dos vocablos cuyos orígenes pueden ser rastreados muy lejos. En efecto, foot proviene de las raíces pod- y ped- de las lenguas prehistóricas indoeuropeas, que también dieron lugar al vocablo griego pous (pie), del cual se derivaron palabras como ‘trípode’, ‘podio’ y ‘antípoda’. También provienen de esas raíces la voz sánscrita padas (pie) y la lituana pedà (paso) pero, desde el punto de vista de nuestra lengua, su derivación más importante ha resultado el latín pedes (pie), que dio lugar a incontables palabras castellanas, tales como ‘pedicuro’, ‘peón’, ‘pedal’, ‘velocípedo’. Ball, por su parte, proviene del griego ballein, que significaba ‘arrojar’. La palabra fútbol fue rechazada inicialmente por los puristas que, considerándola un anglicismo, intentaron imponer balompié, en realidad, un calco semántico de la palabra inglesa. Balompié apareció por primera vez en el Diccionario académico en 1927, con una definición en la que se evitaba cuidadosamente football: Juego parecido al del balón, del cual se diferencia en que la pelota o balón se juega con el pie.

Sin embargo, en sus últimas ediciones, el Diccionario remite directamente a ‘fútbol’, reconociendo así esta última como preferible. campeonato El deporte moderno expresa de alguna manera la competitividad que caracteriza a los seres humanos y encauza su agresividad hacia formas más civilizadas de comportamiento. Desde ese punto de vista, deportes como el boxeo y otras formas de lucha en las que se busca aniquilar físicamente al adversario, son resabios de eras históricas más primitiva, en las cuales la búsqueda de competición se manifestaba en guerra, tortura y muerte. Sin embargo, hacia la Edad Media, la agresividad se expresaba a veces en formas que contenían algún ingrediente altruista, como ocurría con los paladines que se batían en defensa de los desvalidos. En Italia, estos héroes medievales se llamaron campioni, palabra tomada del longobardo kamphio (caballero que defiende a otra persona), que a su vez se derivaba del germánico occidental kamp (campo de batalla). Este vocablo germánico tiene origen latino, puesto que se deriva del nombre del Campo de Marte, donde recibían instrucción militar los soldados romanos de origen germano. Parece natural, pues, que en el primer Diccionario académico, conocido como ‘de Autoridades’, campeón fuera definido como un guerrero:

Campeón. El heróe famoso en armas, ò los hombres esforzados, y mas principales de algún exército, que sobresalen en las acciones mas señaladas de la guerra.

Sólo en 1925, cuando los deportes de equipo se estaban difundiendo en el mundo, se incluyó también una acepción para denotar ‘el que tiene la primacía en el campeonato’. Fue precisamente en la edición de 1925 que campeonato apareció por primera vez en el Diccionario, cuando faltaban cinco años para el primer Campeonato del Mundo de Fútbol, pero ya hacía tres décadas que se venían desarrollando los Juegos Olímpicos modernos. gol El objetivo del fútbol o balompié es, como se sabe, introducir el balón tantas veces como sea posible en la meta custodiada por el equipo rival y evitar que éste lo haga en la nuestra. El acto de introducir la pelota en la valla del adversario se llama gol, palabra proveniente del inglés goal (meta, objetivo). El vocablo inglés era usado en el siglo XVI en textos de esa lengua para denominar la línea de llegada de una carrera. Sin embargo, subsisten algunas dudas sobre la historia anterior de este término. En un texto británico del siglo XIV aparece en inglés gol con el significado de ‘límite’, palabra que algunos etimólogos vinculan con goelan, un vocablo del inglés arcaico que significaba ‘obstáculo’, denotación no demasiado alejada de la noción de ‘límite’ y aun de la de ‘meta’.

zaguero En la Edad Media, los árabes usaban la palabra saq para referirse a un rebaño y también para designar el acto de conducirlo o pastorearlo. Más adelante, la palabra ingresó al lenguaje militar de ese pueblo bajo la forma saqa, que se refería a la retaguardia de un ejército. El vocablo entró al castellano con cedilla bajo la forma çaga, como aparece documentada en el Cantar de Mío Cid (1140) y hacia el siglo XIII dio lugar al modo adverbial en çaga, usado para denotar ‘atrás’ o ‘detrás’. En el siglo XIII ya aparecía çaguero con el significado de ‘el último’ o ‘el que está detrás’. La grafía con cedilla se mantuvo hasta el siglo xv, aunque convivió durante más de un siglo con la forma actual, zaguero. Sin embargo, por esa época era considerado un vocablo vulgar, al punto que Juan de Valdés decía en su Diálogo de la lengua (1535): Tampoco digo cabero ni çaguero, porque están desterrados del bien hablar, y sirven en su lugar último y postrero.

A partir de entonces, zaguero fue palabra muy poco usada en castellano, prácticamente desapareció entre los siglos XVII y XIX para reaparecer sólo en el siglo XX, cuando el fútbol se tornó popular en los países hispanohablantes. La añeja palabra hispana de estirpe árabe renació entonces en el mundo del balompie para reemplazar back, que es como se designa en inglés a los jugadores de fútbol que juegan en las últimas líneas de la defensa.

Sin embargo, no es difícil tropezar aún hoy en crónicas futbolísticas con la palabra inglesa, que resiste bravamente las embestidas de zaguero, como vemos en este texto de la revista estadounidense Noticiero de Norte a Sur, publicado en julio de 2002: Los esquemas se vuelven un verdadero problema matemático o geométrico, y yo me pregunto: ¿que tenía de malo jugar con un back derecho, ahí cerquita del área nomás, un back izquierdo que tapaba agujeros y hasta se mandaba al ataque.

alemán Del bajo latín alamanus, con el mismo significado, tomada del germánico alamans, usado para referirse a ‘todos los hombres’. Llegó al español a partir del francés allemand. Este gentilicio es compartido además con el portugués alemão, pero cabe observar que difiere del inglés german y del alemán Deutsche. En cuanto al gentilicio ‘germano’ que también se aplica a los alemanes, proviene del latín Germanus, vocablo con que se denominaba a los pueblos bárbaros que la Europa central, en un territorio aproximadamente igual al de la actual Alemania. Ecuador Se llama así el círculo perpendicular al eje de la Tierra en el cual los días tienen la misma duración que las noches durante todo el año. La palabra Ecuador proviene del latín aequus (igual) y éste del verbo aequare (igualar). En latín, Aequator, -oris era el nombre de un aparato que se utilizaba para verificar el peso de las monedas, así como la calidad del metal de que estaban hechas. También tomó este nombre el país del Pacífico sudamericano situado sobre esta línea, independizado de la Gran Colombia en 1830. Holanda Países Bajos es el nombre oficial de este reino, más conocido como Holanda que, en realidad, es la denominación de dos de las doce provincias que actualmente componen el país. Sin embargo, en tiempos de la dominación napoleónica, el país se llamó Reino Napoleónico de Holanda. Las doce provincias son: Groningen, Friesland, Drente, Overijssel, Gelderland, Utrecht, Flevoland, Noord-Holland, Zuid-Holland, Zeeland, Noord-Brabant y Limburg. En el siglo xv, el historiador español Diego de Valera ya se refería a alguna de las provincias esas provincias en su Crónica de España (1482): Capitulo.xvij. dela prouincia de holanda. // Holanda es pequeña prouincia. es vezina al mar de brenante tiene al medio dia a afrisa. al oriente & al oceano de toda parte al mar .

El nombre Holanda proviene del de la región de Holt-land, cercana a Leiden, sintagma que en neerlandés antiguo significaba ´tierra boscosa´. México No se conoce con certeza el origen del nombre de México, pero la hipótesis más aceptada sugiere que proviene de los vocablos de la lengua náhuatl metztli (luna), xictli (ombligo, centro) y -co (sufijo adverbial de lugar). Así, el nombre de México significa, según esta hipótesis, 'lugar en el centro de la luna' o 'lugar en el lago de la luna', que fue uno de los nombres mexicas del lago de Texcoco. Algunos autores que se dedicaron al estudio de la cultura mexica afirman que estos significados podrían traducirse simbólicamente en ‘centro del mundo’. Otra hipótesis vincula el nombre del país con el del dios Mexi (esta x se pronuncia en náhuatl como la el grupo consonántico sh en inglés, o ch en francés). Mexi era el nombre que los mexicas daban a su dios tutelar, Huitzilopochtli, de modo que, añadiendo a mexi el sufijo -co, tenemos 'lugar donde vive Huitzilopochtli'. En esa época, la x representaba en español el sonido sh, que más adelante cambió por el que actualmente tiene la j, como en ‘Ximena’. Por esa razón, algunos autores españoles escriben el nombre del país como 'Méjico', que es aceptado por la Real Academia Española. Sin embargo, la única grafía considerada correcta por los mexicanos y preferida por la gran mayoría de los hispanohablantes es México. Argentina La plata nunca abundó en el territorio argentino, pero en 1526, cuando Sebastián Gaboto pasó por el estuario formado por la desembocadura del río Uruguay en el Atlántico lo llamó Río de la Plata, engañado por el metal precioso que encontró en manos de unos indígenas, sin saber que éstos lo habían tomado de los marineros de la expedición portuguesa dirigida por Aleixo Garcia. Aunque la confusión se aclaró poco después, el nombre se mantuvo y muy pronto el gentilicio ‘rioplatense’ se aplicó a los habitantes de ambas márgenes del Plata, que los indios llamaban Paraná-Guazú (río grande como un mar). ‘Plata’ en latín es argentum, nombre sustantivo al que corresponde el adjetivo argentinus. El nombre Argentina fue usado por primera vez por el poeta extremeño Miguel del Barco Centenera (1535-1605) en su poema histórico La Argentina o la conquista del Río de la Plata, publicado en 1602, sesenta y seis años después de la fundación del Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire, hoy Buenos Aires. El sustantivo Argentina se utilizó ampliamente a partir del siglo XVIII para designar a toda la región rioplatense, abarcando los actuales territorios de Uruguay, Paraguay y parte del estado brasileño de Rio de Grande do Sul. En español existe también el sustantivo 'argento', sinónimo de ‘plata’ usado en el lenguaje poético. El mercurio ha sido llamado ‘argent vivo’ desde el siglo XIII, y la expresión ‘argento

vivo’ se encuentra aún hoy en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) con el mismo significado.

Francia Los francos fueron una tribu germánica probablemente originaria de la Panonia, una región del territorio donde hoy se sitúa Hungría, y más tarde se desplazaron hacia el oeste, para ocupar la región de Frisia, donde actualmente están los Países Bajos. A mediados del siglo IV de nuestra era, en la época de decadencia del Imperio Romano, el emperador Juliano, para pacificar a estas tribus les cedió la Galia, y los francos se incorporaron al imperio como un aliado federado. En la época de su apogeo, el reino de los francos abarcó la mayor parte del actual territorio de Francia y en parte de lo que hoy es Alemania (Franconia). Este pueblo germánico se unió a los pobladores celtas del lugar, los galos, y ambos grupos indoeuropeos constituyeron el origen de lo que siglos más tarde sería la nación francesa. Sin embargo, los francos dejaron una impronta más fuerte que la de los galos, por lo menos en el nombre del país: etimológicamente, Francia significa ‘tierra de los francos’. Portugal Según una antigua leyenda griega, uno de los argonautas que acompañó a Jasón en la busca del vellocino de oro, llamado Cale, llegó al extremo de Europa, a un lugar de la costa atlántica de lo que hoy es Portugal. Cale habría formado allí un enclave comercial pero, como las condiciones del lugar no eran muy propicias para la navegación, muchos siglos más tarde los romanos trasladaron el asentamiento un poco hacia dentro del continente, sobre la ribera norte del Duero, aunque muy cerca de su desembocadura en el océano Atlántico, y construyeron allí un puerto que llamaron Portus Cale. Esta ciudad se llama hoy en español Oporto y, en portugués, Porto. Hacia fines del siglo XI, cuando Alfonso VI de Castilla y León otorgó un condado a Enrique de Borgoña en la parte sudoeste de su reino, le concedió el título de conde de Portus Cale, pero un siglo más tarde este condado se independizaría de la Corona de Castilla. El reino de Portugal fue desde muy antiguo un mosaico de etnias, en el que se fundieron celtas, íberos, fenicios, latinos, moros y visigodos.

victoria Fue en la guerra que los hombres conocieron desde los albores de su existencia la satisfacción de la victoria y la pesadumbre y el dolor de la derrota. En tiempos más recientes, las guerras se han tornado más mortíferas que lo que jamás se podría haber soñado en las peores pesadillas de otros tiempos, pero el hombre también halló —en los deportes— formas más civilizadas de experimentar los sentimientos que acompañan victorias y derrotas. En realidad, las justas deportivas habían sido cultivadas por los griegos con sus juegos olímpicos, pero en el año 394 de nuestra era fueron suspendidos por el emperador católico romano Teodosio el Grande, que cuestionaba su carácter

pagano. Sólo en 1896 se disputarían, en Atenas, los primeros Juegos Olímpicos modernos. El fútbol no fue inicialmente una práctica olímpica, pero el deporte que llegó al siglo XXI convertido en pasión de multitudes ya se jugaba en algunos países de Europa y América Latina, donde se formaban los primeros clubes. El verbo latino vincere (vencer) dio lugar al apelativo victor (vencedor). Victor omnium gentium (vencedor de todos los pueblos) fue una expresión utilizada por Julio César, Cicerón y Virgilio. Cornelio Nepo y Horacio utilizarían más tarde victoria, el femenino de victor y también con el significado que esta palabra tiene actualmente en español, como sinónimo de ‘triunfo’. Como nombre propio, Victoria se usó también para designar a una diosa romana, se convirtió en nombre de mujer y también se llamó así una ciudad de Cantabria, hoy Santoña. derrota En la Canción de Rolando (Chanson de Roland), un poema épico que está entre las primeras expresiones de la literatura en lengua francesa, se empleaba la palabra rompre con la denotación de ‘romper’, ‘dividir’ un ejército o una fuerza enemiga. Este antiguo verbo francés dio lugar al sustantivo rote, que hacia el siglo XII denotaba una ‘cuadrilla’ o un ‘grupo de hombres, generalmente armados’. Del sustantivo rote se derivó otro verbo, desroter, que significaba ‘desbandar’, ‘dispersar’ y a partir del cual, algunos siglos después, se formaría el sustantivo déroute (desbandada). Al cruzar los Pirineos y llegar a la Península Ibérica, a fines del siglo XVI, déroute se cruzó con la palabra castellana ‘rota’, la misma que usamos hoy como participio del verbo ‘romper’, pero que en aquella época se usaba también con el sentido de ‘revés militar’ y del encuentro de ‘rota’ con déroute formó el vocablo derrota. Es preciso mencionar que una palabra ‘derrota’ de origen diferente ya existía en castellano con el sentido de ‘rumbo’, pero ese uso se ha tornado anticuado y sobrevive apenas en palabras como ‘derrotero’. Italia Cuando la hegemonía etrusca iba llegando a su ocaso con la expansión de los latinos, los pueblos del sur, en particular los oscos, umbros y otros pueblos del centro y sur de Italia poseían un numeroso rebaño bovino. En la lengua de los oscos, el acusativo vitluf (a los terneros) dio lugar en latín a vitellus (ternerito), palabra proveniente de vitulus (ternero de entre uno y dos años). Estas palabras se derivaron del indoeuropeo wet-olo (de un año cumplido), formada a su vez a partir de wet- (año), también presente en ‘veterano’ y ‘veterinario’. El ganado vacuno era tan importante para estos pueblos que adoptaron como emblema la imagen de un toro joven, que aparece en algunas monedas de la época, con el nombre de vitalos, que en poco tiempo se convirtió en italos, nombre con el que se denominó a las tribus del sur, pero que con el tiempo incluyó también a los latinos.

Hacia mediados del siglo I, Italia era usado en latín para designar a la Península, e itali, -orum para sus habitantes. En castellano, el nombre Italia aparece por lo menos desde el siglo XIII, como en este trecho de la General estoria, de Alfonso X:

Tu uas buscar los regnos de italia que numqua uist ni sabes o son. exilio

Se trata de una palabra antigua en nuestra lengua, que los corpus del español reseñan en todas las épocas a partir del siglo XIII, cuando aparece en textos de Berceo y de Alfonso el Sabio, o en este trecho de la traducción de la Eneida, de Enrique de Villena, algo posterior (1427):

(…) aprovechándose d'ellas cuanto la nesçesidat requiere, aviéndolas en medianos entre nós e la patria çelestial, donde somos naturales, reputándose bevir en exilio mientra cursa en la presente vida.

Sin embargo, exilio nunca se usó tanto en castellano como a partir de 1939, cuando miles de españoles se vieron forzados a buscar refugio en otras tierras tras la victoria del fascismo en España y cobró nuevo auge en la década de 1970, durante las dictaduras militares sudamericanas. La palabra ya era usada por los latinos bajo la formas exsilum, derivada del verbo exsilire, que significaba ‘exiliarse’ o, como transitivo, ‘exiliar’ (a alguien). Sin embargo, el significado original, etimológico era ‘saltar afuera’. En efecto, exsilire se formó con el verbo salire (saltar) precedido por el prefijo ex- (fuera). bribón Dicen que la Biblia es el libro más vendido de la historia y el que ha sido traducido a mayor número de idiomas. Lo que pocos saben es que este nombre, derivado del griego biblíon (libro) dio lugar otras palabras de nuestra lengua que poca relación guardan con los libros o con cualquier religión. Hacia el siglo xv, la palabra ‘Biblia’ se había deformado y muchas personas cultas decían bribia, como vemos en este trecho de Los doce trabajos de Hércules (1499), de Enrique de Villena, en el que se habla del ‘proemio de la bribia’:

conparando los maestros & doctores al afincamjentto al sol ala luna alas estrellas / Commo pone santo geronjmo trasuntiua mente enel proemjo dela bribia / a mostrar que ellos deuen seer firmes commo el firmamjentto & jncorrutibles por tales viçios claros commo el sol dando lunbre enxenplar

En el siglo xvi surgió la expresión ‘echar la bribia’ —que figura hasta hoy en el Diccionario de la Academia— al arte de los pícaros, que consistía en ‘engañar alabando con bellas palabras’, arte que más adelante se denominó simplemente bribia y luego briba. Y los que practicaban este arte fueron llamaron bribones, por lo menos desde Lope de Vega, que utiliza esta palabra en El truhán del cielo y loco santo (1598): Lindamente has engañado al convento; industria ha sido, pues con haberte fingido fraile, has comido y cenado siendo un bellaco bribón de vida anchurosa y larga.

espinaca Este vegetal de la familia de las quenopodiáceas, de hojas comestibles, cuya denominación botánica es Spinacia oleracea, es de origen persa y fue introducido en Europa hacia el siglo XII. Su uso se expandió ampliamente a partir de la década de 1920, cuando se conoció su rico contenido de hierro y de las vitaminas A y B2. En realidad, el contenido de hierro de la espinaca es apenas ligeramente superior al de la mayor parte de las verduras, pero esta creencia popular aparece respaldada por la Encarta y la Encyclopaedia Britannica. Con base en estos datos, el dibujante estadounidense Elzie Crisler Segar desarrolló a partir de 1929 la fantástica historia del marinero Popeye, quien adquiría una fuerza sobrehumana con sólo ingerir un bocado de espinaca, como un precursor de los superhéroes que surgirían pocos años más tarde en los medios norteamericanos. En el Diccionario español-latino (1495) de Nebrija, aparece apenas la siguiente mención de la planta: Espinaca, ierva conocida. Spinanca El nombre original de la espinaca en lengua persa era aspanakh y pasó al árabe como isfinaj, que fue adoptado por el latín vulgar hispánico como spinachia. benjuí El benjuí es un bálsamo con propiedades medicinales que se extrae de un árbol llamado Styrax benzoin, que crece en Java, en la isla de Sumatra, desde donde fue llevado a Europa en el siglo xv. La palabra benjuí procede del nombre que los árabes daban a este bálsamo, luben yawi (incienso de Java). hipocresía

Con frecuencia oímos decir "Fulano es un artista", no como elogio a las dotes histriónicas de la persona sino para señalar que es un fingidor, un hipócrita. La hipocresía es un arte, al menos etimológicamente: la palabra se deriva del griego tardío hypokrisía (hypokrisis en griego clásico), que era precisamente el arte de desempeñar un papel teatral. En Suetonio, un hypocrités es el que imita a otro personaje en la comedia, un comediante, pero también un histrión y hasta un tonto. En los escritores cristianos de la Edad Media, se cristalizó el sentido de la falsedad de la interpretación teatral del hipócrita, que se convierte en alguien que finge sentimientos opuestos a los que realmente experimenta con el objetivo de engañar a alguien. laberinto En la civilización egea, que se desarrolló antes de la llegada de los helenos, era común la construcción de enmarañados laberintos en cuyos innumerables corredores, cámaras y vericuetos solían perderse los visitantes. Los latinos llamaron a estas construcciones labyrinthus, del griego labyrinthos, una palabra que problamente es de origen cario, según el lingüista francés Antoine Meillet, especializado en lenguas indoeuropeas. Los carios eran uno de los pueblos del mar Egeo que fueron desplazados por los helenos unos nueve siglos antes de nuestra era. El más famoso de aquellos laberintos era sin duda el de Creta que, según la mitología griega fue construido por Dédalo para encerrar al mítico Minotauro, un animal sanguinario con cuerpo humano y cabeza de toro. emoción

Una emoción es un movimiento del alma o del ánimo, algo que nos sacude o nos ‘con-mueve’. La palabra aparece registrada en español desde el siglo XVII, cuando llegó del francés émouvoir, que denotaba ‘emocionarse’ o ‘conmoverse’, pero en realidad su uso no se generalizó hasta el siglo XIX, El verbo francés provenía del latín emovere —formado por ex (hacia fuera) y movere—, que significaba ‘remover’, ‘sacar de un lugar’, ‘retirar’, pero también ‘sacudir’, como suele hacer la emoción con nuestro ánimo. gángster Esta palabra de origen inglés no está incluida en el Diccionario de la Academia pero sí, sin tilde, en el Diccionario de uso del español, de María Moliner, que lo define como ‘bandido; malhechor que constituye con otros una banda’. El término fue acogido por la prensa en lengua española como reflejo de las malas traducciones de las películas de Hollywood, pero la etimología debemos

buscarla en el inglés, lengua en la cual se refiere al ‘que forma parte de una gang’ o banda de delincuentes. Gang proviene del noruego antiguo gangr, que lo tomó del verbo germánico ganggan (ir), que llegó al escocés gang con el mismo significado. En escocés adquirió el sentido de ‘trayecto recorrido en una jornada’ y también el ‘conjunto de cosas cargado en una jornada’. Hacia fines del siglo XVII, gang era en escocés un grupo de trabajadores y, unos años más tarde, un grupo de personas que actúan en conjunto para un propósito dado, generalmente indeseado o incluso delictivo. proviene del noruego antiguoque lo tomó del verbo germánico (ir), que llegó al escocés con el mismo significado. En escocés adquirió el sentido de ‘trayecto recorrido en una jornada’ y también el ‘conjunto de cosas cargado en una jornada’. Hacia fines del siglo XVII, era en escocés un grupo de trabajadores y, unos años más tarde, un grupo de personas que actúan en conjunto para un propósito dado, generalmente indeseado o incluso delictivo. profesor Los primeros cristianos fueron también los primeros profesores de la historia, porque ‘profesaban’ es decir, declaraban públicamente su fe, aunque pudiera costarles la vida. La palabra se formó a partir del latín profiteri del mismo significado, formada por fateri (confesar), con el prefijo pro- (delante, con el sentido de ‘delante de todos, a la vista’). A partir de cierta época, un profesor pasó a ser aquel que ‘profesaba’, o sea que declaraba públicamente que poseía conocimientos en determinada área del saber y que podía trasmitirlos.

En el diccionario de Covarrubias (1611) encontramos: Professar algun arte o ciencia, latine profiteri. Professor della, el que la sigue y professa. Pero poco más de un siglo más tarde, en el Diccionario de la Real Academia, el vocablo professor era definido como ‘El que exerce o enseña publicamente alguna facultad, arte ù doctrina’.

agosto

La historia de este mes se remonta a más de dos mil años atrás, cuando agosto adquirió ese nombre debido a las ambiciones del emperador romano Cayo Julio César Octavio, conocido como Octavio Augusto, quien no quería ser menos que su predecesor y padre adoptivo Julio César. En el antiguo calendario romano, el año comenzaba en marzo y el sexto mes se llamaba Sextilis pero, en el año 24 antes de nuestra era, Octavio Augusto decidió darle su nombre y desde entonces Sextilis se llamó Augustus. Octavio imitaba así al ya fallecido Julio César quien, veintiún años antes, había hecho

lo mismo con el quinto mes, hasta entonces llamado Quinctilis y que con él pasó a llamarse Iulius en homenaje a la familia Iulia, a la que pertenecía. Pero dar su nombre a Sextilis le pareció poco a Octavio, quien consideraba que aún no había alcanzado la misma gloria que Julio César, ya que Iulius tenía 31 días y Augustus, sólo 29. Por esa razón, el emperador alteró la duración de varios meses, quitando y poniendo días, hasta lograr que ‘su’ mes tuviera 31 días. Es por eso que aún hoy, dos mil años después, julio y agosto tienen 31 días cada uno. Cabe recordar que los miembros de la familia Iulia, a la que pertenecían Julio César y, por adopción, Octavio Augusto, creían que esta gens o familia había sido fundada nueve siglos antes por Iulo (Ascanio para los griegos), hijo de Eneas y nieto de la diosa Afrodita, según se narra en La Eneida (v. latino). pepitoria Es el nombre que se da hoy a un guisado que se hace con menudos de ganso y, por extensión, de cualquier tipo de ave (antiguamente petitoria). La palabra fue tomada del francés antiguo petit-oie (pronunciado petituá [pequeño ganso]). La palabra aparece ya en Góngora: Ô que donaire, ô que historia para un doctor de estornudos, que le pagan en menudos cuando no es en pepitoria. vecino Es la palabra que usamos para designar a la persona que vive en el mismo barrio o las cosas inmuebles que están cerca. Así, nuestro vecino es aquel que habita una vivienda cercana a la nuestra y las ciudades vecinas son aquellas que están situadas en los alrededores de la nuestra.

Hay una amplia familia de palabras formadas en torno a vecino, tales como vecindad, que se aplica tanto a las cercanías de un lugar como al conjunto de personas que viven en esa cercanía; avecindarse, que significa ir a vivir en la vecindad; circunvecino, que se dice de algo que está en la vecindad, rodeando nuestro entorno o parte de él.

La palabra nos llegó a través del latín vicinus (vecino), originada a su vez en vicus, que en latín significaba ’barrio, lugar’. En Berceo se encuentra como veçino: “Parientes e veçinos avielos oblidados”.

En francés, vicinus dio lugar a voisin, y en italiano, a vicino. tifón Es el nombre de los temibles huracanes que se desencadenan en el mar de la China, que en cantonés se llaman daai fung. Cuando los portugueses llegaron a la China, adoptaron esta palabra como tufão. Al ser incorporada a nuestra lengua, cambió la u por i, una apofonía que habría sido causada por influencia del latín typhon, vocablo que había sido usado por Plinio Apuleyo con el significado de ‘torbellino’ y que fue tomado del griego Typhon, nombre de un monstruo de la mitología olímpica. peripecia Vocablo tomado del verbo griego peripeteia (cambio súbito que ocurre a un personaje de una escena dramática), derivado del sustantivo peripetés (vuelta repentina), formado por peri(alrededor) y piptein (caer). En el Diccionario castellano (1786) de Esteban de Terrero, peripecia es definida así: La última parte de las piezas dramáticas, donde se resuelve el nudo de todo con una mutacion inopinada de la accion, dando fin á la pieza.

sufragio Sufragio y sufragar son sinónimos de ‘voto’ y ‘votar’ y llegaron al castellano procedentes del verbo latino suffragare. En las ciudades griegas organizadas de acuerdo con el sistema democrático de Atenas, los ciudadanos tenían derecho al sufragio, pero es preciso tener en cuenta que en esa democracia (V. T. I) sólo el diez por ciento de la población era de ciudadanos; el resto estaba formado por esclavos o extranjeros sin derechos cívicos (metecos). En Roma, los plebeyos tenían el derecho de votar para elegir tribunos que los defendieran de los abusos. A pesar de contar con una historia tan antigua, en las sociedades que sucedieron a Grecia y Roma el sufragio no se impuso hasta el siglo XVIII, cuando lo hizo a lomos de las ideas de la Revolución Francesa. En algunas sociedades de la antigüedad, el voto era emitido con pedazos de vasijas rotas, aunque esto supusiera el riesgo de que alguno de esos pedazos se quebrara, duplicando el sufragio. Eso explica que suffragare se formara mediante el prefijo sub- (que antepuesto a una f se convierte en suf) y la raíz prehistórica bhreg -, que también llegó a nosotros en palabras como ‘fragmento’ o ‘frágil’. No obstante, algunos etimólogos creen que la participación de la raíz bhreg- en la formación de suffragare se debe a una antigua costumbre de los guerreros de expresar su voluntad, su sufragio, golpeando las lanzas unas con otras, como para romperlas.

bujarrón Antiguo vocablo español para designar a los homosexuales activos masculinos, procedente del bajo latín bulgarus (búlgaro) porque los habitantes de Bulgaria eran despreciados por tratarse de "herejes" pertenecientes a la Iglesia ortodoxa griega. Está documentado en castellano desde comienzos del siglo xvi, aproximadamente al mismo tiempo que surgían el italiano buggerone y el francés bougeron, ambos con el mismo significado. En algunos países sudamericanos se convirtió en bufarrón lo que, según José Gobello en su Nuevo diccionario lunfardo, habría ocurrido "por cruce con el castellano ‘bufar’". archipiélago El mar Egeo, con sus islas paradisíacas, es un lugar de una belleza inefable, pero lo que más atrae a los turistas que visitan la región son los miles de años de historia atesorados en aquellas islas: en Lesbos, la de los poemas sáficos; en Rodas, la del Coloso; en Eubea, Naxos y Mikonos, pequeños elíseos en los que nuestra cultura dio sus primeros pasos. En tiempos muy remotos, el conjunto formado por lo que hoy es el Egeo y los mares Mirtoano y de Creta era llamado Archipiélago, que significaba ‘mar principal’, del griego arjós (guía, jefe) más pélagos (mar). La palabra llegó a nuestra lengua en 1522, ya con su significado actual de ‘conjunto de islas’, a través del italiano arcipielago, pero desde muy antiguo ya existía en castellano piélago, que se usaba con el sentido de ‘alta mar’ y también como ‘remanso de un río’ y como ‘laguna honda’. Empalagarse en el sentido de ‘sentir hastío por haber comido demasiado’ es probablemente una evolución de la idea de ‘comprometerse excesivamente en algo’ y procede de empelegarse, palabra que se usó en una época con el sentido de ‘internarse excesivamente en el mar’ (pelagos). alcohol La búsqueda de la belleza por parte de las mujeres ha estimulado numerosas invenciones a lo largo de los siglos hasta llegar a los avances de la cosmética moderna, un ramo que hoy mueve miles de millones de dólares en la industria química y en la publicidad. Tal actividad no podría menos que dejar sus huellas en el lenguaje, en el que la etimología de vocablos como alcohol y belladona constituye apenas un par de ejemplos de la incidencia de la búsqueda de la belleza en la historia del idioma. El hábito femenino de ennegrecerse los párpados para embellecerse no es nuevo; los ojos oscuros, u oscurecidos, ya estaban presentes en el modelo de belleza de la Baja Edad Media en los países mediterráneos. Pero como en aquella época las mujeres todavía no contaban con los productos de la cosmética moderna, se valían de un polvo hecho a partir del metaloide antimonio.

Autores castellanos del siglo XIII describían el alcohol como «un polvillo finísimo de antimonio empleado por las mujeres para ennegrecerse los ojos» y explicaban que el término provenía del árabe vulgar 'al kohól' o 'al khul' en árabe clásico, que significaba antimonio. El antimonio era largamente triturado para lograr aquel polvillo pero, por los años del Descubrimiento, la palabra ya era usada para referirse también a «cualquier esencia obtenida por trituración, sublimación o destilación». Fue Paracelso el primero en llamar alcohol al «espíritu del vino» ese sutilísimo vapor exhalado por algunas bebidas, que llena de alegría y exalta el espírtu de quien las bebe, como se sabe desde los tiempos bíblicos. De ahí el calificativo espiritoso o espirituoso, aplicado a las bebidas alcohólicas.

EL CONCEPTO DE SUJETO EN LA GRAMÁTICA MODERNA Por Carmen Lepre Si bien el concepto de sujeto es tan antiguo que se pierde en la historia de la gramática, ha dado mucho que hablar, sobre todo en los últimos tiempos. Es seguro que si preguntamos ¿Qué es el sujeto? obtendremos respuestas variadas y válidas todas, en tanto respondan a fundamentaciones que las sustenten. Ser "aquello de lo que se habla en la oración", o el sintagma que "concuerde en número y persona con el verbo", o el "argumento externo" del verbo, no son más que distintos aspectos parciales de una misma y compleja realidad, analizada en este artículo por la linguista Carmen Lepre. EL CASTELLANO: LENGUA NACIONALISMO E IDEOLOGÍA Por José Delvalle El autor ―el profesor José Delvalle― aborda el tema de las políticas lingüísticas llevadas a cabo (o proyectadas) en España, expone con claridad meridiana la estructura conceptual del nacionalismo lingüístico y la presencia implícita de esta ideología en la actual promoción una lengua trasnacional como el español, usada por cuatrocientos millones de hablantes nativos. LA INTERNET EN EL ESPAÑOL COMO LENGUA EXTRANJERA Por Mar Cruz Piñol La autora es una destacada especialista de la Universidad de Barcelona en la enseñanza del español a estudiantes extranjeros, con base en las posibilidades que se abren en este campo con el uso de computadoras y con la internet, tales como las tertulias a distancia, el correo electrónico y los grupos de discusión. La docente describe aquí sus métodos, que han mostrado resultados sorprendentes por su eficiencia en el aprendizaje. EL SILBIDO, UNA LENGUA DE LAS ISLAS CANARIAS En la isla de la Gomera, en el archipiélago de las Canarias, sobrevive un curioso lenguaje que despierta el interés de historiadores, lingüistas y neurofisiólogos: el llamado silbo gomero, una forma de comunicación mediante silbidos que muchos aspiran a convertir en Patrimonio de la Humanidad. Poco se sabe sobre este sorprendente "idioma" que al parecer llegó al archipiélago en el primer milenio antes de Cristo, mucho antes de que los romanos conquistaran la Península, y era usado por los guanches, los primitivos habitantes de las Canarias. EL LENGUAJE DEL PODER Por Álex Grijelmo

El autor analiza las intenciones políticas que se ocultan en el manejo de las palabras por parte de los poderosos. «Si hubiéramos acometido un análisis más atento del lenguaje de los nazis habríamos podido "detectar la llegada del fascismo en Europa y del nacionalsocialismo en Alemania. Se habrían podido advertir ambos con la progresiva corrupción y barbarización del lenguaje precisamente en la polémica política», afirma en este texto. EL ESPAÑOL EN LAS TRADUCCIONES DE HOLLYWOOD Por Xosé Castro Al principio pensaba que el estilo plúmbeo y recurrente con el que estaban redactados las reseñas de películas norteamericanas se debía a la falta de destreza de los redactores de ese país, pero luego descubrí que se trata de un artificio deliberado: el truco consiste en que sea cual fuere el párrafo elegido, siempre contendrá cierta información sobre las excelencias de la película, de ahí la repetición ad náuseam de los mismos datos, la sucesión pleonástica de sinónimos y otros malabarismos lingüísticos. En resumidas cuentas, un recurso que llevan usando desde hace siglos nuestros charlatanes de feria, afirma el traductor Xosé Castro. CUANDO LAS BARBAS DEL VECINO VEAS ARDER... El refrán "cuando las barbas de tu vecino veas arder, pon las tuyas a remojar", con sus variantes, es por lo menos tan antigua como nuestra lengua y se cree que proviene del bajo latín. Sin embargo, en los últimos años se ha difundido la falsa noción de que la forma "verdadera" de este refrán sería "cuando las bardas de su vecino veas arder...". Intentamos en esta nota corregir esa idea equivocada y reponer las cosas en su lugar. EL ORIGEN DE LOS APELLIDOS ESPAÑOLES La fijación de los apellidos comienza su difusión con el uso de la documentación notarial a partir de la Edad Media. Los escribanos medievales empezaron con la costumbre de hacer constar, junto al nombre de pila de los interesados, el nombre de su apodo o sobrenombre, profesión, procedencia, etc. En un principio sólo eran documentados los casos de cargo eclesiástico o de personajes de la alta sociedad, posteriormente, el uso de documentos se extiende al resto de la población, lo que terminará reforzando al distintivo que, añadido al nombre de pila, acabará por convertirse en lo que hoy es apellido hereditario. EL QUECHUA, UNA LENGUA ÁGRAFA Por Hebe Luz Ávila Es el caso de la mayoría de las lenguas indoamericanas, que han tenido un carácter predominantemente oral, pues sólo unos pocos pueblos (aztecas, mixtecos, mayas) habían creado un sistema de escritura (básicamente pictográfica), el cual, luego de la conquista española y la consiguiente transculturación, cayó en desuso. Y es el caso también del quechua, hablado en el extenso territorio que ocupaba el imperio incaico y sus proximidades, y considerado lengua ágrafa.

acróstico Es una composición poética constituida por versos cuyas letras iniciales, medias o finales forman un vocablo o una frase. También se llama así a las palabras formadas mediante esa composición acróstica y, como tercera acepción, al pasatiempo —frecuente en las páginas de entretenimiento de los periódicos— consistente en hallar las palabras que, colocadas en columna, formen una determinada frase. El acróstico más conocido de la lengua castellana es de La Celestina, de Fernando de Rojas, pero como es un poco largo para reproducirlo aquí, presentamos el que sigue, de autor anónimo, extraído de la Wikipedia, dedicado a una ignota Sonia:

Supiste una vez más Ocultar tu rostro, Negar al mundo ese don Impreciso pero dulce, así, Amante: tu boca. La palabra acróstico, un cultismo registrado en nuestra lengua desde 1703, [época del gran influencia de la cultura francesa la corte española,] a partir del francés acrostiche. Pero el vocablo se había formado mediante las palabras griegas akros —adjetivo que marcaba el extremo o la parte más elevada de alguna cosa— y stiches (verso).Akros está presente en palabras como ‘Acrópolis’ (la parte más alta de la ciudad) y ‘acróbata’ (originalmente, aquel que camina sobre la punta de los pies). Stiches aparece en palabras vinculadas al lenguaje poético, como ‘hemistiquio’ (la mitad de un verso, separada de la otra por una cesura) y ‘dístico’ (composición poética que consta de dos versos). tilde Tres significados tiene esta palabra en nuestra lengua: a) cualquier signo que se ponga sobre las letras para modificarlas, tales como la virgulilla que ponemos sobre la eñe, el acento agudo del español, el grave de los franceses y el circunflejo que, a modo de sombrerito, se pone sobre algunas vocales en francés y en portugués. Entran también en esta acepción la diéresis sobre la ü, que compartimos con el portugués y el alemán, entre otros idiomas; la que en muchas lenguas europeas se pone sobre la ö y la ä ; y la cedilla que se pone por debajo de la c, al menos en francés y en portugués; b) también significa ´cosa de poca importancia´, ´bagatela´ y c) se usa con el sentido de ´tacha´ o ´mancha denigrante´, aunque el Diccionario académico nos informa que este último uso no es muy común actualmente. En los seis países de habla portuguesa, la virgulilla que se pone sobre la a y sobre la o, como en não, se llama til. Este nombre genérico que se aplica a tantos signos ortográficos proviene del latín titulus, que en la lengua de los césares tanto podía significar ´rótulo´ como ´anuncio´ o ´etiqueta´. Corominas afirma que tilde surge en el romance peninsular como un duplicado semipopular de título, aunque no explica de forma precisa qué significa semipopular con referencia a esa época en que la escritura era patrimonio de muy pocos. Sin embargo, ya en 1433, Enrique de Villena señalaba que la n e tilde (o sea, la eñe), se pronunciaba firiendo muelmente en los dientes medio cerrados. La forma catalana medieval title (tilde) se repite en el inglés title (título), pero en occitano antiguo apareció tille y tile, de donde se derivó el portugués til, por analogía con el plural tiles. Guatemala Los políticos suelen recurrir con frecuencia a la expresión ‘salir de Guatemala para caer en Guatepeor’, con el significado de salir de una situación que ya no es muy buena para caer en otra peor aún. La frase es injusta con el país centroamericano, que no sólo es mejor que la imaginaria Guatepeor —como en el propio dicho se admite — sino que además es un país de enorme belleza natural, clima tropical cálido y costas bañadas por el Pacífico y por el Caribe y un pueblo cálido y acogedor.

En el nombre del país no hay ningún mal, como el dicho insinúa: se lo dieron los conquistadores al españolizar la expresión Goathemala que en lengua maya significa "territorio muy arbolado". En efecto, en Guatemala es tierra de grandes bosques, donde estuvo la cuna de la civilización maya, una de las culturas americanas más avanzadas, que se destacó por sus vastos conocimientos de astronomía. ostracismo

 Ostracismo  se llamó en la antigua Atenas al destierro impuesto por  algunos delitos políticos. Actualmente, se da también ese nombre a la  inhabilitación para ejercer cargos públicos, que en general se debe a  razones políticas. Los atenienses amaban tanto a su tierra que, para ellos, el peor castigo  no era la pena de muerte sino el ostracismo, pena que fue aplicada por  primera vez al general Temístocles en el año 471 a. C., bajo la acusación  de haber colaborado con los espartanos. En la democracia ateniense,  este castigo era decidido por la asamblea del pueblo, la  ekklesía, en la  que los ciudadanos votaban el destino del acusado en unas piezas de  arcilla con forma de conchas o de ostras, llamadas óstrakon, por lo que  el destierro aplicado como castigo a los culpables se llamó ostrakismós.  Las óstrakon usadas para votar tomaron su nombre del de las ostras, en  griego, óstreon. Ambas palabras provienen de la raíz indoeuropea osth­  de la cual procede también ósteon, hueso, que dio lugar a palabras tales  como osteología y osteoporosis, además de la voz latina ossum, de la  que también se deriva hueso. arrepentirse En el Cantar de Mío Cid (año 1140), todavía aparecía la forma antigua repentirse, procedente del latín tardío pœnitere (arrepentirse de haber pecado, sentir dolor, pesar o pena). Sin embargo, la forma moderna arrepentirse apareció muy temprano y ya era usada por Alfonso X en Las siete partidas (1260), como vemos en este trecho: E dixieron que penitençia es arrepentirse onbre & dolerse de sus pecados de manera que no aya mas voluntad de tornar aellos. El verbo arrepentir (se) se forma con el prefijo a-, que en este caso significa ‘hacer que tenga’, ‘hacer que esté’, ‘causar’, antepuesto al elemento compositivo re- (totalmente, cabalmente) y el verbo pœnitere. A pesar de que esta palabra nació para expresar el dolor por haber pecado, modernamente tiende a perder ese vínculo con la culpa religiosa. El Diccionario de la Academia actualmente señala dos acepciones que están bastante cercanas: Dicho de una persona: 1. Sentir pesar por haber hecho o haber dejado de hacer algo y 2 Cambiar de opinión o no ser consecuente con un compromiso. Un ejemplo moderno de esta denotación lo hallamos en este trecho de Alicia Melgar Palacios, en Desenlaces (2000): Pensé en ellos todo el mes que prescribe la ley y casi esperaba con ansia su regreso. Imaginaba que tal vez no volverían. Nunca es tarde para arrepentirse. A veces los veía llegar como se habían ido, pero en esta nueva visión él hablaba y ella no, ella temblaba y él no.

Pænitere también está en el origen de pœnitio, más tarde punitio, que llegó al español como punición con el significado de ´castigo´ motilón Es el nombre que los conquistadores españoles dieron a los indígenas que habitaban regiones del actual territorio de Venezuela y Colombia, aludiendo al hábito de estos pueblos de usar el cabello extremadamente corto. En varios dialectos de la Península Ibérica, incluso en el castellano, se usa el verbo motilar con el significado de cortar el pelo muy corto o incluso raparlo. A partir de motilar, hacia el siglo XVI se llamó motilón a los laicos que se tonsuraban como sacerdotes. Así lo usó Cervantes en el Quijote, como en esta historia que el hidalgo cuenta a Sancho para explicar su amor por Dulcinea del Toboso: Has de saber que una viuda hermosa, moza, libre y rica, y, sobre todo, desenfadada, se enamoró de un mozo motilón, rollizo y de buen tomo; alcanzólo a saber un su mayor, y un día dijo a la buena viuda, por fía de fraternal represión: "Maravillado estoy, señora, y no sin mucha causa, de que una mujer tan principal, tan hermosa y tan rica como vuestra merced se haya enamorado de un hombre tan soez, tan bajo y tan idiota como Fulano, habiendo en esta casa tantos maestros, tantos presentados y tantos teólogos, en quien vuestra merced pudiera escoger como entre peras, y decir: "Este quiero, aquéste no quiero."

motilón, Motilar tiene el mismo origen que mutilar: ambos proceden del latín mutilare, de mutilus (mutilado o descornado). Honduras Antiguas tradiciones hispánicas cuentan que, durante su último viaje, Cristóbal Colón asistió a una misa celebrada en el actual territorio hondureño —hasta entonces llamado Guaymuras— y al partir en su nave puso proa hacia el este, pero muy pronto fue castigado por un fuerte ciclón de los que suelen azotar aquella región en la segunda mitad de cada año. La nave estuvo a punto de zozobrar, pero finalmente el temporal amainó sin haber causado mayores daños. El descubridor de América exclamó entonces: «Gracias a Dios que hemos escapado de aquellas honduras», frase que consagró el nombre de Honduras para aquel territorio. Por la misma razón, la entrada de tierra que está sobre la desembocadura del río Coco se llama hasta hoy cabo Gracias a Dios. febrero

Los sabinos —uno de los pueblos indoeuropeos que habitaron desde la era neolítica la colina  romana del Quirinal— celebraban una fiesta anual de purificación que llamaban 'februa', en una  fecha que hoy se identifica como el 15 de febrero. Tras la fundación de Roma y el posterior  surgimiento del Imperio Romano, la urbe dominante tomó prestado el nombre de las fiestas  'februas' para designar el mes en que éstas tenían lugar, que por entonces era el último del año.  Al   fundador   legendario   de   Roma,   Rómulo,   se   le atribuye   la   unificación   de   los   numerosos  calendarios que existían en la Península en el siglo VIII a. C. mediante la creación de uno nuevo,  de diez meses, que se distribuían en un año de 304 días. Pero el calendario de Rómulo, tan  diferente   del   año   trópico,   se   revelaría   como   una   herramienta   demasiado   primitiva   para   un  estado que pocos siglos más tarde despuntaría como potencia dominante. Así, hacia el año 300  a.   C.,   el   edil   Flavio   creó   un   nuevo   calendario   con   dos   meses   adicionales   que   se   añadieron  después   de   'december':   'januarius',   consagrado   a   la   diosa   Jano,   y   'februarius',   que   tomó   el  nombre   de   la   antigua   fiestade   purificación   de   los   sabinos.   Este   nombre,   que   se   registra   en  español desde 1129, está en la mayor parte de las lenguas europeas modernas: 'February' en  inglés, 'février' en francés, 'febbraio' en italiano, 'Februar' en alemán.

testigo Proviene del latín 'testis' (de atestiguar), que a su vez procede de la raíz tris- de las lenguas prehistóricas indoeuropeas, la misma en que se origina también la voz inglesa tree (árbol). La idea subyacente hace referencia a un tercero que está al margen de un convenio entre dos personas, como si fuera un árbol, de modo que está en condiciones de actuar como testigo imparcial. Desde los tiempos más remotos, la principal función de los testigos era asegurar la legitimidad de un testamento: la voluntad expresada ante testigos por una persona para después de su muerte. De testis proviene también testículo, el órgano que atestigua la virilidad de un hombre. Y, detestar, que originalmente significaba "expulsar a alguien mediante imprecaciones, poniendo a los dioses por testigos". perieco En el español moderno, se llama perieco a un habitante de la Tierra con relación a otro que vive en el mismo paralelo, pero en el lado opuesto del planeta. Así, un habitante de la Ciudad de México será perieco de otro que viva en la India, muy cerca de Hyderabad, ciudad cuyo nombre el autor conoció por primera vez en la preparación de este texto. La utilidad de esta palabra, como se ve, es bastante dudosa, pero ella está allí, ocupando un lugar en el Diccionario, y lo cierto es que tiene una larga historia que la hace merecedora de este envío. En la antigua Grecia, los espartanos solían someter a la esclavitud a los pueblos que derrotaban en la guerra, que se convertían en ilotas. Sin embargo, en Esparta había otra clase de habitantes, los periecos, que no tenían los mismos derechos que los ciudadanos, pero eran hombres libres, que vivían en la periferia de la ciudad o en los campos de Laconia, que era el territorio de Esparta. Habían entre ellos agricultores, artesanos y comerciantes, y tenían derecho de poseer tierras y esclavos y hasta de competir en los Juegos Olímpicos, aunque también estaban obligados a prestar servicio militar, como hoplitas. La palabra se deriva del griego perioikos, palabra formada con el prefijo peri- (alrededor) y oikos (casa, en este caso, considerando como tal a toda la ciudad). gravedad Después de que la anecdótica manzana cayera al lado del joven Isaac Newton llevándolo a formular la ley de la gravitación universal, este descubrimiento alteró radicalmente la concepción humana del universo y adquirió nueva importancia la palabra gravedad, cuyo origen se remonta a tiempos prehistóricos. Gravedad proviene del latín gravitas, formado a partir del adjetivo gravis, (pesado, importante). Ambos vocablos nos retrotraen a la raíz gru- del antiguo tronco prehistórico indoeuropeo, de donde se deriva también la voz griega barus (pesado) que, entre otros vocablos, dio lugar a barítono* (de voz grave). En sánscrito -la milenaria lengua sagrada de los brahmanes- se formó la palabra gurú (grave, solemne), también a partir de la raíz indoeuropea gru-, para designar a los respetados maestros espirituales y jefes religiosos del hinduismo. Casi todas las lenguas europeas modernas cuentan con vocablos semejantes a la voz española gravidez, procedente del mismo tronco lingüístico, para designar el embarazo de la mujer. Corrección: En el envío anterior (perieco), donde se lee "Habían entre ellos agricultores..." debe leerse "Había entre ellos agricultores...". atropellar Este verbo proviene de tropa, y evoca la marcha presurosa del ganado, que puede atropellar a quien se ponga por delante. Tropa, que se deriva del francés troupe, es palabra que tiene una larga historia: procede del francés antiguo tropel (rebaño), formada a partir de trop, vocablo éste que significaba ‘rebaño’ pero que también funcionaba como adverbio de cantidad, por ‘mucho’, ‘demasiado’. Se cree que puede provenir del franco throp (asamblea), y está vinculado con el alemán dorf (pueblo). Atropellar ya se usaba en el siglo xv, como vemos en este fragmento de Letras (1500), de Fernando del Pulgar: & si la cobdicia templasses quiça te guerrearia la accidia: & te venceriala gula: & si templasses la gula no podrias vencer la embidia & atropellar te yan las feas tentaciones dela luxuria.

En cuanto al vocablo francés tropel, arriba mencionado, ingresó sin cambios a nuestra lengua hacia el siglo XIV, e influyo también en la formación de ‘tropa’. gálibo Esta antigua palabra castellana proviene de la construcción naval. Inicialmente, era la plantilla que servía de base para trazar el perfil de un navío o sea, el contorno de sus cuadernas o costillas. Desde muy antiguo, se usó este término para referirse al perfil de un barco, o incluso a la elegancia de su diseño, como vemos en este texto de Sigüenza y Góngora, escrito en 1672: Era (y no sé si todavía lo es) de treinta y tres codos de quilla y con tres aforros, los palos y vergas de excelentísimo pino, la fábrica toda de lindo galibo, y tanto, que corría ochenta leguas por singladura con viento fresco.

galibo, Actualmente, gálibo se usa también como denominación de la figura cuyo perímetro marca las dimensiones máximas de los vehículos cargados que deben pasar por túneles o arcos en las carreteras. Por extensión, se llama así también a las barreras colocadas en altura para impedir el paso de los vehículos que superen la altura permitida. La palabra proviene del árabe hispánico qálib, que también dio lugar a calibre, y éste del árabe clásico qalab, derivado a su vez del griego kalopous (horma). paella El popular plato valenciano que conocemos como paella tomó su nombre del francés antiguo paele, que a su vez provenía del latín patella (especie de fuente o plato grande de metal). Es decir, la palabra valenciana paella ha sido tomada del nombre de la sartén en que se prepara y así llegó al español hacia 1900, como nueva denominación en nuestra lengua del ‘arroz a la valenciana’. Es un caso de identificación del recipiente con su contenido, como cuando se habla de ‘beber unas copas’ o de producir un cierto número de ‘barriles de petróleo’. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) incluye también paellera, el nombre de origen popular español que designa a la sartén en que se prepara este plato. El DRAE recoge asimismo paila, voz que también procede de patella y que se refiere a una ‘vasija grande de metal, redonda y poco profunda’ o, en algunos lugares de América, a una sartén o vasija. En ciertas zonas de Chile, es común hasta hoy que los restaurantes sirvan platos ‘a la paila’, preparados en una sartén a la medida del cliente, aunque normalmente difieren bastante de la tradicional paella. La patella de los latinos llegó hasta nosotros también a través de padilla, voz que el DRAE registra como en desuso, que designa una sartén pequeña. En italiano, la patella latina derivó en patela, que designa tanto al caparazón de un molusco como a la rótula, el hueso plano de la rodilla. En portugués, patela es el término médico para referirse a la rótula y designa también una parte de la pata de los arácnidos, la que va desde la tibia hasta el fémur. Asimismo, el adjetivo portugués patelar se traduce al español como rotular o rotuliano. pedigrí Es el documento en el que figura la genealogía de un animal. Si uno quiere adquirir un animal de raza, el pedigrí es condición indispensable para tener certeza del origen del animal y sus antepasados por varias generaciones. En el caso de los canes -como en el de los gatos y caballoslas asociaciones locales de criadores emiten este documento reconocido internacionalmente en el que figura la genealogía del animal hasta la tercera o cuarta generación y los premios, si los hubiere, de cada uno de sus antepasados.

Este control es hoy más riguroso que en los primeros tiempos, cuando los criadores ingleses de caballos usaban un método mucho más primitivo: se limitaban a marcar en el animal tres segmentos de recta alineados de tal forma que el dibujo parecía la pata de una grulla. Por esa razón los franceses lo llamaron pied de grue (pata de grulla). ¿El lector puede imaginar a un inglés intentando pronunciar pied de grue? Bueno, pues los ingleses adaptaron la palabra a su lengua como pedigree, que en español se convirtió en pedigrí. tertulia El escritor cristiano Quinto Septimio Florencio Tertuliano nació en Cartago en el año 155 de padres paganos que le costearon una sólida formación en Derecho, la cual le valdría una notable fama como jurista en Roma. A los cuarenta años se convirtió al cristianismo y volvió a su ciudad natal donde se dedicó a difundir la nueva fe y se convirtió en importante autor eclesiástico. En el siglo xvii se puso de moda aludir a Tertuliano en los cenáculos culturales de Madrid y, por asociación, se dio el nombre de tertulia a la parte del teatro donde se sentaban estos espectadores „Ÿhasta entonces llamada ‘desván’„Ÿ y también a las reuniones de eruditos. Los miembros de una tertulia son contertulios. A fines del siglo xvii el padre Diego Calleja escribía sobre

...los que por alusivo gracejo llamamos tertulios, que sin aver cursado por destino las Facultades, con su mucho ingenio y alguna aplicación suelen hazer, no en vano, muy buen juizio de todo.

Corominas y Pascual sugieren que puede haber contribuido a esa moda un juego de palabras que se hacía en la antigua Roma con su nombre en latín, Tertullius, que podía ser leído como ter Tullius (el que vale tres veces más que Tulio, o sea, Cicerón). Este juego de palabras se originó en la corrupción de un pasaje de San Agustín en el cual philosophaster Tullios se convirtió, por error o por broma, en philosophus ter Tullius. ventrílocuo Los ilusionistas de circos, ferias y auditorios sólo empezaron a usar la artimaña de atribuir a un muñeco su propia voz a partir del siglo xvi, una ilusión que se tornó mucho más convincente desde el siglo pasado, cuando la introducción de micrófonos y altavoces permitió mejorar considerablemente las técnicas de los ventrílocuos. El truco consiste en hablar sin mover los labios, al tiempo que se mueve la boca del muñeco, causando así la ilusión de que es el muñeco quien habla. A pesar de que la popularización del truco es relativamente reciente, se sabe de la existencia de ventrílocuos desde el siglo vi antes de nuestra era, cuando esta técnica era usada por magos que decían hablar con los muertos. Durante la Edad Media, la Iglesia católica no veía con buenos ojos las actividades de los ventrílocuos y hubo quien afirmaba que hablaban con el demonio; pero cuando se entendió que se trataba de mera diversión, la actitud eclesiástica se hizo un poco más tolerante. El primer ventrílocuo conocido fue un bufón de la corte del rey de Francia, Francisco I, en el siglo xvi, de nombre Louis Brabant. El rey de Inglaterra Carlos I, en la primera mitad del siglo xvii, dispuso del ventrílocuo Henry King, también llamado ‘el susurrador del rey’. La palabra proviene del bajo latín ventriloquus (el que habla con el vientre), que a su vez se formó con venter, ventris (vientre, estómago) y loqui (hablar). apocalipsis Último libro canónico del Nuevo Testamento, contiene las revelaciones atribuidas al apóstol Juan, referentes en su mayor parte al fin del mundo. Por lo terrible de sus revelaciones, apocalipsis se ha convertido en la palabra preferida de los predicadores que anuncian el fin del mundo poniendo las manos sobre la Biblia, pero en realidad denomina genéricamente los antiguos escritos judíos o cristianos (especialmente el último libro canónico del Nuevo Testamento, atribuido a

San Juan) que contienen revelaciones, en particular sobre el fin del mundo, casi siempre presentadas en forma de visiones. Algunos estudiosos creen que el Apocalipsis del Nuevo Testamento es en realidad una colección de trabajos de varios autores desconocidos, que habrían vivido en el último cuarto del siglo I. Apocalipsis es la revelación profética de un acontecimiento dramático para la Humanidad, en el que las fuerzas del mal vencen a las del bien en un gran cataclismo que constituiría el fin del mundo. Según otras interpretaciones de los mismos textos religiosos habrá un cataclismo cósmico en el cual Dios destruirá los poderes dominantes del Mal e instaurará la supremacía del Bien en un reinado mesiánico. A pesar de que el Apocalipsis bíblico es el más conocido en nuestra civilización, la literatura apocalíptica se remonta a la religión persa, fundada en el siglo vi antes de Cristo por el profeta Zoroastro. Su nombre deriva del latín apocalipsis, que a su vez proviene del griego apokalypsis, que significa ‘acto de descubrir, descubrimiento, revelación’. archivo La historia de esta palabra se remonta a 30 siglos atrás, cuando Atenas era gobernada por el rey Codros, en una época en que la ciudad fue invadida por los dorios. El oráculo de Delfos había vaticinado que los atenienses sólo lograrían vencer y expulsar a los invasores si Codros perdiera la vida en batalla. Al conocer la profecía, el monarca fue al campo de batalla y provocó abiertamente a los dorios hasta éstos lo mataron, pero enseguida sufrieron una derrota aplastante a manos de los defensores de Atenas. Los atenienses decidieron entonces que no había nadie que reuniera condiciones suficientes para suceder en el trono al rey héroe y decidieron nombrar en su lugar a un magistrado civil, que llamaron arkhon, en español ‘arconte’, dando inicio así a una magistratura que gobernó a Atenas durante cinco siglos, hasta la tiranía de Pisístrato, en el siglo vi a. de C. El edificio de gobierno, donde el arconte ejercía sus funciones, era el arkheion y el conjunto de los documentos públicos allí albergados se llamaba ta arkheia, palabra que en latín tardío dio lugar a archivum, que llegó al español como archivo. A partir de arkheion también se originó otra palabra griega, arkhé (gobierno, mando), que está presente como elemento compositivo en numerosos vocablos de nuestra lengua, tales como ‘monarquía’ (gobierno de uno), ‘oligarquía’ (gobierno de pocos) y ‘anarquía’ (ningún gobierno), así como ‘patriarca’, ‘matriarca’ y muchos otros. paz La paz es una de las aspiraciones más antiguas de la Humanidad, que desde el comienzo de los tiempos suele dar ese nombre a los períodos generalmente breves que transcurren entre dos guerras. El vocablo en español proviene del latín pax, pacis y aparecía en nuestra lengua ya en el Poema de Mío Cid, que data de 1140. Es palabra común a todas las lenguas romances: en francés, paix; en italiano, pace; en portugués paz, y en otras lenguas como el inglés peace. Paz está también en el origen de pacto, que proviene del latín pactum, y que en esa lengua era el participio pasivo de pascisci (firmar la paz). En latín, pactare significaba también pagar un tributo, que es la obligación que suele tocar a los vencidos al cabo de una guerra. En castellano antiguo, pechar significaba pagar un tributo y en el Río de la Plata se usa hasta hoy con el sentido de ‘pedir dinero prestado’.

está también en el origen de que proviene del latín y que en esa lengua era el participio pasivo de (firmar la paz). En latín, significaba también pagar un tributo, que es la obligación que suele tocar a los vencidos al cabo de una guerra. En castellano antiguo, significaba pagar un tributo y en el Río de la Plata se usa hasta hoy con el sentido de ‘pedir dinero prestado’.

Apaciguar se encuentra ya en el siglo xiii, pero en el siglo xvii hay algunos textos con apazguar, apazguado, que se cruza con pacato para dar como resultado pazguato (tonto, lerdo) y, en el Río de la Plata y Venezuela, pajuato, con el mismo significado.

se encuentra ya en el siglo xiii, pero en el siglo xvii hay algunos textos con que se cruza con para dar como resultado (tonto, lerdo) y, en el Río de la Plata y Venezuela, con el mismo significado

religión Toda vez que en algún grupo de miembros de una sociedad surge un conjunto organizado de creencias que van más allá del orden natural hablamos de religión. Otras definiciones incluyen asimismo la idea de lo sagrado y la sumisión a poderes que van mucho más allá del hombre. Cuando se trata de creencias sobrenaturales, pero menos organizadas y sin la noción de sacralidad, hablamos de superstición. Gonzalo de Berceo, el poeta de temas piadosos conocidos como Mester de Clerecía (1220-1250), fue el primero que usó en español la palabra religión, proveniente del latín religio, -onis, que significaba ‘fidelidad al deber, lealtad al deber, escrúpulo, obligación religiosa, culto religioso y, también, religión’. Cicerón afirmaba que religio provenía del verbo latino relegere (releer, retomar lo que se había abandonado, reverlo), pero los estudiosos modernos prefieren la etimología propuesta por San Agustín (354-430 d. C.), que vincula religio al verbo religare (apretar, ajustar, atar), ya que la palabra latina religio en muchos casos significa ‘acción de atarse, de vincularse, de asumir una obligación’. El latín religare procede del indoeuropeo leig-, con idéntico significado, de donde también se han derivado voces como ligadura, liana, ligamento, obligar. La palabra latina dejó sus huellas en varias lenguas europeas modernas: en italiano, religione; en alemán, Religion; en francés, réligion y, en inglés, religion. rambla En su sentido primigenio, esta palabra designa el lecho natural de las aguas de lluvia, cuando caen en forma abundante. En la Argentina y el Uruguay, se usa para designar las avenidas que bordean la costa del Río de la Plata o del océano Atlántico, mientras que en Cataluña y Valencia se usa para denominar avenidas amplias y arborizadas, que en otros lugares se llaman bulevar. Rambla proviene del árabe hispánico ramla y éste del árabe clásico ramlah, que en esa lengua significa ‘arenal’. melancolía Los antiguos creían que el temperamento de las personas dependía de las secreciones, o sea, de los humores segregados por el organismo, de los cuales cada persona tenía uno predominante. Así, aquellos en los que predominaba la ‘bilis negra’, que los griegos llamaban melán kholé, eran propensos a la depresión, un estado de ánimo que se llamó melancolía o ‘humor melancólico’. El vocablo griego kholé (bilis) está presente en nuestro idoma en algunas palabras del lenguaje médico, tales como colecistitis y colédoco. mimo Un mimo es un intérprete teatral que se vale de gestos para expresarse ante el público. Para los griegos y los romanos, los mimos eran actores de categoría inferior, una especie de bufones que imitaban a otras personas. Hoy, sin embargo, se considera que la expresión corporal es una de las formas más difíciles y refinadas de la actuación teatral. Entre los romanos, surgió en cierta época el pantomimus, un mimo que, además de la expresión corporal, se valía de máscaras y palabras, pero en el siglo v, esta arte fue prohibida por la Iglesia por burlarse de los sacramentos.

La mímica renació a partir del siglo xvi con la Commedia dell’Arte (V. T. I, pantalón) y alcanzó la categoría de gran arte en los siglos xix y xx, con Jean-Gaspard Deburau y Marcel Marceau y, en el cine mudo, con Carlitos Chaplin. La palabra mimo nos llegó a partir del mimus romano y del mimos griego. Por su parte pantomima (del latín pantomimus) se formó mediante la anteposición del adjetivo griego pantos (todo). La habilidad del mimo para imitar inspiró una serie de palabras de nuestro idioma, tales como ‘mímica’, ‘mimetismo’ y la ‘mimosa’ la planta sensitiva que al ser tocada parece esbozar un gesto casi humano.

El profeta Mahoma escandalizó a sus contemporáneos cristianos con la legalización de la poligamia: una práctica que tenía motivaciones políticas y económicas en el mundo árabe de aquella época. Los señores que estaban en condiciones de mantener hasta cuatro esposas pudieron, desde la legalización por parte de Mahoma, convivir con ellas en la misma casa con la aquiescencia del Corán. En la práctica, el límite establecido por el libro sagrado del Islam no se respetó y se conocen casos de jeques y sultanes que han tenido en sus harenes docenas de esposas. Por esa razón, las viviendas de los musulmanes de clase alta contaban con un sector destinado a las esposas y concubinas: el harén. La palabra proviene del francés haram y esta del árabe harim, tomada del verbo harama (prohibir) y del sustantivo harmatan (el prohibido), nombre que se aplica al seco y arenoso viento del Sáhara. Este significado original pasó en árabe al de ‘mujeres que no pueden ser vistas por hombres que no son de la familia’ y, por extensión, al lugar de la casa donde ellas están. El primer documento conocido en castellano en que se encuentra el vocablo harén data de 1837 y fue escrito por el periodista y escritor español Mariano José de Larra. En español, harén cuenta con el sinónimo serrallo: voz tomada del italiano seraglio, con el mismo significado, que a su vez procede del vocablo turco de origen persa serai, que significa tanto residencia como alojamiento o burdel. miopía Se trata de una deficiencia visual que consiste en ver mal los objetos que están lejos. La miopía ocurre cuando los rayos luminosos procedentes de objetos situados a cierta distancia del ojo convergen hacia un punto anterior a la retina. La palabras proviene del griego myops, formada por el griego myein (entrecerrar los ojos) y ops (ojo), como en piropo, hipermetropía y presbiopía. halloween (pron. jalouín)

Por fuerza de la mundialización, tradiciones heredadas de esta antiquísima fiesta de origen celta se están extendiendo tan rápidamente en los países hispanohablantes que vale la pena echar una ojeada a su origen, por más que que halloween no sea una palabra de nuestro idioma. En la Antigüedad, en Bretaña, Escocia e Irlanda, se festejaba la fiesta de Samhain el 31 de octubre, último día del año en los antiguos calendarios celtas y anglosajones. En esas ocasiones se encendían grandes hogueras en lo alto de las colinas para ahuyentar a los malos espíritus y se creía que las almas de los muertos visitaban sus antiguas casas, acompañadas de brujas y espíritus. Con la llegada del cristianismo, se estableció el primero de noviembre como Día de Todos los Santos y el 31 de octubre pasó a llamarse en inglés All Saints’ eve (víspera del Día de Todos los Santos) o también all Hallows‘ eve y, más recientemente, Hallows‘ eve, de donde derivó halloween. Hallow es palabra del inglés antiguo que significa ‘santo’ o ‘sagrado’ y que, como el moderno vocablo holy- proviene del germánico khailag. Muchas de las tradiciones de halloween se convirtieron en juegos infantiles que los inmigrantes irlandeses llevaron en el siglo xix a los Estados Unidos y desde allí se han extendido, en las últimas décadas, por el mundo hispánico. vino El vino, el licor fermentado de la viña Vitis vinifera, acompaña a la humanidad desde hace miles de años. En la Biblia (Génesis 9,20-27), se atribuye el descubrimiento del proceso de elaboración del vino a Noé, descendiente de Adán de sólo diez generaciones. En un episodio posterior al Diluvio, Noé habría plantado una viña con la que elaboró vino y bebió hasta embriagarse. Los rastros más antiguos del cultivo de la Vitis vinifera se remontan al cuarto milenio a. de C. en la Mesopotamia, y un jarro manchado de vino que fue hallado en Irán ha sido datado en 3500 a.de C. Los latinos llamaron vinum al jugo fermentado de esta uva. No se conoce el origen de esta palabra, pero se cree que se trata de un vocablo anterior a los indoeuropeos, del cual se derivó también el griego oinos (vino) que en nuestra lengua dio lugar a enología, el nombre de las técnicas de elaboración del vino. El vocablo latino fue tomado por lenguas prehistóricas germanas, que lo convirtieron en winam, donde se originó el alemán actual Wine, el holandés wijn, el sueco y danés vin y el inglés wine. En las lenguas romances, el español vino se corresponde con el portugués vinho, el francés vin y el italiano vino. Ver también viñeta mamotreto Esta palabra es usada actualmente en español con el sentido de ‘objeto grande’ y también como ‘libro o legajo muy abultado, principalmente cuando es irregular y deforme’ (Academia).Sin embargo, para los antiguos griegos y romanos, la voz griega mammothreptos y la del latín tardío mammothreptus se aplicaban al niño que mamaba durante mucho tiempo. El vocablo griego significaba literalmente ‘criado por la abuela’ y se había formado mediante la yuxtaposición de mamme (abuela) y threptós (criado). Tal vez tuviera ese significado por sugerencia jocosa de que el niño mamaba durante tanto tiempo que su madre se tornaba abuela.

Errata: En el último envío, donde dice Wine (vino, en alemán), debe decir Wein. En el anterior, sobre la palabra miopía, donde dice presbiopía debe decir presbicia.

viñeta

Palabra de origen francés (de vignette, diminutivo de vigne (vid, viña), con origen en el latín vinea, de idéntico significado,está registrada en ese idioma desde el siglo xiii, cuando se puso de moda en Francia decorar lozas y porcelanas con dibujos de hojas de ramas y hojas de vid. Con la universalización del libro, hecha posible con la invención de la prensa de tipos móviles por Gutenberg, la novedad se extendió a la decoración de libros y revistas, que exhibían tales dibujos en lo alto de sus páginas o, más comúnmente, al comienzo de cada capítulo. Con el tiempo, viñeta se usó para designar cualquier tipo de ornamento de libros o revistas, aun aquellos que no incluyeran dibujos de sarmientos. En el siglo xx, las viñetas, ya con formas y estilos completamente diferentes, llegaron a la televisión y a otros medios electrónicos, como la web. pañol En castellano llamamos pañol a cada uno de los compartimientos de un navío en los cuales se guardan víveres, armas, municiones y herramientas. Aunque el Diccionario de la Academia dice que es voz «de etimología discutida», Corominas afirma categóricamente que esta palabra proviene del catalán pallol, que significa ‘tarima en el fondo del buque o del pañol’, pero cuyo sentido primitivo sería ‘cama’. El origen del vocablo catalán es más incierto aún, pero parece probable que se derive del latín palliolium, que era el diminutivo de pallium (frazada, manto). Pañol fue adoptado en portugués como paiol, aunque actualmente tiene, al menos en Brasil, el sentido de ‘arsenal, lugar donde se guardan las armas’, incluso en un cuartel. difunto La vinculación de la idea de la muerte con la del pago de una deuda está presente en más de una palabra de nuestra lengua, como podemos ver en la entrada sobre bono. Otra de esas palabras es difunto, que proviene del latín defunctus, formada por el prefijo de- con functus, el participio pasivo del verbo fungi (cumplir, acabar, pagar una deuda). El significado originario de defunctus no estaba vinculado con la idea de la muerte, sino que se aplicaba, como adjetivo, a la persona que había saldado alguna cuenta o cumplido con alguna obligación. En el latín tardío, la Iglesia católica utilizó este término como eufemismo para ‘muerto’, con el sentido de ‘el que ya cumplió con la vida’. panfleto Es el nombre de una publicación de corta extensión, de carácter agresivo y, frecuentemente, difamatorio. En el siglo XII de nuestra era, circuló en Inglaterra un breve poema de amor, anónimo, escrito en latín con el nombre Pamphilus, que se tornó enormemente popular y fue traducido al inglés como Pamphlet. Hacia finales del siglo XIV la palabra pamphlet era usada en inglés para designar a cualquier texto de tamaño menor que los enormes libros manuscritos de aquella época, antes de la invención de la imprenta. En siglos posteriores, el sentido del vocablo fue evolucionando hacia el moderno significado explicitado arriba, con el cual llegó al español. María Moliner añade otra acepción: «Folleto u hoja de propaganda política o de ideas de cualquier clase». En este sentido está usada la palabra en el libro de Fernando Savater «Panfleto contra el todo», un manifiesto contra el enorme poder del Estado moderno sobre los individuos. nación La nación tal como hoy la concebimos es un concepto relativamente nuevo en términos históricos, que surge y se consolida con la llegada al poder de la burguesía y el auge del liberalismo económico. La apertura comercial impulsada por la burguesía trajo consigo la necesidad de romper las fronteras de los feudos y reunir en una misma unidad política los territorios de pueblos unidos por lengua, tradiciones y

costumbres comunes; primero, mediante el fortalecimiento de una monarquía central y, cuando el poder burgués se hubo consolidado, bajo la forma de Estados, republicanos o monárquicos, pero bajo las formas políticas preconizadas por el liberalismo. En sentido moderno, nación puede definirse como un conjunto de individuos de lengua, origen étnico y costumbres comunes que comparten un determinado territorio. Sin embargo, los palestinos nunca dejaron de constituir una nación, incluso cuando no tenían un territorio. En el caso de los judíos, cuya diáspora fue mucho más prolongada, se afirma que ya constituían una nación antes de la formación del estado de Israel. Hasta aquí, la definición política pero, desde el punto de vista etimológico, una nación es un grupo étnico, puesto que la palabra procede del participio latino natus, de nasci (nacer, provenir), y de él el sustantivo derivado natio,nationis, que inicialmente significó nacimiento, pero posteriormente evolucionó hacia raza o grupo étnico. catalizar Las ciencias sociales y la prensa utilizan cada vez con más frecuencia esta palabra con el sentido de ‘estimular’ o ‘acelerar’ un determinado proceso, como vemos en este texto extraído de un libro de arte: El Omega Workshop, que seguía de cerca, como reconocía el mismo Fry, el ejemplo contemporáneo del Atelier Martine de Poiret, debía pues catalizar los intereses y las energías creativas de los jóvenes artistas brindándoles la manera de poder expresarse libremente. Sin embargo, el ejemplo mostrado corresponde a un uso de catalizar en sentido figurado, puesto que, en su origen, se trata de un término técnico usado en química. Los profesionales de esta ciencia, que es la que estudia las sustancias, saben que el desarrollo de una reacción molecular no es instantáneo, sino que la velocidad con que ocurren las reacciones varía de acuerdo con numerosos parámetros. En muchos casos, es posible acelerar una reacción mediante el añadido de una sustancia que, sin sufrir ningún cambio químico, acelera la transformación de las sustancias implicadas en el proceso. Es lo que ocurre en la elaboración del ácido sulfúrico, en la que la transformación del dióxido de azufre en trióxido es acelerada „Ÿcatalizada„Ÿ por la presencia, en caliente, del platino o del pentóxido de vanadio. Estos últimos son los catalizadores de la reacción. Catalizar proviene del griego katálysis (disolución), derivada del verbo katalyein (disolver, desatar), de katá (hacia abajo), partícula procedente del indoeuropeo kat- (abajo), y lyein (soltar, disgregar), también con origen en el indoeuropeo leu- (aflojar, dividir, cortar). La palabra fue usada por primera vez en 1836 por el químico sueco Jöns Jacob Berzelius al observar un factor común en numerosas reacciones químicas: determinadas sustancias permanecían inalteradas durante el proceso de reacción en el que influían, debido a una fuerza que él denominó ‘catalítica’. Berzelius introdujo el término catálisis para denominar las reacciones químicas originadas por la influencia de esas fuerzas. Sin embargo, fue el químico alemán Johann Wolfgang Döbereiner, quien observó, en 1823, el primer fenómeno de este tipo al encender hidrógeno por la catálisis de una esponja de platino. sambenito ‘Colgar el sambenito’ se usa en español con el sentido de señalar a alguien como culpable de una falta que no cometió, pero pocos conocen el origen de esta expresión. Hay quien afirma que se habría originado en el ‘saco bendito’, un abrigo de lana con que se arropaba a las víctimas de la Inquisición que confesaban sus ‘faltas’ y se declaraban arrepentidas. Según esta tesis, que aparece ya en Covarrubias (1611) y es endosada por la Real Academia, ‘saco bendito’ habría pasado a ‘san bendito’ y luego a sambenito.

Venía vestido con una sobrepelliz blanca, que llegaba a las pantorrillas, sobre un jubón sin mangas a manera de sambenito, de cuero colorado (José de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, 1570).

Sin embargo, Corominas, apoyándose en documentos del siglo xv, afirma que el sambenito era en realidad el escapulario de la orden de los benedictinos, que se colgaba al cuello de los condenados por la Inquisición. De

modo que en su origen, ‘colgar el sambenito’ debe haber significado señalar a un culpable y no culpar a un inocente. ¡Ah, señor mío!, dijo a esta sazón la sobrina, advierta vuestra merced que todo eso que dice de los caballeros andantes es fábula y mentira, y sus historias, ya que no las quemasen, merecían que a cada una se le echase un sambenito, o alguna señal en que fuese conocida por infame y por gastadora de las buenas costumbres (Quijote).

Habida cuenta del nombre adoptado por el cardenal Ratzinger al acceder al papado —Benedicto xvi— cabe observar que la Academia ha preferido hasta ahora san Benito como españolización del nombre latino Benedictus, como se puede verificar en la entrada de la palabra benedictino. desbarajuste Este sustantivo, que denota ‘desorden’ y ‘confusión’, proviene del verbo ‘desbarajustar’ (desordenar), registrado en el Diccionario de la Academia desde 1843. Sin embargo, ya estaba registrado como desbarahustar en el Diccionario de Oudin (1607). Ricardo Palma utiliza desbarajuste en Tradiciones peruanas (1876): De seguro que ellos no habrían puesto fin al desbarajuste sin el apoyo de un joven y bizarro oficial que cruzó de pronto por en medio de la turba, desnudó la tizona, que era de fina hoja de Toledo, y arremetió a cintarazos con los alborotadores. Al parecer, barahustar se derivaría de una palabra del siglo xv, barahustar, con el significado de ‘golpear con lanza’ y más tarde ‘parar un golpe mediante una lanza’. Aunque no ha sido posible determinarlo con certeza, se cree que barahustar se haya compuesto con vara y un verbo hustar, derivado del latín tardío fustare (azotar, golpear). prognato Este adjetivo y su femenino prognata se aplican a las personas que tienen la mandíbula inferior saliente (no «las mandíbulas» como dice el Diccionario académico). La palabra castellana se formó a partir del inglés prognathous, vocablo creado en esa lengua en 1836 mediante la yuxtaposición del prefijo griego pro- (antes, delante, en tiempo o en posición) y gnathos (mandíbula inferior). Gnathos proviene del indoeuropeo gn-dho- (mandíbula inferior, mentón), de la misma familia de palabras del indoeuropeo genu- (rodilla, ángulo). La palabra aparece usada en Novios de antaño (1930-1940), novela de María Elena Walsh publicada en 1990:

El paraíso europeo tan vivamente evocado por mi padre parecía sucumbir gracias a los oficios de tres dictadores, el prognato, el de bigotito y mechón y el Caudillo de España por la Gracia de Dios, según leí más tarde en monedas que llegaron a mis expertas manos. pollino ¿Qué tiene que ver un pollo con un burro? Se diría que muy poco, exceptuando apenas uno de los nombres del cuadrúpedo: pollino, del latín pullinus (de animal joven). Plinio llamaba pullini dentis a los primeros dientes de los caballos y pullus asinoe al borrico de corta edad, mientras que Horacio denominó pullus ranoe a la rana pequeña. Pullus, que también dio lugar a pollo, era también el hijo de la gallina, desde su salida del huevo hasta convertirse en animal adulto. La palabra latina proviene el indoeuropeo prehistórico pu-lo-, formado por pu- (animal joven) y el diminutivo lo-.

crimen En español, un crimen es siempre un delito grave y la palabra se usa también como sinónimo de homicidio, a diferencia del portugués, lengua en la cual se usa crime para designar cualquier delito, incluso los de menor entidad. Esta palabra aparece en español por primera vez en los poemas de Gonzalo de Berceo (siglo xiii), mientras que criminel ya había llegado al francés en el siglo xi, en la Canción de Rolando, y la forma primitiva crimne se registraba en esa lengua hacia 1160.

Si esto por ti viene, eres mal acordado, Si otro lo conseia, eres mal conseiado, Rey guarda tu alma, non fagas tal pecado, Ca serie sacrilegio, un crimen muy vedado. (Berceo)

El origen más remoto de esta palabra parece estar en la base indoeuropea krei-, que también dio lugar a palabras como crisis, crítico y discriminar, entre muchas otras. En particular, la forma sufijada krei-men significaba delito en las lenguas indoeuropeas, de donde pasó al griego krima con el significado de acusación, pero más adelante se usó para designar la conducta de quien era acusado, o sea, el delito o crimen. Krima dio lugar en latín a crimen, -inis, con significado similar al del griego y, a partir del latín, la palabra fue tomada por las lenguas romances y por el inglés (crime). En alemán, el término usado para crimen procede de otro tronco lingüístico, aunque también se usan Kriminalität (criminalidad) y Krimi, que designa a las películas y novelas policiales. bit ¿Ésta es una palabra española? No exactamente, pero algunas de sus acepciones actuales se remontan al siglo xv, más precisamente, al reinado de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla. Es verdad que bit es una voz inglesa que se infiltró en casi todas las lenguas, el español incluido, impulsada por la embestida tecnológica de las últimas décadas del siglo xx, cuando la computación se puso al alcance de una parte importante de la población mundial. Los franceses se atrincheraron con encomiable denuedo en la defensa de su idioma y acuñaron octet (octeto) para denominar cada uno de los grupos de ocho elementos, unos y ceros, utilizados en la numeración binaria.

Pero lo que pocos saben es que el uso de la palabra bit para designar cada elemento de un conjunto de ocho proviene de una antigua moneda española de plata, el real, creada por los Reyes Católicos en su reforma monetaria de 1497 para la España unificada. El peso se dividía en ocho reales (real de a ocho) y, si bien los pueblos angloparlantes rechazaron esta designación, la costumbre de dividir la moneda en ocho partes siguió ejerciendo su influencia y frecuentemente su moneda principal, primero la libra y hoy el dólar, era llamada eight bits (ocho pedazos) o también pieces of eight (piezas de ocho pedazos). Hasta hoy, en zonas rurales y pequeñas ciudades de los Estados Unidos, la moneda de veinticinco centavos (quarter) es llamada two-bits (dos pedazos entre ocho), como recuerdo del viejo dólar inspirado en el ‘real de a ocho’. La explicación de que el uso del bit en informática proviene de binary digit fue adicionada, pues, varios siglos después de que el bit designara por primera vez a cada unidad de un conjunto de ocho.

par�bola Esta palabra tiene dos significados claramente diferentes: por un lado se refiere a la narración de una historia de ficción, de la que se deduce una verdad importante o una enseñanza moral. Además designa el lugar geométrico de los puntos del plano equidistantes de una recta y de un punto fijos, que resulta de cortar un cono circular recto por un plano paralelo a una generatriz. Este vocablo tiene el mismo origen que palabra, que inicialmente nos llegó como parabla . Ambas provienen del latín parabola (comparación, símil), que a su vez se deriva del griego parabolé (comparación, alegoría). El sustantivo griego se formó a partir del verbo parabállein, que significaba ‘poner al lado, comparar’, una idea que históricamente está presente tanto en palabra como en parábola. A su vez, parabállein proviene de pará (al lado) y bállein (arrojar). Bállein también está en el origen de balística, palabra que, contra lo que se suele creer, no guarda ninguna relación con ‘bala’, que procede del germánico ball a través del italiano palla. Parábola y palabra, ambas nacidas de un mismo seno materno, evolucionaron en forma paralela; ‘palabra’ fue paravla y parávoa, además de la forma mencionada al comienzo, y, en los poemas de Berceo, todavía aparece con el sentido de ‘comparación’; más tarde significó ‘frase’ y luego ‘vocablo’.

y , ambas nacidas de un mismo seno materno, evolucionaron en forma paralela; ‘palabra’ fue y además de la forma mencionada al comienzo, y, en los poemas de Berceo, todavía aparece con el sentido de ‘comparación’; más tarde significó ‘frase’ y luego ‘vocablo’. Pero parábola fue un término importante durante la Edad Media debido a su papel en la tradición cristiana por el uso frecuente de narraciones en forma de metáforas en el Evangelio. Parábola se usa también para designar la curva plana formada por la sección transversal de un cono, en este caso como referencia a la ‘comparabilidad’ entre esta curva y el cono que le da origen. recluta Esta palabra, que se deriva del verbo reclutar, tiene dos significados: se aplica tanto al acto de reclutar —en esta acepción es equivalente a ‘reclutamiento’— como al ‘soldado novato’, el que acaba de ser reclutado. Reclutar proviene del francés recruter, del mismo significado, registrada por primera vez en esa lengua en un texto de Racine datado en 1691. El verbo francés se formó a partir de récroître, formada por el verbo croître (crecer) precedido por el prefijo re-. A su vez croître se derivó del latín crescere (crecer), con base en la idea de que el ejército 'crecía' con los nuevos reclutas. La conversión de la e latina en oi es bastante común en francés y se repite en palabras como croire, formada a partir del latín credere.

proviene del francés del mismo significado, registrada por primera vez en esa lengua en un texto de Racine datado en 1691. El verbo francés se formó a partir de formada por el verbo (crecer) precedido por el prefijo A su vez se derivó del latín (crecer), con base en la idea de que el ejército 'crecía' con los nuevos reclutas. La conversión de la latina en es bastante común en francés y se repite en palabras como formada a partir del latín morganático Dícese del matrimonio contraído entre un príncipe y una mujer de clase inferior, o por una princesa y un hombre de clase inferior, en el cual cada cónyuge conservaba su condición social anterior.

Los casamientos entre personas de diferentes clases sociales son relativamente frecuentes en las sociedades modernas, en las que la permeabilidad social se viene abriendo camino desde la Revolución Francesa.

Antiguamente las bodas de ese tipo eran raras y mal vistas, pues de alguna forma quebrantaban la estructura social. Por esa razón surgieron normas que servían para impedir que las uniones entre personas de diferente origen social alteraran el rígido equilibrio de las clases.

Un ejemplo de estas normas es la boda morganática, en la cual el cónyuge de clase inferior no adquiere por el matrimonio el rango social ni los bienes del otro, ni para sí ni para los hijos de la pareja.

Esta norma, que había surgido en la sociedad germánica medieval y posteriormente se extendió a toda Europa, estaba pautada por un ritual especial: la mañana que seguía a la noche de bodas el marido daba a su mujer un regalo simbólico; ésta, al recibirlo, perdía todo derecho a reclamaciones posteriores sobre las posesiones del marido, una renuncia que se hacía extensiva a los hijos de ambos.

En lengua germánica, el regalo se llamaba morgangeba, palabra formada por morgan (mañana) y geba (dar), algo así como Œregalo matinal‚, que en bajo latín se convirtió en morganaticus. Copacabana Copacabana es el nombre de un pequeño pueblo de Bolivia, situado a la orilla del lago Titicaca, en una península que se une a tierra firme ya en territorio del Perú. En este pueblo que ofrece al visitante una vista maravillosa, está situado el santuario de la Virgen de la Candelaria, también llamada Virgen de Copacabana. El nombre del pueblo pueblo proviene de la expresión quechua quta khawaña, que significa ‘mirar o contemplar el lago’. En el santuario, se venera una imagen de la Virgen de Copacabana de la cual una réplica fue enviada a Río de Janeiro a comienzos del siglo XIX. El alcalde carioca mandó entonces construir una capilla en el barrio de Sacopenapán, que desde entonces se llama Copacabana. valquiria Se llamaban así las divinidades de la mitología nórdica que en las batallas escogían los guerreros que habían de morir. Esta palabra llegó al castellano a través del francés valkyrie, que a su vez procedía del alemán Walküre, éste derivado del antiguo escandinavo valkyria. El vocablo escandinavo se formó a partir de valr (‘los sacrificados’, ‘los que han sido muertos’) y kyria (la que escoge), del germánico kuz (escoger). sofocar Sofocar a alguien es ‘ahogarlo, impidiendo la respiración’, es decir, apretar su garganta para que no pueda respirar. La palabra latina suffocare, de la cual se derivó sofocar, significaba precisamente eso: ‘ahogar’, ‘estrangular’, ‘asfixiar’, y se formó mediante el sufijo sub- (hacia abajo) y fauces (garganta), o sea que literalmente equivalía a ‘apretar la garganta hacia abajo’.

Otro derivado de fauces es ahogar, que llegó a nuestra lengua derivada del latín offocare, de significado análogo. perpetrar Significa ‘cometer o consumar un delito’, por lo menos desde mediados del siglo XIII, cuando Alfonso el Sabio escribió Las siete partidas, como vemos en este trecho de esa obra: Porque la natura humanal es mas pronta & inclinada a comenter & perpetrar delictos & crimenes que a adquerir & catar virtudes commo quier quel onbre por nuestro señor fue criado para su seruiçio para onrrar (...). Perpetrar se formó a partir del latín perpetrare, que no tenía el mismo matiz de acto delictivo. Significaba ‘cumplir una tarea completamente, hasta el final’, La palabra latina se había formado con el prefijo per(totalmente, completamente) y patro (hacer, ejecutar, cumplir, llevar cabo), como en patrare promissa (cumplir las promesas). belladona

La belladona es una planta solanácea utilizada con fines terapéuticos,  pues contiene el alcaloide atropina. Su nombre proviene del italiano bella donna (bella mujer) y muestra la  sensibilidad de los italianos en el arte de la seducción. En   una   investigación   realizada   recientemente   ­y   cuyos   resultados  fueron difundidos por la internet­ se mostraba a los consultados, todos  varones,   dos   fotografías   del   rostro   de   una   mujer   que   eran  absolutamente iguales a excepción de un pequeño detalle: en una de  las imágenes la la pupila estaba mucho más dilatada que en la otra. Se  les preguntaba cuál de las dos era más bonita.  Una   abrumadora   mayoría   escogió   la   foto   de   la   mujer   de   pupila  dilatada,   aunque   sin   percibir   conscientemente   cuál   era   la   diferencia  entre ambas.  Incontables   observaciones   registradas   desde   el   siglo   XIX   mostraron  que en estado de excitación sexual la pupila se dilata. Los encuestados  se habían sentido más atraídos por la mujer cuya sexualidad percibían  inconscientemente como más estimulada.  De   alguna   forma,   esto   lo   habían   intuido   las   mujeres   de   las   cortes  italianas de los siglos XVI al XVIII, quienes, antes de los bailes de la  nobleza, usaban la atropina de la planta para dilatar sus pupilas y lucir  así más atrayentes.  uebos

Que los huevos los ponen las gallinas es algo que cualquier niño sabe. Cuando crecen un poco, comprenden que las demás aves también los ponen, y en la adolescencia se enteran de que los huevos de las aves son el equivalente de los óvulos de las hembras de los mamíferos, sus mamás incluidas. Sin embargo, cualquier adulto medianamente letrado se espanta ante la palabra uebos, que salta a la vista con su estrafalario aspecto de falta ortográfica imperdonable. Sin embargo, el Diccionario académico nos informa que uebos es un sustantivo arcaico que significa ‘necesario’ El que sigue es un de los cinco solitarios ejemplos que aparecen del uso de esta de palabra, el más reciente de los cuales data del año 1297:

Quantos nunqa venién, éstos eran cutiano untávanlos con ello, nunqa lis era uebos buscar otra mengía.

de e

qualquier muchos cada e avién

malatía, día, mejoría,

Lo que en el español de hoy significa:

Cuántos venían en cualquier momento, por cualquier enfermedad, éstos eran cotidianos y muchos cada día untábanlos con ello y experimentaban mejoría nunca les era necesario buscar otro remedio.

El Diccionario pone como ejemplos uebos me es (me es necesario), uebos nos es (nos es necesario) y uebos auemos (tenemos necesidad), lo que indica que tanto puede ser sustantivo —como quiere el diccionario— como adjetivo. Lo difícil es entender para qué el Diccionario guarda palabras que no se usan desde hace más de siete siglos y es tan lerdo para incluir acepciones de uso cotidiano. pizza

El nombre de este plato italiano proviene del antiguo germánico bizzo, que significaba morder y bocado (cantidad de alimento que se puede tomar con una mordida). En su forma original, la pizza está formada por un pan de forma circular y achatada, cubierto con queso de tipo mozzarella, tomates y aceite de oliva. Al extenderse por Italia a lo largo del siglo XIX, algunas características del plato fueron cambiando: al llegar a Roma cambió los tomates por cebolla y aceitunas y, en la Lombardía, se enriqueció con anchoas, entre otros cambios.

A comienzos del siglo XX, la pizza cruzó el océano y llegó a Buenos Aires, donde la masa se hizo más gruesa, y a Nueva York, donde se le añadió un variado conjunto de ingredientes: rebanadas de salchichas, panceta, camarones y pedazos de ají. Sin embargo, sería sólo a mediados del siglo pasado, después de la Segunda Guerra Mundial, que el antiguo alimento napolitano conquistaría definitivamente el mundo. narcisismo Narciso era un joven de extraordinaria belleza pero que desdeñaba el amor. Cuando nació, sus padres consultaron al viejo adivino Tiresias, quien les dijo que el niño llegaría a viejo si evitase mirarse a sí mismo. Durante su adolescencia, Narciso despertó intensas pasiones en incontables ninfas y jóvenes de su edad, pero jamás se interesó por ninguna de ellas. Hasta que un día la ninfa Eco se enamoró perdidamente de él y, desesperada ante la indiferencia del amado, se retiró a la soledad y adelgazó hasta quedar convertida en una roca fría, que sigue repitiendo hasta hoy las voces que oye a su alrededor (v.

eco).

Dispuesta a vengar a Eco, la diosa Némesis, un día de mucho calor, hizo que Narciso se inclinase a beber sobre una fuente, pero cuando el joven vio su rostro tan hermoso se apasionó inmediatamente por él e inclinó su cabeza dentro de la fuente, con lo que murió ahogado en pocos minutos. Al pie de la fuente, nació más tarde una flor que los griegos llamaron nárkissos, y que llegó hasta nosotros como narciso, a través del latín narcissus. El psicoanálisis retomó la leyenda de Narciso para explicar el proceso psíquico por el cual algunas personas son incapaces de amar a otro y sólo se aman a sí mismas, lo que a veces desemboca en el amor a personas del mismo sexo. Sigmund Freud en su obra Introducción al narcisismo (1914) lo define como "el estancamiento de toda la energía de la libido en el yo". La palabra se usó primero en alemán como Narzismus (y no Narzissismus) que fue traducida al inglés inicialmente con Narcissus-like, luego narcismus y finalmente el término actual narcissism, que llegó al español como narcisismo, registrado por primera vez en la edición del DRAE de 1936. saxófono Instrumento musical de viento, de metal, con boquilla de madera y con caña; tiene varias llaves, es de invención moderna y muy usado, principalmente en bandas militares y orquestas de jazz. El fabricante de instrumentos musicales belga Antoine-Joseph-Adolphe Sax, era famoso en el mundo entero por la calidad de sus productos. Era también clarinetista, aunque estaba desconforme con el clarinete que, según él, no le permitía expresarse como deseaba. Sax buscaba un instrumento similar, pero con algunas características del óboe, hasta que en 1841 acabó inventando éste que, años más tarde, sería denominado con la combinación del nombre de su creador con el sufijo -fono, del griego phonos (voz, sonido). El nuevo instrumento llegó nueve años más tarde a España, donde inicialmente se le llamó sax-hophon. Después del entusiasmo inicial, el saxófono (o saxofón) quedó relegado al olvido por algunos años, hasta que el movimiento jazzístico norteamericano descubriera que la resonante novedad se adecuaba perfectamente al ritmo sincopado. Fue a partir de entonces que el saxófono conquistó el mundo. hermenéutica Es el arte de interpretar textos. Los griegos llamaban hermenéus a quienes oficiaban de intérpretes o traductores de cualquier lengua o explicadores de cualquier disciplina. A partir de los hermenéus se formó el adjetivo hermeneutikós (relativo a la interpretación), que en nuestra lengua dio lugar al sustantivo hermenéutica, aplicado inicialmente a interpretación de la Biblia y, en un sentido más amplio, a la interpretación del fenómeno religioso como un todo, a las teorías filosóficas del significado y a la comprensión e incluso la interpretación de los textos literarios. En los siglos XIX y XX, la hermenéutica alcanzó el estatus de sistema filosófico, merced a los trabajos de Wilhelm Dilthey, Edmund Husserl y Martin Heidegger. bancarrota

Hacia fines de la Edad Media, con el vigoroso surgimiento de la burguesía, en los más importantes centros comerciales de Europa, como Venecia y Florencia, aparecieron lugares donde la naciente clase empresarial hacía sus transacciones financieras. Los que tenían un excedente de dinero podían prestarlo a intereses a aquellos que necesitaban efectivo para adquirir mercaderías. Los comerciantes y noveles financistas llevaban a cabo esas transacciones sentados en largos bancos de madera sobre los cuales extendían sus piezas de oro. La palabra italiana banca, enseguida trasmitida al francés como banque, adquirió muy pronto el sentido de ‘mostrador del que presta dinero’ y, más tarde, empresa de transacciones de crédito. El vocablo original, empleado para denominar al simple banco de madera, es el vocablo germánico bangk, probablemente adquirido del noruego banki. En su establecimiento de crédito, la palabra italiana se extendió muy pronto a otras lenguas, no sólo romances, como el español y el portugués banco y el francés banque, sino también el alemán Bank, el inglés bank, idéntico al neerlandés y al danés.

Es claro que, tal como ocurre hoy, muchos financistas hacían mal sus cálculos y quebraban o, como decían ya los florentinos de aquella época, caían en banca rotta (bancarrota) que se repite en portugués con la misma grafía, en francés como banqueroute y en inglés, bankruptcy. esquirol Esta palabra tiene un significado curioso en nuestra lengua: se aplica con una connotación despectiva a los ‘rompehuelgas’, los trabajadores que se prestan a trabajar durante una huelga. Lo de ‘curioso’ viene dado por el hecho de que la palabra latina original sciurus, proveniente del griego skiouros, se refería al animal que conocemos como ardilla. En otras lenguas, el roedor recibió su nombre a partir su etimología grecolatina, y se llama en inglés squirrel; en portugués, esquilo; en catalán, esquirol; en francés, écureuil, y tal vez de allí provenga también el equivalente alemán Eichhörnchen. En español, en cambio, el vocablo latino fue desdeñado y prevaleció una antiquísima palabra anterior a la llegada de las legiones romanas a la Península Ibérica: harda, que el castellano antiguo compartía con el bereber, el árabe hispánico y el vasco, y que aparecía incluso en el Diccionario de Nebrija (1495):

Harda animal como liron. (LAT. scyurus.i.) Más recientemente, harda perdió la hache y se adoptó su diminutivo: ardilla. Pero todavía nos falta explicar por qué esquirol adquirió en español una denotación tan ajena a sus raíces etimológicas y a su significado en otras lenguas contemporáneas. A fines del siglo XIX, había un pueblo catalán llamado Santa María de Corcó, que contaba con una posada en la que pernoctaban los viajeros, conocida por una característica llamativa: en su vestíbulo había una ardilla (en catalán esquirol, como se dijo) que corría sin cesar en una jaula rotativa. La novedad adquirió tal fama en la región que la posada acabó por llamarse L’Esquirol y en los mapas de comienzos del siglo XIX el pueblo ya aparecía con su nombre cambiado a L’Esquirol. En las primeras décadas del siglo pasado, algunos pueblos cercanos a L’Esquirol contaban con fábricas textiles, que sufrieron huelgas en 1902, en 1908 y en 1917. En las tres ocasiones, algunos habitantes de L’Esquirol se ofrecieron para trabajar en lugar de los huelguistas, por lo que algunos los llamaron ‘rompehuelgas’ y otros, en forma no menos despectiva, esquiroles. testarudo Muchos creen que es una palabra compuesta por ‘testa’ (cabeza) y ‘rudo’ o por ‘testa’ y ‘duro’ y, de hecho, en el habla popular cubana no es raro oír ‘testaduro’. El vocablo proviene del antiguo tiesta (cabeza), más un sufijo que está presente en numerosas palabras catalanas y que parece haber sido tomado de ese idioma. Sin embargo, la historia de las palabras no siempre es simple y lineal; en realidad, raramente lo es. En la formación de testarudo cuenta también la influencia de una de las acepciones de atestar: ‘llenar una cosa hueca apretando lo que se mete en ella’, que a su vez deriva de uno de los antiguos significados de ‘tiesto’: ‘tieso, duro, inflexible’. ‘Tiesto’, que nos llegó del latín actual de ‘vasija de barro’.

testum, también tenía por entonces su significado

Y con el tiempo, tal vez por la obstinación que se puede asociar al hecho de tener que apretar lo que se mete para lograr que entre en el recipiente, ‘atestar’ pasó a significar también ‘obstinarse’, como nos indica el Diccionario Histórico de J. de Pineda (1589). En el mismo diccionario, ‘atestado’ figura como sinónimo de ‘testarudo’. La palabra fue usada por Sancho Panza, en la segunda parte del Quijote, cuando dijo:

Yo soy del linage de los Panças, que todos son testarudos, y si vna vez dizen nones, nones han de ser, aunque sean pares, a pesar de todo el mundo.

En cuanto a la palabra del bajo latín testa, fue usada en el siglo xiii por Berceo como tiesta, pero retornó a su forma original con Garcilaso (1535) y está en el origen de las palabras tête, en francés y testa en italiano y portugués. considerar Significa ‘pensar, reflexionar sobre algo con atención y cuidado’ o también ‘tratar a alguien con urbanidad y respeto’. Proviene del latín considerare, verbo que significa ‘examinar atentamente’. Palabra formada por el prefijo con- y el sustantivo sidus (estrella, como en sideral). Originalmente, significó ‘observar los astros’ en busca de agüeros y otros signos del destino, de acuerdo con las creencias astrológicas nacidas, según se cree, con los caldeos y babilonios. En aquellos tiempos, observar los astros y detenerse a pensar sobre ellos era una actividad perfectamente seria y de gran utilidad, pues se creía que permitía adelantarse a los caprichos del destino, lo que mucha gente cree aún hoy. Con el tiempo, significó asimismo ‘pensar sobre algo’ y, más tarde, ‘opinar’. El uso de considerable con el significado de ‘de gran importancia’ es bastante más reciente y se origina en la idea de algo que ‘debe ser tomado en cuenta’, ‘considerado’ debido a su gran tamaño o importancia. cubierto Además de participio pasivo del verbo cubrir, cubierto es también, según la definición del Diccionario de la Academia (1727), 'el servicio de mesa que se pone a cada uno de los que han de comer, y se compone de plato, cuchillo, cuchár, tenedor, pan y servilleta: y porque esta se pone encima de todo, se llamó cubierto´. No hay indicios de el vocablo castellano se haya originado en su equivalente francés couvert, que puede haberse formado en forma independiente según creen etimólogos hispanohablantes y francófonos, quienes coinciden en que ambas palabras proceden del latín cooperire (cubrir). ninfa (y limpio) Limpio, que ya estaba en el castellano del Poema de Mío Cid, proviene del latín limpidus, que a su vez se originó en lympha, que significaba ‘agua’, en especial ‘clara y cristalina’. Hacia 1440, se empezó a usar esta palabra latina, españolizada como linfa, para designar el ‘humor que circula por los vasos linfáticos’. En latín, lympha había significado también ‘divinidad acuática’, tomada del griego nymphé, ‘divinidad de las fuentes’,‘mujer joven’ y también ‘novia, recién casada’, y dio lugar al español ninfa. A esta misma familia de palabras pertenece el vocablo español paraninfo, que designa el lugar de una universidad donde se pronuncia el discurso de bienvenida a los nuevos estudiantes, pero que hasta el siglo XVIII era el nombre que se daba al profesor que pronunciaba ese discurso. En griego, paranynphos significaba ‘padrino de casamiento’, derivado del prefijo para- (al lado de) y nymphé como ‘novia’.

El mismo origen tiene ninfomanía, el deseo violento e insaciable en la mujer de entregarse a la cópula y ninfómana a la mujer que lo experimenta... palabras sexistas si las hay. Ambas están formadas por nymphé, en este caso 'mujer joven' y manía (locura). alharaca

En lengua árabe harakah significa ‘movimiento’, ‘agitación’, de modo que esta palabra pasó al árabe hispánico de la Edad Media con el significado de "extraordinaria demostración o expresión con que por ligero motivo se manifiesta la vehemencia de algún afecto, como de ira, queja, admiración, alegría, etc." según la definición actual del Diccionario. Y es así que la usa Amado Nervo en La lengua y la literatura (1894): Y aun así el ventero juzga que le da harto para lo que paga. Un día llega a la venta con gran estrépito,produciendo un escándalo y una alharaca inconcebibles en la modorra y el sosiego insípido y pertinaz del campo, un pobre loco de los contornos. berrinche A medida que envejecen, los cerdos machos o verracos se tornan más rebeldes y se hace más difícil controlarlos. Cuando se enojan emiten unos gritos a los que se ha dado el nombre de berridos (de verraco) palabra que dio origen a berrinche (enojo muy intenso, "especialmente el de los niños", dice el Diccionario, pero cabe suponer que también el de los cerdos).

A partir de berrinche o de los berridos, surgió en Salamanca el vocablo berretín, que denota ‘persona malhumorada’. Esta palabra cruzó el Atlántico y fue adoptada en ambas márgenes del Río de la Plata, con el significado de ‘capricho’ o ‘deseo vehemente’, pero con cierto matiz peyorativo. En los años 60 y 70, los guerrilleros tupamaros de Uruguay llamaron berretín a cierto tipo de escondrijo para armas y documentos, disimulado en las paredes o en el piso de una casa. villancico En el latín vulgar hispánico, villanus era el habitante de una casa de campo, un labriego, y más adelante pasó a designar genéricamente a todos aquellos que no eran hidalgos (Ver), a los hombres de clase baja. En cierta época, estos labriegos se llamaron villancicos o villancillos, nombres equivalentes al francés petit paysan. Las coplas navideñas que estos labriegos componían se llamaron primero `coplas de villancico´, pero en el Quijote (1605) el significado de villancico ya se había extendido, y limitado, a las propias coplas:

Olvidábaseme de decir como Grisóstomo, el difunto, fue grande hombre de componer coplas; tanto, que él hacía los villancicos para la noche del Nacimiento del Señor, y los autos para el día de Dios, que los representaban los mozos de nuestro pueblo, y todos decían que eran por el cabo.

brisca Es el nombre de un juego de naipes de origen francés en el cual cada jugador recibe tres cartas y luego se muestra otra que indica el palo de triunfo. Después se van levantando una por una de la baraja hasta el final. El nombre original del juego, en francés brisque, proviene del apellido de un pésimo actor del siglo XVII y gran jugador de brisca, que se llamaba Briscambille o Briscambulle. Esta palabra no guarda ninguna relación con el lunfardo rioplatense brisco (homosexual masculino) que, según el Diccionario lunfardo, de Gobello, alude al durazno o melocotón prisco, porque éste se abre con facilidad. enojo Proviene de enojar en la antigua lengua provenzal de Oc, que significaba ‘aburrir’ o ‘fastidiar’. La palabra provenzal se derivaba del latín vulgar inodiare, un verbo que tanto podía significar ‘inspirar odio’ como ‘inspirar asco’ y que se formó a partir de la locución latina in odio esse alicui (ser odiado por alguien). En el español de hoy, enojo denota un ‘movimiento del ánimo que suscita ira contra alguien’. Sin embargo, en lengua portuguesa el verbo inodiare siguió un camino diferente, y enojar significa en ese idioma ‘inspirar asco’ (que en portugués es nojo). escarlata Esta palabra designa a un color ‘carmesí fino’ más suave que el de la cochinilla. En la antigüedad clásica y durante la Edad Media era muy apreciada cierto paño escarlata, fabricado en Bizancio, que era utilizado por príncipes y autoridades. El español recoge el nombre de esta tela y de este color desde el siglo XIII, pero sólo aparece registrado en un diccionario en 1611, en la obra de Covarrubias, que define así la palabra: Es la color subida y fina del carmesí, o grana fina: y desta seda, o paño, se vestían los grandes Principes, y oy dia es la color del abito de los Cardenales, y de algunas potestades seglares, en quanto a la color, difiriendo en el abito y traje. El padre Guadix dize ser nombre Arabigo, corrompido de ixquerlat, que sinifica lo que hemos dicho: y corrompido escarlata: el Frances vsa del mesmo vocablo y la llama Scarlatte, según el diccionario Galico, Graeco, Latino. Tal como indica Covarrubias, la palabra procede del árabe hispánico ixquerlat, derivado de siqillat, que en el siglo VII significaba ‘tela de seda entretejida con hilos de oro’. Siqillat, por su parte, provenía del griego bizantino sigillatos (tejido de lana o lino con dibujos en forma de anillos o círculos), que a su vez tuvo origen en el latín textum sigillatum (tela sellada o marcada). A partir del siglo XIX, la medicina adoptó la palabra escarlatina para designar una ‘fiebre eruptiva caracterizada por un exantema o fuerte enrojecimiento de la piel’. estreno Los romanos solían hacer regalos de año nuevo, debido a su creencia de que esto les traería buena suerte. Los llamaban strena, palabra de origen sabino que luego sería acogida por el italiano como strenna, con el mismo significado. El vocablo llegaría al español en el siglo XIV en el sustantivo estrena, hoy estreno, con el significado de ‘dádiva o regalo’, del cual se derivó posteriormente estrenar, que inicialmente significaba ‘hacer un regalo’, pero que en la actualidad se utiliza más bien con el sentido de ‘usar algo por primera vez’ y ‘representar un espectáculo por primera vez’. Algunos puristas sugieren que, en el caso de los espectáculos, se debe dar preferencia a estrenar sobre la palabra de origen francés debutar, aunque, como acabamos de ver, la primera es tan ‘extranjera’ como la segunda, con la única diferencia de que debutar llegó más recientemente a nuestra lengua. oasis

Palabra proveniente del egipcio copto wahe (lugar fértil), que dio lugar al griego oasis, y al latín, con la misma forma y significado. Los romanos dieron ese nombre a dos lugares del desierto de Libia, Oasis Mayor y Oasis Menor, hacia donde eran enviados los criminales en la época del Imperio. La palabra griega llegó al francés con su sentido original y luego a nuestra lengua, en la segunda mitad del siglo XIX. En español, además de ‘lugar fértil en el desierto’, oasis significa una ‘tregua, descanso, refugio en las penalidades o contratiempos de la vida’. caramañola Es el nombre que se ha dado en la provincia española de León y en algunos países sudamericanos a la cantimplora de los soldados. La palabra fue adaptada del francés carmagnol o ‘soldado de la I República francesa’, así llamados porque usaban este utensilio. Estos militares eran llamados así debido a la chaqueta que vestían, conocida como carmagnole, que recordaba una prenda similar que habían vestido los jacobinos en la Revolución Francesa. La chaqueta había tomado su nombre del de la ciudad italiana de Carmagnole, situada en una región de Piamonte cuyos campesinos solían usarla como traje de ceremonia. gastronomía Hablar de manjares refinados haciendo referencia al estómago, a los intestinos o al proceso digestivo no puede ser considerado de buen gusto; normalmente tendemos a disfrutar la buena comida sin pensar demasiado en lo que sucede en el organismo después de ingerirla. Sin embargo, esto es lo que ocurre cuando hablamos de gastronomía, palabra que significa tanto ‘el arte de preparar una buena comida’ como ‘la afición a disfrutar los placeres de la buena mesa’. El vocablo se formó como derivado culto del griego gaster, gastrós (vientre, estómago) ¯que también está presente en palabras como ‘gastroenteritis’, ‘gastroenterología’ y ‘gastritis’¯ con el elemento compositivo nomos (conjunto de reglas). El etimólogo francés Albert Dauzat explica que el vocablo gastronomie surgió en esa lengua a partir de una obra publicada en 1622 con el título Gastronomie, por un poeta llamado Berchoux, de cuyo gusto literario se puede dudar, pero que al parecer era un amante de la buena comida y, según cuentan, un goloso empedernido. teatro El teatro moderno proviene de las realizaciones dramáticas de la antigua Grecia, que tuvieron su origen en las fiestas anuales del dios Dionisos, de las cuales hay documentos a partir del siglo VI a. de C. La primera obra crítica sobre literatura y teatro es la Poética (330 a. de C.) de Aristóteles, quien afirmaba que la tragedia griega se había originado en los ditirambos, que eran himnos corales en homenaje a Dionisos, en los que generalmente se contaba una historia. La tradición griega afirmaba que el director de un coro del siglo VI a. de C. habría creado el drama al separar por primera vez el personaje principal del resto del coro, con lo que abrió el camino a la entrada de otros actores y personajes. La palabra teatro llegó a nosotros a partir del latín theatrum, proveniente del griego theatron, que a su vez se derivó del verbo theasthai (mirar, observar, contemplar) aspirina Es la marca registrada por el laboratorio alemán Bayer de los comprimidos de ácido acetilsalicílico. La acción analgésica de los salicilatos ya era bien conocida a fines del siglo pasado, aunque en esa época ninguno de ellos era tan eficiente como una sustancia de la misma familia química, que se extraía de las flores de la Spirea ulmaria: el ácido acetilsalicílico. Si embargo, el producto así obtenido resultaba demasiado costoso, lo que impidió durante mucho tiempo su utilización en gran escala. Hasta que a fines del siglo pasado, un químico de la empresa alemana Bayer logró sintetizarlo al ensayar una reacción del ácido salicílico con anhidrido acético. El nuevo producto que por ser más económico se difundió

rápidamente en el mundo entero, fue bautizado como aspirina, palabra formada por el prefijo privativo a- y el nombre de Spirea ulmaria, indicando que la substancia era sin spirea, es decir, producida en forma sintética. Ya hace muchos años que caducaron los derechos de Bayer sobre el ácido acetilsalicílico y son varios los laboratorios que lo producen y, aunque Bayer sigue siendo dueña de la marca Aspirina, la palabra se usa en el lenguaje cotidiano para designar al ácido acetilsalicílico fabricado por cualquier laboratorio. En los últimos años, se descubrieron otras propiedades de la aspirina, como la de impedir la formación de coágulos y algunos investigadores creen que puede actuar incluso en la prevención de ciertos tipos de cáncer. perito Es una persona hábil o práctica en alguna materia, alguien con experiencia en un asunto, como un ‘perito forense’ o un ‘perito contable’. La palabra proviene del latín peritus, del mismo significado, formado a partir de – perior, como en experior (aprender haciendo), que en nuestra lengua dio lugar a experiencia. Pero ‘aprender haciendo’ puede acarrear algunos riesgos y, por eso, perior también dio lugar en latín a periculum (peligro). armiño El armiño es un mamífero de unos veinticinco centímetros de largo, sin contar la cola, que mide ocho centímetros, de piel muy suave y delicada, parda en verano y blanquísima en invierno, a excepción de la punta de la cola, que es siempre negra. Las elegantes damas que abrigan sus cuellos con estolas de armiño -una moda que la ecología ha tornado menos elegante que hace unos años- en general ignoran que este animal de piel tan codiciada era visto con un cierto desdén en la Alta Edad Media, cuando se le llamaba armenius mus (rata de Armenia). Aunque el armiño vive en Escandinavia y en el norte de Rusia, sus pieles llegaban al Mediterráneo por manos de los mercaderes del Medio Oriente, región de la cual el país más conocido en aquella época por los europeos era Armenia, cuyo gentilicio latino le dio el nombre al animalito, que fue así conocido en tierras remotas después de muerto, apenas por su piel y por el nombre del lugar por donde ésta pasaba al ser exportada.

Este vocablo aparece por primera vez en castellano como armino, en el verso 2749 del Cantar de la Afrenta de Corpes, en el Poema de Mío Cid:

Levaron les los mantos | e las pieles arminas mas dexan las maridas | en briales y en camisas e a las aves del monte | e a las bestias dela fiera guisa. Por muertas la[s] dexaron | sabed, que non por bivas. Corominas considera probable que el mus ponticus (rata del Mar Negro), mencionado por Plinio, sea el propio armenius mus cuyo nombre cambió en algún momento de la Edad Media, cuando en España era intenso el comercio de pieles con la región del Mar Negro. pasquín El gladiador romano Pasquino era uno de los ídolos del pueblo que presenciaba las lides del Coliseo. Muchos de sus rivales cayeron para siempre bajo la estocadas de su puñal certero y la furia de sus armas invencibles, pero se trataba de una gloria efímera que no debería resistir el paso de unos pocos años después de su muerte, de modo que el gladiador seguramente jamás llegó a soñar que su nombre perduraría a través de milenios y civilizaciones. Ocurrió, sin embargo, que a la muerte de Pasquino, el gobierno imperial erigió una estatua en su homenaje, estatua que ciertamente habría quedado olvidada en poco tiempo de no haber mediado una circunstancia

inesperada. En efecto, por alguna razón que no llegó hasta nosotros, por aquella época se hizo costumbre en fijar libelos o escritos satíricos en el pedestal de la estatua de Pasquino. Con el paso de los años, el nombre de nuestro implacable gladiador se convirtió, en italiano, en sinónimo de las sátiras al poder establecido y los escritos de contestatarios. Con el desarrollo de la prensa en la época contemporánea, la palabra italiana pasquino, que llegó al español como pasquín, pasó a designar a los diarios sensacionalistas y, generalmente, calumniosos. aceite Los árabes enseñaron al mundo los secretos de la elaboración del aceite a partir de la aceituna, el fruto del olivo. Ésta es la razón por la cual los vocablos aceite y aceituna provienen del árabe az zayt y az zaytuna, respectivamente. El aceite de oliva se obtiene por prensado en frío de las aceitunas. El producto del primer prensado se llama ‘aceite virgen’, mientras que el resto, de calidad inferior, se obtiene mediante prensados sucesivos. Después de que los árabes enseñaran a los europeos el procedimiento para la obtención del aceite de oliva, éstos idearon nuevos métodos para extraer aceites a partir de otros granos, como soja, arroz, ricino, girasol, maíz y otros. Sin embargo, el aceite de oliva, base de la dieta mediterránea, se destaca sobre todos los demás por su composición, que favorece la reducción de los niveles de colesterol de baja densidad (LDL), o colesterol ‘malo’, y aumenta los niveles del ‘buen’ colesterol, o de alta densidad (HDL). El aceite de oliva cuenta asimismo con antioxidantes naturales, como el alfa-tocoferol (vitamina E). En lengua portuguesa, el nombre azeite se reserva para el aceite de oliva, mientras que los de otro origen son denominados óleos, pero en castellano llamamos aceite no sólo a los de origen vegetal, sino también a los aceites minerales derivados del petróleo, de uso en máquinas y automóviles, que poco tienen que ver con las aceitunas. faena Con esta palabra nos referimos a las tareas, a lo que hay que hacer, a los quehaceres. También se llaman así, en tauromaquia, los distintos procedimientos que se llevan a cabo con el toro durante la lidia. En el Río de la Plata, se usa faena para referirse al sacrificio de reses para el consumo. Según autores como Oudin y Minsheu, faena fue en cierta época un término usado por marineros, lo que explica su temprano desembarque en las colonias americanas. La palabra proviene del catalán antiguo faena, que aún hoy se oye en ciertos lugares, pero bajo la forma feina. El vocablo catalán procede del latín facienda (cosas que están por hacer), y éste del latín facere (hacer, ejecutar, cumplir). payaso Uno de los personajes tradicionales de la commedia italiana era una especie de bufón, que vestía ropas estrafalarias confeccionadas con la tela burda que se usaba para recubrir los colchones de paja. Por esa razón, se le llamó pagliaccio, palabra formada a partir del italiano paglia (paja), derivado del latín paleae, palearum. En francés, en la segunda mitad del siglo XVIII se llamaba a este personaje paillasse, una antigua palabra que cinco siglos antes había significado ‘bolsa de paja’. En castellano, la palabra payaso aparece registrada en 1884 en un poema de Manuel Breton de los Herreros: Otro con importunas contorsines Cual payaso en grotesca Piensa mover del pueblo las pasiones.

pantomima

Pero ya figuraba en el Diccionario de la Academia desde la edición de 1817, como ‘el que en los volatines y fiestas semejantes hace el papel de gracioso, con ademanes, trages y gestos ridículos’ (Ortografía no actualizada).

laca La laca es un barniz duro y brillante usado inicialmente por chinos y japoneses, que está compuesto por una sustancia resinosa y transparente de color rojo originaria del norte de la India. Se forma en las ramas de ciertos árboles de esa región con la savia que segregan al ser picados por unos insectos y que se mezcla con los cuerpos de esos insectos. El insecto se llama Laccifer lacca y en el cuerpo de sus hembras abunda una sustancia resinosa de color carmesí, llamada ‘tinte de laca’, que es muy parecida a la de la cochinilla. Se llama ‘laca virgen’ al conjunto formado por la resina, los insectos que quedan incrustados en ella, el mencionado tinte de laca y toda suerte de impurezas. Después de que esta sustancia es fundida y purificada, se obtiene una resina sólida en forma de hojas delgadas que constituyen la laca comercial. El nombre de la sustancia proviene del árabe lakk, derivado del sánscrito laksa, que fue el nombre primitivo de la laca. alcahuete

Esta palabra debe su origen a una costumbre medieval árabe según la cual un señor, cuando quería conquistar a una mujer casada, le enviaba al marido un caballo de regalo con el fin de ganar su simpatía y poder así aproximarse a la mujer deseada. Lo hacía mediante un mensajero al que llamaban al-qawwad, que cabalgaba con la misión de entregar el animal al marido. No ha llegado hasta nosotros ninguna información que permita saber si tan insólita estrategia galante fue algún día adoptada por los españoles; nos consta apenas que el vocablo árabe llegó a nuestra lengua como alcahuete para designar a la persona que concierta, encubre o facilita encuentros amorosos, generalmente ilícitos. Por extensión, la palabra se usa también para designar a aquellos que sirven, voluntariamente o no, para encubrir algo que se desea ocultar. En el Río de la Plata, se llama alcahuete al que delata a sus compañeros para congraciarse con sus superiores o con las autoridades. Es palabra antigua, registrada en nuestra lengua desde 1251 y que, por cierto, ya aparecía en el Quijote, en este diálogo del capítulo XXII: Así es —replicó el galeote—; y la culpa por que le dieron esta pena es por haber sido corredor de oreja, y aun de todo el cuerpo. En efecto, quiero decir que este caballero va por alcahuete, y por tener asimesmo sus puntas y collar de hechicero. oriental Para los latinos, el verbo orior, orieris significaba ‘nacer’ y se aplicaba tanto a personas como a animales o cosas, según el uso que le daban Cicerón y Ovidio. Horacio fue quien usó este verbo para referirse a la salida del sol, vista como un nacimiento. El participio presente de este verbo oriens, orientis (nacer, naciente) se usó para denominar la región poco conocida situada al este, por estar del lado de donde sale el sol. Plinio llamó oriens hibernus y oriens aestivus al comienzo del invierno y del verano, respectivamente. Horacio llegó a usar el adjetivo oriental para referirse al punto cardinal este, pero fue sólo algunos siglos más tarde que Justiniano acuñó el vocablo

orientalis para referirse a los países asiáticos.

Actualmente se utilizan las expresiones ‘Medio Oriente’ o ‘Cercano Oriente’ para denominar la región de Asia Menor, donde están situados Israel, la nación palestina, el Líbano, Siria y Jordania. Un caso curioso es el del Uruguay, que hasta 1828 fue parte de la Argentina bajo el nombre de Provincia Oriental. Al tornarse independiente, adoptó el nombre de República Oriental del Uruguay, por estar al este del río Uruguay; sus habitantes son llamados uruguayos u ‘orientales’. viandante

Esta palabra designa a la persona que viaja a pie, pero el Diccionario registra también el significado de ‘vagabundo’, ‘aquel que pasa la mayor parte del tiempo en los caminos’. Es palabra muy antigua en nuestra lengua, al punto que existen registros desde el siglo XIII. Aparecía por cierto en el Diccionario latino-español de Nebrija (1495), definida como viator, viatoris así como también, bajo la forma viandant, en otras lenguas romances, como el occitano, portugués, italiano y catalán antiguo. Aquí tenemos el vocablo usado en las Ordenanzas de Ávila (1485): Pero que en su casa a todos los que fueren anssy estrangeros como viandante, como de la cibdad puedan dar las carnes sy quisieren o sy por condicion se lo pusieren en el dicho concejo. Una etimología popular sugiere que la palabra estaría compuesta en romance por via + andare. Sin embargo, Corominas desestima ese origen por considerar que viandante surge como derivación de las formas verbales latinas vians, viantes (caminante), participio presente del verbo latino viare. Al quedar olvidado este verbo en las nacientes lenguas romances, los hablantes habrían tendido a ver erróneamente en viantes una forma compuesta andare, por lo que corrompieron el vocablo convirtiéndolo en viandantes. macabro Proviene del francés macabre, registrada por primera vez hacia 1832, en la expresión danse macabre (baile de los muertos). El etimólogo francés J. Dubois afirma que se trata de una alteración de la expresión danse macabré (baile de los muertos), empleada inicialmente por Jean Le Fèvre en el siglo xiv para referirse a la universalidad de la muerte, un tema que dio lugar bajo ese nombre a expresiones artísticas en la literatura, en la pintura y en la escultura.. En la Edad Media, la historia de los Macabeos, hermanos hebreos que murieron heroicamente como mártires, se asoció en Francia a la idea de la muerte y el nombre de esta familia se alteró —de Machabés a macabre— por influencia de la raíz semítica qbr, que aludía a la idea del sepultamiento. Los Macabeos constituyeron una familia muy influyente en la sociedad hebrea, cuya historia se narra en el Antiguo Testamento. Llamados también ‘asmoneos’ por tener como antepasado común a Asmón, habían tomado su nombre del arameo familia. oblea

makabá (el martillo), un apodo de Judas Macabeo luego trasmitido a toda su

En latín, oblatus, -a, -um, era el participio pasivo del verbo offero (ofrecer), o sea que significaba ‘ofrecido’, ‘aquello que se ofrece’, tal como aparece en Cicerón, Salustio y Tito Livio. En francés se formó el verbo obler, que también significaba ‘ofrecer’, pero para referirse a las personas que tomaban los hábitos y donaban todos sus bienes al convento adonde iban a vivir. Y como la hostia es una ofrenda a Dios, el participio pasado de este verbo, oblée en su forma femenina, se aplicó a la delgada hoja de pan sin levadura que se usa para la confección de hostias. El diccionario de la Academia, recuerda aún que la escasa espesura del pan ácimo para hostias dio lugar a que se llamara oblea a una ‘hoja muy delgada hecha de harina y agua o de goma arábiga, cuyos trozos servían para pegar sobres, cubiertas de oficios, cartas o para poner el sello en seco’. Y esa hoja se usó también para sellar medicamentos, en un formato que muchos países se llama

oblea.

*** en cuclillas *** Estar en cuclillas es, literalmente, adoptar la postura de una gallina clueca. Hacia la segunda mitad del siglo XVI se decía en cluquillas, y antes aún, se había dicho en cloquillas, derivado de clueca, por ser ésta la posición que adopta la gallina para empollar sus huevos. El siguiente ejemplo de uso de una de las formas más antiguas pertenece a Vida del escudero Marcos Obregón (1587), de Vicente Espinel: "Tornéme a mi rinconcillo -aunque no maniatado- y púseme en cluquillas las dos manos en el rostro y los codos en las rodillas, por que no me conociese el músico, pensando en mil cosas".